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La disposición a vacunarse en la Unión Europea varía

Daniel Heinrich
14 de enero de 2021

En Europa ya se está vacunando contra el coronavirus desde diciembre. La disposición a vacunarse va desde el pragmatismo al escepticismo. Así lo demuestra esta mirada a algunos países europeos.

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Símbolo de la vacunación en la Unión Europea.
Imagen: Fleig/Eibner-Pressefoto/imago images

El escepticismo es la palabra del momento: varias encuestas muestran que solo el 40% de los franceses estarían dispuestos a vacunarse. Según la oposición y las principales asociaciones de médicos, el fracaso de la campaña de vacunación del Gobierno francés está empeorando la situación: mientras que en Alemania hubo más de 200.000 vacunaciones en la primera semana después del comienzo de la campaña, en Francia solo hubo unos pocos miles. Aún no se pueden proporcionar cifras exactas porque no existen todavía encuestas oficiales ni centros de vacunación en todo el país. Además, hay un caos de comunicación. La campaña de vacunación del Gobierno inicialmente planeaba vacunar a los ancianos de las residencias y a los mayores entre el personal en enero y febrero. Tras las críticas masivas, se ha incluido, por ejemplo, a las personas mayores de 75 años que no viven en residencias de ancianos, así como al resto del personal sanitario.

Cartel de Alerta naranja por coronavirus para Gran Bretaña.
Cartel de Alerta naranja por coronavirus para Gran Bretaña.Imagen: Tolga Akmen/Getty Images/AFP

Gran Bretaña

En realidad, los británicos están entre los que menos dudas tienen sobre la vacuna contra el coronavirus: dos tercios de la población, según las encuestas, quieren vacunarse. Los tabloides, incluso, declararon el 8 de diciembre como el "Día V". La "V" significa vacunación, ya que la vacuna de BioNTech-Pfizer fue oficialmente administrada ese día por primera vez. Pero es precisamente contra esta vacuna que la resistencia está creciendo en algunos sectores. El diario The Guardian informó a principios de esta semana sobre varios casos de personas que no querían ser vacunadas con el producto germano-estadounidense, sino que esperaban la versión "inglesa". En referencia a la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y la compañía sueco-británica AstraZeneca, que ya se empezó a aplicar en el país. Esta aún no ha sido aprobada en la UE.

La doctora Filomena Licciardi se alegra de haber sido vacunada con la vacuna de Pfizer-BioNTech en Italia.
La doctora Filomena Licciardi se alegra de haber sido vacunada con la vacuna de Pfizer-BioNTech en Italia.Imagen: Ciro De Luca/REUTERS

Italia

Con crisis de gobierno y todo, el país está haciendo un gran esfuerzo en la vacunación. Solo dos semanas después de que los estados miembros de la UE comenzaran con la vacunación, Italia ya había vacunado a 718.797 personas, más que ningún otro país de la UE. Para febrero, 1.500 centros de vacunación estarán funcionando en todo el país. No hay grandes preocupaciones de la gente. A pesar de que los antivacunas del movimiento "No Vax" difunden todo tipo de información falsa sobre las vacunas, especialmente a través de las redes sociales, la campaña del gobierno italiano tiene efecto. Según un estudio del Grupo Kantar, una de las mayores empresas de investigación de mercado del mundo, casi el 70% de la población quiere ahora vacunarse.

Inicio de vacunación en Austria.
Imagen: Hans Punz/ REUTERS

Austria

Una anciana es vacunada en Suecia.
Una anciana es vacunada en Suecia.Imagen: Stefan Jerrevång/TT/picture alliance

Allí, según una encuesta de la Universidad de Viena, casi la mitad de la población estaba dispuesta a ser vacunada hasta otoño. Ahora, la cifra de los que se vacunarían bajó a alrededor de un tercio. Pero el número de los que "definitivamente" quieren ser vacunados es, incluso, solo el 17%. Una vacunación obligatoria, como había sido propuesta en Alemania por el primer ministro bávaro Markus Söder, es rechazada por el Gobierno de Viena. Sin embargo, en los estados de Estiria y Alta Austria, esto está siendo considerado. En el trasfondo del debate también está la lentitud en las pruebas masivas gratuitas, en los que participaron muchas menos personas de las que se esperaban. El canciller Sebastian Kurz había anunciado recientemente de manera publicitaria que casi un millón de dosis de vacunas estarían disponibles ya en enero. Las comisiones de vacunación de los distintos estados federales deben ahora concretar este plan.

Suecia

Una mala experiencia del pasado tiene a los suecos muy preocupados. En 2009, cuando se extendía la gripe porcina, cinco millones de personas, aproximadamente la mitad de la población, se vacunaron contra esta. Se administró el ingrediente activo Pandemrix de la compañía farmacéutica británica GlaxoSmithKline. La campaña de vacunación resultó ser un desastre: especialmente muchos niños y jóvenes menores de 30 años no toleraron la inyección. Alrededor de 500 de ellos desarrollaron narcolepsia, un trastorno nervioso crónico del sueño. Las grandes preocupaciones se ven en las cifras: según una reciente encuesta del renombrado instituto de investigación de opinión Novus, de Estocolmo, casi el 60% de los suecos tienen muchas dudas sobre la vacuna o no quieren vacunarse en absoluto.

Una mujer es vacunada en Valencia, España.
Vacunación en Valencia, España.Imagen: Borja Abargues/NurPhoto/Getty Images

España

España es uno de los países europeos más afectados por la pandemia. Hasta ahora se han detectado más de 2,2 millones de infecciones en todo el país. Por eso, la población española se muestra positiva ante la vacuna contra el COVID-19. Según un reciente estudio de la Fundación Pública para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), casi el 70% de los españoles quiere vacunarse. En general, la gente tiene allí una visión pragmática de las vacunas, y la tasa de vacunación estándar es una de las más altas del mundo. Según las estadísticas de la OCDE, alrededor del 55% de los españoles mayores de 65 años se vacunan cada año contra la gripe. El país está adoptando un enfoque especial para los ciudadanos que no quieren ser vacunados contra el coronavirus. Estos se registrarán y, según el ministro de Salud, Salvador Illa, ese registro no estará abierto al público. Sin embargo, los datos se pondrán a disposición de los socios europeos.

(ct/cp)