La Love Parade terminó ayer en un baño de sangre. 19 personas murieron y centenares resultaron heridas cuando se desató el pánico masivo en un túnel, que era el único acceso al recinto del festival. Alemania está consternada y se pregunta cómo pudo ocurrir algo así. Hoy impera un sentimiento de rabia y dolor, en medio de duras críticas a los organizadores por las aparentes deficiencias del concepto de seguridad en Duisburgo.