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La captura de Mladic: un buen día para la justicia

27 de mayo de 2011

Desagravio para los familiares de las víctimas y oportunidades para Serbia: la captura de Ratko Mladic no llega del todo tarde para cerrar un capítulo oscuro en la historia de Serbia y sus vecinos.

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Es un buen día para la Justicia y el principio de un nuevo capítulo en la historia de los Balcanes. Dieciséis años después del final de la guerra en Bosnia-Herzegovina, el arresto de Ratko Mladic supone la captura de una de las figuras claves detrás de las barbaridades perpetradas contra los musulmanes bosnios y los croatas.

La espera se extendió demasiado, pero, para los familiares y entrañables de las víctimas de la masacre de Srebrenica, estos dieciséis años han pasado como un parpadeo. Eso se debe a la intensidad del trauma dejado por ese episodio de la historia, en donde perdieron la vida más de 8.000 hombres y jóvenes.

Es ese crimen y el asedio de tres años y medio de la ciudad de Sarajevo lo que se le imputa al ex general Mladic. Con su arresto y la determinación de su culpabilidad por la vía del derecho penal internacional, se crean ahora las condiciones para desagraviar a las familias y los allegados de las víctimas.

¿A qué se debe que el presunto criminal de guerra haya podido permanecer oculto durante tantos años? En voz baja se ha dicho desde hace mucho tiempo que las autoridades serbias conocían el paradero de Mladic. Desde Sarajevo se asegura que el Gobierno de Belgrado se decidió por fin a ponerle las manos encima porque la presión de Bruselas se intensificó cada vez más.

Y es que la cooperación de Serbia con el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia siempre fue una condición importante para que el país de Europa del Este pudiera entrar a la Unión Europea. De hecho, el presidente serbio, Boris Tadic, exigió que la UE acelerara la admisión de Serbia en su seno como contraprestación por la captura de Mladic.

El partido de Tadic ha perdido el respaldo de la población y debe dar por sentado que perderá el poder en las elecciones parlamentarias que se realizarán el año que viene. De ahí que Tadic sueñe con ganar puntos puertas adentro al conseguir la aceptación de Serbia en el bloque comunitario. No obstante, el presidente también corre serios riesgos.

En 2008, tras la detención de Radovan Karadzic –un camarada de Mladic–, Serbia se vio afligida por revueltas populares. En esta oportunidad, Tadic aspira a que la entrada del país a las filas de la UE matice la indignación de muchos serbios, para quienes Mladic es un héroe nacional. Más de la mitad de la población se pronunció explícitamente en contra de su extradición.

El proceso judicial en contra de Mladic puede contribuir a cerrar el último oscuro capítulo en la historia de Serbia y sus vecinos, porque ayudaría a liberarla de mitos al arrojar luz sobre los hechos, sobre la verdad. Es por eso que éste es un buen día para Serbia y los países que la rodean. La justicia internacional puede demostrar una vez más que, sin importar el tiempo que tarde, los criminales de guerra no pueden salirse con la suya y quedar impunes.

Autora: Verica Spasovska

Editora: Emilia Rojas Sasse