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La amenaza de Trump tiene "pocas consecuencias reales"

25 de octubre de 2016

El hecho de que Trump dijera que no aceptaría el resultado de las elecciones estadounidenses apenas tiene consecuencias en la realidad. Más bien refleja su falta de conocimiento del sistema electoral, dice experto.

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Imagen: Reuters/J. Ernst

En la recta final hacia las elecciones presidenciales en EE. UU., Donald Trump volvió a recurrir a su antiguo manual de estrategias para ganar las primarias. En la carrera hacia la nominación republicana no solo se quejó repetidas veces de ser tratado injustamente por el Comité Republicano y por los medios, sino que también amenazó con no aceptar el resultado interno y llevar a cabo una campaña independiente.

En el tercero y último debate presidencial de la semana pasada, Trump llevó su cuestionamiento del proceso democrático a un nivel completamente insólito al sugerir que podría no aceptar el resultado de las elecciones presidenciales ante un posible triunfo de su rival demócrata, Hillary Clinton.

Declaraciones impropias

Bildergalerie Wahlen USA 2012
Trump solo podría objetar los resultados en algunos Estados de EE. UU.Imagen: Getty Images

Mientras Trump usó el mismo concepto de "elecciones arregladas” que empleó en las primarias, el impacto que causó su observación en la opinión pública fue esta vez mucho mayor. Los mismos republicanos se indignaron por su candidato, que parecía cuestionar el proceso democrático aun antes de haberse contado las boletas, y lo urgieron a aceptar el resultado de las urnas, sea cual fuere.

"Fue impropio decir lo que dijo y del modo en que lo dijo, en su papel de un candidato en una democracia en pos del cargo por el que se postula”, dijo Edward Foley, jurista y director del programa electoral de la Universidad de Ohio, a DW. Pero mientras el comentario de Trump fue visto en todas partes como otro punto en contra que podría alejar el interés de los votantes en una campaña presidencial ya de por sí tóxica, no tendrá casi consecuencias en lo práctico.

"No tiene sentido”

"Esto no tiene sentido, de todos modos”, dijo Benjamin Ginsberg, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad John Hopkins, en entrevista con DW. "Simplemente es como la fábula del zorro y las uvas. Creo que lo dijo sin pensarlo del todo. Si realmente dijera ‘No acepto el resultado de estas elecciones', ¿a quién le importaría?”

El cuestionamiento del resultado electoral por parte de Trump puede haber tenido algún sentido durante las primarias republicanas, subraya Ginsberg, ya que podría haber significado una amenaza si hubiera decidido hacer campaña en forma independiente, o instando a sus electores a no apoyar a ningún otro candidato más que a él mismo. Pero en la carrera presidencial es una amenaza sin sentido alguno, explica el experto. "¿Qué recursos utilizará Trump? ¿Llorar?” Según Ginsberg, objetar el resultado de las elecciones como un todo, como lo sugirió Trump, es prácticamente imposible, ya que las elecciones se desarrollan a nivel nacional.

USA | Ende der 3. Präsidentschaftsdebatte 2016 in Las Vegas
Imagen: picture-alliance/dpa/G. He

Como consecuencia, los resultados solo podrían objetarse en un Estado en particular, si el margen es demasiado estrecho. Pero aún así, eso por lo general no es necesario, explica, por su parte, Foley: "La mayoría de los Estados cuentan con el llamado "recuento automático”, que se dispara en esos casos”. El margen que dispara el recuento automático debe ser de 0.5 puntos y no requiere la intervención de los candidatos.”Pienso que las palabras de Trump reflejan una cierta falta de conocimiento del mecanismo del proceso y de su funcionamiento”, dice el jurista.

Para que la advertencia de Trump de no que no aceptará los resultados electorales tuviera alguna importancia real, el candidato repubilcano tendría que finalizar su carrera hacia la Casa Blanca con una diferencia de 270 votos del colegio electoral, necesarios para ello. Solo si la victoria depende de uno o dos Estados en los que Clinton y Trump fueran cabeza a cabeza se podría presentar un recurso legal, aseguran ambos expertos.

En las elecciones de 2000, el recuento en el decisivo Estado de Florida entre Al Gore y George W. Bush fue una excepción y no la regla. Al menos por ahora, las encuestas colocan a Clinton ganando cómodamente de modo tal que no hay motivo razonable para pensar en acciones legales. Si eso cambiara, dice Foley, Trump y Clinton tienen a su disposición a los mejores abogados para hacer frente a una disputa por el resultado electoral.

Michael Knigge (CP/ ERS)