La revolución solar
13 de septiembre de 2011El profesor Eicke Weber, del Instituto Fraunhofer de Sistema de Energía Solar de Friburgo, explica a DW-WORLD cómo progresan los estudios sobre la energía solar y cómo eso puede cambiar al planeta en el futuro cercano. El Fraunhoferinstitut, fundado en 1981, tiene más de 800 empleados y es líder mundial en la investigación de la energía solar.
Señor Weber, ¿en qué pie está actualmente la energía solar?
En la energía fotovoltaica está la clave para una mayor eficiencia y menores costos. En ambos aspectos hay avances importantes. Con las celdas solares de silicio hemos incrementado entre un 16 y un 20% la eficiencia. Y el costo de instalar el sistema fotovoltaico se encuentra en Alemania cerca de 2,5 euros por vatio. Si convertimos el precio, nos da que un kilovatio-hora de electricidad cuesta unos 20 centavos de euro. Y en regiones soleadas como el norte de África o el sur de California, en Estados Unidos, el costo se acerca a los 10 centavos de euro por kilovatio. Entonces la cosa se pone económicamente interesante.
¿Cuáles son las perspectivas para el 2020?
Desde 1980 la energía fotovoltaica sigue una curva según la cual cada vez que se duplica la capacidad mundial instalada de producción, los costos y los precios disminuyen alrededor de un 20%. Y para el 2020 esperamos que el total global instalado no se multiplique por dos, sino por 4 o más. Eso significa que veremos una reducción importante en los precios.
Esperamos que para el año 2020 la electricidad proveniente de la producción solar tendrá un costo de 12,15 centavos de euro por kilovatio en Alemania y unos 5 o 6 centavos de euro en las regiones más soleadas. Y esos precios son del todo equiparables con lo que cuesta generar electricidad a partir de energías fósiles o la nuclear.
Con todos estos avances, la investigación energética ha cambiado completamente, ¿no?
Tengo un buen ejemplo. Esto ya lo hemos visto antes. En 1850 un tercio del producto nacional bruto de los Estados Unidos se generaba con la producción de aceite de ballena, que era el único combustible líquido y era importantísimo para la iluminación de las casas. Diez años más tarde esa rama de la industria desapareció por completo porque se había descubierto el petróleo. Y algo similar veo ahora con el tema de las energías. En 30 o 40 años más, nuestros hijos y nietos dirán "Dios mío, por qué fueron tan estúpidos y se dedicaron sólo a quemar petróleo".
Esta es una revolución en la industria energética. ¿Cómo reaccionan los productores de energía fósil o atómica frente a este desarrollo?
Creo que la industria aún no comprende este desarrollo. Obviamente todas las grandes empresas dicen que desean promover las energías renovables y todo eso. Pero si nos fijamos bien en qué es lo que hacen concretamente al respecto, construyen gustosos nuevas plantas de energía nuclear y grandes centrales a carbón y petróleo. Y cuando se trata de energía eólica, sólo quieren construir grandes parques eólicos en el mar, pues también eso es interesante para las grandes corporaciones.
En otras palabras, ninguno de los grandes proveedores de energía ha desarrollado un modelo de negocio como se puede hacer con la moderna energía solar y eólica. Y creo que eso es muy absurdo y triste, porque en realidad los productores de energía ganarían suficiente dinero si se enfocaran en las celdas solares, por ejemplo. Pero no lo hacen porque podría destruir su negocio actual con mucha rapidez. Los consorcios energéticos no tienen la visión para entender que siguen vendiendo aceite de ballena.
Hay un auge de la energía fotovoltaica en Europa y ahora también en Asia. ¿Cómo son las tendencias en otros lugares del mundo?
El primer país en Asia, y se puede discutir al respecto, es China. Hace ya muchos años China entendió que la energía solar es una importante energía del futuro. El gobierno ha apoyado la construcción estratégica de fábricas de paneles solares. Pero al mismo tiempo, el régimen no ha hecho mucho para la instalación de sistemas fotovoltaicos en el país. Y por eso mismo la mayoría de la producción china se exporta a Alemania o Europa. Ahora lentamente empiezan a girar el timón y la energía solar experimenta un crecimiento masivo en China. Eso es alentador.
El desarrollo en India también es muy interesante. El gobierno quiere instalar cerca de 20 gigavatios de energía solar de acá al 2020. En todo caso, todavía no veo cómo se llevará eso a cabo. En el resto del mundo se ha hecho muy poco hasta el momento. Sin embargo, yo creo que con los futuros precios de cinco centavos de euro por kilovatio-hora en los países con mayores posibilidades solares la situación cambiará y la energía solar se convertirá en algo económicamente viable y eso acelerará el pulso del mercado. Pero falta un poco para eso. Digamos que el 2020 es una buena fecha.
¿Eso significa, entonces, que la energía solar seguirá jugando un papel menor en África y América Latina?
Empieza a marchar. Cuán rápido… no sé, me es difícil de determinar. Si ya están avanzando, si lo hará a partir del 2015 o del 2020, eso es muy complicado de decir. Pero estoy seguro que para el 2020 tendremos ahí mercados muy activos.
Alemania es considerado un país pionero en las energías renovables, y ahora ha acordado cerrar las plantas de energía nuclear. ¿Qué puede aprender el mundo de Alemania?
Creo que ese es realmente un aspecto importante. El que en Alemania estemos bajándonos de la energía nuclear no cambia en casi nada el riesgo nuclear global. Existen más de 400 plantas de energía nuclear en el mundo. El que nosotros cambiemos no aporta mucho, por ejemplo, a la disminución de las emisiones de CO2 a nivel mundial. Eso es en lo práctico, pero el ejemplo es otro. Pero si demostramos que una sociedad altamente industrializada como la alemana puede convertirse en dirección a las energías renovables, renunciando a la energía nuclear y dependiendo cada vez menos del carbón, eso es importantísimo.
Autor: Gero Rueter / Diego Zúñiga
Editor: Emilia Rojas