“La desregulación no trae empleo
23 de julio de 2014Pascal Lamy, excomisario de Comercio de la UE y exdirector de la OIT; Víctor Báez, secretario general de la Confederación Sindical de las Américas (CSA) y Tabaré Vázquez, expresidente y candidato a un nuevo periodo presidencial en Uruguay, dialogaron sobre las alternativas a los proyectos neoliberales, expresadas en los gobiernos de izquierda en América Latina.
Simone Reperger, la representante de FES en Uruguay, destacó que es importante preguntarse si el foco temático de la década de gobiernos progresistas en América Latina es un paréntesis en la serie de gobiernos conservadores o una verdadera continuidad. Agregó que “la transformación clave de los gobiernos progresistas” fue ofrecer trabajo decente. ¿Cuáles fueron los logros hacia un mejor trabajo? ¿Cuáles son los problemas no resueltos, por ejemplo la desocupación juvenil? ¿Cómo detener la precarización laboral?
“Sindicatos, alternativa a la hegemonía liberal”
Para Víctor Báez, los sindicatos proponen una “clara alternativa a la hegemonía neoliberal”. Agregó que los empresarios y sectores de algunos Gobiernos “quieren hacer creer que bajando estándares se obtiene más empleo”. El Gobierno del Frente Amplio en Uruguay, por el contrario, “ha vuelto a regular, demostrando que pagando más y fomentando la negociación colectiva se beneficia a los trabajadores, pero también a los empresarios, porque refuerza el mercado interno”. Para Báez, los éxitos obtenidos con el salario mínimo, la negociación colectiva y la libertad sindical demuestran que “la política neoliberal es una falacia”.
Pascal Lamy, por su parte, destacó que si bien el sistema social europeo sigue siendo muy bueno, se ve confrontado también con diversos desafíos: el desarrollo demográfico, la inmigración y la falta de crecimiento. También subrayó los efectos negativos de la alta deuda pública en Europa, que es en promedio de “el 120 por ciento del PIB, lo que se traduce en menos gasto público, menos inversión y profundización de la crisis”. Destacó asimismo que la austeridad ha significado en España e Italia una considerable reducción de los gastos sociales. Para Lamy, “lo peor en Europa es la desocupación juvenil, por ejemplo en Francia, España e Italia. Esa es la mayor amenaza”.
“Flexibilizar el empleo no es la solución”
En cuanto al tema del desempleo de mujeres y jóvenes, Báez subrayó que la salida es la creación de empleos. “Flexibilizar el empleo no es la solución. Aprendizaje y formación sí, flexibilización no”, destacó. Agregó que son necesarios además “bancos de desarrollo que incentiven la creación de empresas pequeñas y medianas, porque son las que mayor empleo crean. Gobiernos de izquierda tienen sensibilidad social. Sectores conservadores que detentan el poder a nivel mundial no quieren que gobiernos de izquierda tengan éxito. Lo mismo sucede en los ataques a la OIT”, dijo el líder sindical.
Acuerdos internacionales y políticas nacionales
En relación con el tema de los pro y contra de los acuerdos comerciales internacionales, Pascal Lamy llamó la atención sobre que “la economía mundial se ha transformado por completo en los últimos 20 a 30 años. El comercio internacional hoy es en dos tercios parte de una cadena de producción de valor”. Agregó que eso no va a cambiar: “La globalización es interdependencia y continuará, la integración seguirá”. El problema es, acotó, que las sociedades siguen siendo diferentes: “¿Cómo conciliar la integración con sistemas sociales diferentes? Salud, derechos sociales, medio ambiente: ¿cómo conciliar diversos estándares?” Para Lamy se trata de “cuestiones políticamente muy sensibles, que exigen una accionar coordinado de los sindicatos”.
La experiencia de Uruguay
Para Tabaré Vázquez, la experiencia uruguaya demuestra que un proyecto alternativo es una verdadera opción al neoliberal. “En las relaciones laborales lo frecuente es hablar del trabajo digno. Sin embargo, en 1999, Somavía, director de la OIT, lanzó el reto del trabajo decente. El trabajo decente se compone de cuatro elementos: empleo e ingresos suficientes, protección social, derechos fundamentales y diálogo social”, recordó Vázquez Y agregó: “Eso es algo muy diferente a las políticas que pretenden desregular para generar empleo. Ciertos enfoques liberales de política laboral aducen que las normas laborales son un obstáculo para la inserción laboral, porque los costos de contratación son muy altos”.
En el Uruguay, resaltó, sucedió todo lo contrario: “con una política social y regulatoria de las relaciones laborales aumentaron el PIB, la ocupación, la productividad y el salario real”. Ello se debió, según Vázquez, a “una reforma laboral basada en el diálogo, que incluyó a los trabajadores rurales y domésticos y que subrayó la importancia de subsidios por desempleo, asignaciones familiares, jubilaciones y seguridad laboral”. Hizo hincapié, sin embargo, en que continúa habiendo desafíos. Uno de los principales es la problemática de género, ya que en el país las mujeres ganan menos que los hombres y tienen menos acceso a cargos de dirección. Para ello exigió una reformulación de los roles en la familia. Otro de los desafíos es el desempleo juvenil, agregó. En la lucha contra el desempleo de los jóvenes, “la formalidad y la compatibilización de estudios y trabajo son esenciales”.