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La Habana ante la cumbre

José Antonio Gayarre (desde La Habana)10 de septiembre de 2006

Los cubanos se preparan para recibir la XIV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (NOAL).

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Imagen: AP


A un día escaso de convertirse en el centro de atención del Tercer Mundo, la intensa vida de las calles de La Habana continúa como si nada sucediese. Pero la ciudad engalana sus calles, la presencia policial aumenta día a día, y los medios avisan de nuevas medidas de orden público para los próximos días anunciando un acontecimiento.

Más de 3000 delegados de los 116 miembros ya han comenzado a ocupar los lujosos hoteles y asistirán el lunes en la capital cubana a la XIV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (NOAL). En la cita, se debatirán estrategias para ganar importancia en el terreno internacional, buscando tanto la reestructuración de las instituciones políticas como un nuevo orden económico mundial.

Caribeña e impasible espera

A pie de calle, el cubano no parece concederle importancia a las conclusiones que puedan salir de la cumbre. Sin embargo, con impasibilidad caribeña, sí que espera una señal de cambio dentro de sus fronteras. Bien sea de transición, o de continuidad del régimen.

Y es que para el cubano no es fácil sobrevivir en la isla y tiene otras preocupaciones. La economía nacional, la socialista del peso cubano y la libreta de abastecimiento, no alcanza para bienes de primera necesidad. Tan sólo el mínimo está garantizado, además de unas prestaciones sanitarias y educacionales ejemplares en todo el mundo.

Pero para subir en el estatus social, es necesario recurrir a la segunda economía: la capitalista del “peso conveltible”, como dicen por las calles en su encantador acento. Esta divisa que trae el turista es la única con que pueden aspirar sutilmente al derecho a la propiedad privada.

Toque de silencio

Sobre todo la palabra incertidumbre podría describir el aroma que se respira en la mayor isla de las antillas. Apostados en el famoso malecón de la capital, “fidelistas” y “aprovechados del régimen” miran tierra adentro buscando la continuidad del ideal revolucionario. Mientras tanto, otros giran la cabeza rumbo a Miami con la esperanza de que llegue un nuevo sistema.

La presencia policial en las esquinas y los Comités de Defensa de la Revolución velan por el silencio del pueblo en la calle. Nadie quiere hablar de puertas afuera del final del “caballo”, apodo de Fidel en algunos círculos no ofíciales.

Y la ley de acoso al turista se encarga de impedir el contacto del ciudadano con el extranjero. Su incumplimiento está sancionado con penas de prisión por una mera conversación callejera al tiempo de compartir un trago.

¿Esperando a Fidel?

Mientras, una vez asegurado el silencio del ciudadano, los medios oficiales no callan y ya preparan el terreno para otro gran triunfo de la Revolución Cubana en el encuentro del NOAL. Los titulares del Granma y Radio Revolución anuncian constantemente el excelente aparato logístico preparado para delegados y observadores, información además adornada con las aberraciones del “Plan Bush” contra el Gobierno Revolucionario cubano.

Y muchos esperan una reaparición del comandante en la cumbre. Y tanto las visitas de Chávez, como la de Evo Morales sirven a los diarios y radios oficiales para promulgar su recuperación satisfactoria.

Así, la presencia del gran estadista en la cumbre podría incluso reactivar el movimiento del NOAL. Para Cuba, todo un honor como anfitriona, y para Fidel, una “hazaña heroica” más de su casi cincuentenaria revolución. Sin embargo, al cubano no le sirve solucionar la pobreza en el mundo, enviar médicos al extranjero o preparar un programa educativo para que los niños de otros países aprendan a leer o escribir en tres meses. Más esperanzas tiene puestas una solución dentro de sus fronteras.