La desinformación no paga
17 de marzo de 2004Silvio Berlusconi sigue creyendo que la ETA fue responsable de los sangrientos atentados de hace una semana en Madrid, según lo indicó a la prensa italiana. Pero, a estas alturas, parece ser el único que aún defiende la tesis de su colega y aliado, José María Aznar. En cambio, desde todas partes le llueven críticas al presidente del gobierno español aún en funciones, por la forma en que intentó manipular la información sobre las explosiones y atribuir el golpe a la organización terrorista vasca.
Hora de disculpas
Las denuncias del ámbito periodístico son contundentes: el gobierno del Partido Popular (PP) desplegó todos sus recursos para asegurar que la información tuviera el cariz deseado y no volviera a desatarse un debate sobre el extremismo islámico y la participación española en la guerra contra Irak, en la antesala de las elecciones. Tan lejos llegó el asunto que Aznar llamó personalmente al director de "El Periódico" para asegurar que ETA era la culpable del baño de sangre que conmocionó al país y al mundo. Una manera bastante poco sutil de hacer valer su influencia.
De poco valen ahora las disculpas, como la que indirectamente hizo llegar Madrid a la ONU, por vía de su embajador, asegurando que el gobierno estaba realmente convencido de que el atentado era obra del terrorismo vasco cuando se empeñó en que el Consejo de Seguridad condenara directamente a ETA. El daño ya está hecho. A nivel nacional, la ciudadanía reaccionó de inmediato, catapultando a Aznar y su equipo a las bancas de la oposición. La democracia es cosa seria y la gente no está como para andarse con rodeos ante los intentos de acomodar la realidad a las necesidades electorales, cuando se trata de tragedias de la magnitud de la ocurrida en Madrid.
El cuento del lobo
A nivel internacional el asunto resulta más complejo aún. No sólo la ONU cayó en la trampa informativa del gobierno español saliente, sino también los organismos de seguridad de países amigos, que dieron crédito a la versión oficial de sus socios. De acuerdo con la primera cadena de la televisión alemana, ARD, un funcionario de seguridad de alto rango habló de informaciones erróneas "más allá de lo imaginable". Basándose en los datos enviados por España, los investigadores alemanes sostuvieron hasta el sábado que probablemente no era Al Qaeda, sino ETA, la culpable de los atentados de Madrid.
Inmediatamente después de los atentados, uno de las principales pistas a seguir eran los explosivos utilizados. Las fuentes oficiales españolas indicaron que se trataba de un amterial empleado comúnmente por ETA. El sábado se informó que las bombas habían sido hechas con dinamita Goma 2 Eco, que también usa la organización vasca. Sólo el lunes, después del triunfo electoral socialista, se conoció la última versión, según la cual ETA no había usado antes ese elemento. En fin; la misma estrategia seguida con la prensa por lo visto se aplicó también a los servicios de seguridad: información fragmentaria y errónea, por no decir tendenciosa. ¿Tendrán los investigadores que aquilatar en lo sucesivo los intereses políticos que puedan subyacer a los datos que reciben de países aliados? Un pésimo precedente para los esfuerzos europeos de enfrentar unidos una amenaza del calibre del terrorismo internacional, aunque Berlusconi no quiera enterarse aún de lo ocurrido.