La estrella que llevaba a la muerte
2 de septiembre de 2016En Alemania, los judíos habían sido excluidos cada vez más de la vida social con las leyes de Núremberg de 1935. Incluso se detallaba meticulosamente quién se consideraba judío pleno, medio judío, judío mestizo de primer grado, de segundo grado, etc.
"Hacer visibles a los enemigos interiores"
Ya antes de la guerra, Reinhard Heydrich, jefe de la Oficina Principal de Seguridad del Reich, había estado reflexionando sobre cómo "hacer visibles para todos" a los "enemigos internos" de Alemania. Tras la "Noche de los cristales rotos', en la que fueron atacadas sinagogas y negocios judíos en toda Alemania, en noviembre de 1938, Heydrich escribió: "Facilitaría mucho las cosas si cada judío definido por las Leyes de Núremberg llevara cierto tipo de insignia". Lo único que facilitó fue la localización de los judíos y su posterior traslado a campos de concentración. Y no sólo en Alemania.
Al comienzo de la guerra, en septiembre de 1939, los judíos de la ocupada Polonia fueron obligados a llevar un brazalete blanco con una estrella, azul en ese momento. Con la ocupación de cada vez más países, los nazis introdujeron este macabro etiquetado obligatorio en más países.
Las dudas iniciales de Hitler
Antes de la guerra el régimen lo había rechazado. Incluso Adolf Hitler dejó entrever sus tácticos titubeos en 1937 al decir ante funcionarios de su partido: "Se sopesa desde hace dos o tres años el problema de las insignias de identificación y un día u otro puede ser llevado a cabo (…). Aquí hay que tener olfato para saber qué puedo hacer y qué no se puede hacer". Temía una enérgica reacción internacional. Pero la guerra acabó con estas inhibiciones.
En 1941 el ministro de Propaganda, Josef Goebbels, propone de nuevo la idea y Hitler da en agosto su permiso. El 1 de septiembre de ese año entró en vigor el nuevo y detallista Reglamento de Policía: "La estrella de seis puntas, del tamaño de una mano y hecha de tela amarilla con la inscripción en negro 'judío' deberá ser visible portándose cosido a la izquierda del pecho". Quedaba para los judíos "prohibido aparecer en público sin mostrar la estrella judía". Quien la tapara se enfrentaba a las represalias de la Gestapo, que incluso revisaba meticulosamente el desgaste del tejido.
Aislamiento, discriminación, control
Las víctimas estaban desesperadas. Si bien el autor Victor Klemperer provenía de una familia judía, se convirtió al protestantismo antes de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, para los nazis siguió siendo judío. En 1935 había perdido su cátedra en Dresde y ahora debía llevar la estrella. En sus famosos diarios escribió: "Ayer, mientras Eva cosía, me invadió una frenética desesperación. También Eva perdió los nervios. […] Estoy destrozado, no encuentro consuelo".
La superviviente del Holocausto Inge Deutschkron recordaba, en 2013 en una conmemoración en el Bundestag: "La mayoría de los alemanes que me encontraba en las calles de Berlín apartaba la vista cuando se daban cuenta que llevaba la estrella, o me clavaban la mirada o se apartaban […] Sin duda, la estrella creaba un aislamiento discriminatorio para nosotros". Aislamiento y discriminación, pero también control.
Antesala del Holocausto
La marca de identificación fue sólo la preparación para lo que los nazis llamaron la "solución final" de la "cuestión judía": la extinción. Además de portar la estrella, a los judíos no se les permitía salir de sus distritos residenciales sin permiso policial.
No es casualidad que la deportación a los campos de exterminio empezara sólo un mes más tarde, en octubre de 1941. Victor Klemperer y Inge Deutschkron sobrevivieron. Otros millones de personas, no.