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La estrategia de China hacia los ataques de los hutíes

26 de enero de 2024

Pekín habló con firmeza y claridad sobre los ataques hutíes en el mar Rojo. Aunque los barcos chinos no están siendo atacados, el aumento de los costos está pesando sobre su ya débil crecimiento nacional.

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Milicias hutíes secuestran el buque "Galaxy Leader".
Milicias hutíes secuestran el buque "Galaxy Leader". (Noviembre de 2023).Imagen: Houthi Media Centre/AFP

Según la agencia de noticias Reuters, un funcionario del gobierno de Pekín habría pedido claramente a Irán que detuviera los ataques de la milicia hutí a la navegación en el mar Rojo.

"Si se violan de alguna manera nuestros intereses, eso afectará a nuestros negocios con Teherán", dijo Reuters citando a una fuente anónima en los círculos del gobierno chino.

"Pedimos el fin de las amenazas contra los buques civiles para mantener el flujo de las cadenas de producción, suministro globales y el orden comercial internacional", dijo la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning. La máxima prioridad es poner fin a la guerra en la Franja de Gaza lo más rápido posible.

China se abstiene de involucrarse militarmente. A cambio, los buques mercantes chinos navegan seguros a través del mar Rojo. Así lo confirmó a la agencia DPA un portavoz de la milicia hutí en Yemen. La razón: los barcos de China no hacen escala en los puertos del "enemigo Israel”.

Deterioro de la economía

Aunque los hutíes no ataquen los barcos chinos, la producción nacional se resiente a miles de kilómetros, porque gran parte de las exportaciones chinas son gestionadas por navieras extranjeras, y alrededor del 60 por ciento de todas las exportaciones chinas a Europa se transportan a través del mar Rojo y el Canal de Suez, según el grupo de expertos Middle East Institute.

Los barcos chinos también deben entonces tomar la ruta alternativa en el extremo sur de África con los correspondientes retrasos. Esto afectaría la disponibilidad global de contenedores y aumentaría sus costos.

Johann Fuhrmann, director de la sede de la Fundación Konrad Adenauer en Pekín, dijo en entrevista con DW: "En términos de cadenas de suministro y comercio global, Pekín se enfrenta a enormes desafíos. No sólo se prolonga la ruta alrededor del Cabo de Buena Esperanza, sino que los precios de los contenedores también aumentan rápidamente. Todo esto llega en un momento en el que China depende mucho de las exportaciones".

Barco de carga en alta mar.
El carguero Galaxy Leader, secuestrado por las milicias hutíes.Imagen: AFP via Getty Images

China está obligada a apostar por la exportación, porque los negocios inmobiliarios caen en picada. Además China depende del suministro energético de Oriente Medio y África, explica a DW la experta en China Nora Kürzdörfer, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales en Hamburgo (GIGA).

Desde los primeros ataques de los rebeldes hutíes a buques de carga, en diciembre, los costos de envío de un contenedor estándar desde China a Europa se han más que duplicado, llegando a alrededor de los 7.000 dólares.

China no quiere interferir

Para no poner en peligro sus intereses económicos y diplomáticos en la región, China apuesta por una política de no injerencia, afirma Kürzdörfer. Pero el país asiático señala constantemente a Estados Unidos como corresponsable de la inestabilidad, lo que "fortalece las asociaciones con socios y aliados locales como Irán".

En general, el objetivo político de Pekín es consolidarse como una nueva fuerza reguladora en la región, afirma Fuhrmann. Al mismo tiempo, enfatiza la soberanía de otros estados: "Pekín ha dicho que el despliegue de Estados Unidos y sus aliados es desestabilizador, no sólo en Yemen, sino en toda la región".

A finales de noviembre, el gobierno chino publicó un documento sobre la guerra en Gaza. En él pide "un alto el fuego general y el fin de los combates", "una protección efectiva de los civiles" y ayuda humanitaria para el pueblo de Gaza. No mencionó el ataque perpetrado por el grupo militante islamista Hamás contra Israel el 7 de octubre, que causó alrededor de 1.200 muertos y secuestró a más de 240 personas. A diferencia de Alemania, la UE y EE. UU., China no ha clasificado a Hamás como "organización terrorista".

"En este sentido, cabe destacar que Israel tiene, en general, buenas relaciones con China, pero, al mismo tiempo, es percibido allí como un aliado de Estados Unidos”, señala Fuhrmann. Kurzdörfer comparte esta opinión y añade que "China también aboga por un rápido fin de la guerra en Gaza para evitar una mayor escalada de la situación en el mar Rojo".

"Pekín tiene, comparativamente, poca experiencia militar operativa en el extranjero y probablemente por eso sea cauteloso”, subraya Fuhrmann. "En cambio, prefiere observar desde la distancia a otros estados, cumpliendo sus compromisos militares y luego criticarlos. Sin embargo, queda por ver si este cálculo se mantendrá a largo plazo", cuestiona.

(rmr/cp)