La bolsa de plástico, ¿amenazada de extinción?
23 de mayo de 2011Publicidad
“Estamos barajando todas las opciones, también una prohibición”, asegura el comisario europeo de Medio Ambiente, Janez Potocnik. Las 500 bolsas de plástico que según sus datos usa anualmente cada uno de los habitantes del continente acaban en la basura después de su primer empleo. Esto ensucia y daña a la naturaleza, al ámbito que Potocnik se ha comprometido a proteger.
“Más plástico que plancton”
Las bolsas que se tiran sin cuidado y el viento reparte son un problema en tierra, pero mucho mayor en el mar. La basura plástica no sólo se acumula en los fondos marinos: el Consejo de Medio Ambiente de la UE ha calculado que por el Mediterráneo flotan unos 250.000 millones de partículas de plástico, que juntas pesan alrededor de 500 toneladas. Su disolución puede llegar a durar cientos de años.
“Esas partículas nos preocupan”, reconoce Heribert Wefers, de la Federación Alemana de Medio Ambiente y Protección de la Naturaleza (BUND por sus siglas en alemán), “en algunas partes de los océanos se encuentran en concentraciones mayores que las del plancton. Los peces las ingieren y sus estómagos están más llenos de plástico que de plancton, y corren el peligro de morir de hambre”.
También para las aves marinas supone esto un peligro: bien porque se enzarzan en las bolsas y mueren asfixiadas, bien porque se comen los peces cuyo interior está repleto de plástico.
Medidas y desmedidas
Las bolsas de plástico tienen otro inconveniente: se producen a partir del petróleo, y éste, como es sabido, se agota. Según BUND, el 25 % de los países del mundo están en contra de su uso y algunos, como Australia o la India, ya las han prohibido. En ciertos Estados norteamericanos, Irlanda o Bélgica las gravan con impuestos, haciéndolas más caras y menos atractivas. En China ya no se pueden regalar, y en Italia no están permitidas a no ser que sean de plástico biológico.
Sin embargo, la etiqueta ecológica engaña en este caso, dicen los activistas alemanes: muchas veces contienen estas bolsas productos igualmente nocivos para el medio ambiente y tampoco se degradan a la velocidad deseada.
Importante reutilizar
Otro punto en el que los alemanes muestran abiertamente su escepticismo es en la posibilidad de encontrar una regulación europea que sirva para todos los Estados miembros, ya que las posiciones de partida son aquí muy distantes. Alemania, con sus 65 bolsas por persona y año se encuentra, por ejemplo, muy por debajo de la media del continente, además de que se dispone aquí de un buen sistema de reciclaje.
Todo esto no significa que en tierra germana no haya nada que mejorar, advierte BUND. “Nosotros tiramos demasiadas bolsas”, dice Wefers, “si se les aplicara algún tipo de impuesto podría cambiarse tal vez esta tendencia”.
En la vuelta a utilizar reside uno de los secretos, y Wefers da un consejo: “La bolsa de algodón o la de yuta: ésas son verdaderas alternativas. Ambas son reutilizables y de un material verdaderamente ecológico. La de papel, por el contrario, no lo es tanto, porque para que sean estables han de mezclarse sustancias químicas en su fabricación”.
Autor: Marco Müller/ Luna Bolívar
Editora: Emilia Rojas
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