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La luna de hiel de Maduro y Trump

21 de abril de 2017

El presidente de Venezuela ayudó a financiar la ceremonia de investidura de su homólogo estadounidense. Hoy lo acusa de querer derrocarlo. ¿Qué tipo de relación tienen Nicolás Maduro y Donald Trump?

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CITGO Erdölraffinerie
Imagen: Getty Images

El 22 de diciembre de 2016, Citgo Petroleum –filial de la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) con sede en Houston– donó 500.000 dólares para contribuir con el financiamiento de la ceremonia de juramentación de Donald Trump. Así lo informó este martes (18.4.2017) la Comisión Federal Electoral de Estados Unidos. El 20 de enero de 2017, el empresario neoyorkino se convirtió en el nuevo ocupante de la Casa Blanca. Hoy, apenas cuatro meses más tarde, el "hombre fuerte” de Caracas, Nicolás Maduro, acusa a Washington de intentar derrocarlo y embarga los bienes de la empresa estadounidense General Motors en territorio venezolano.

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¿Qué es más desconcertante, la rapidez con que se agrió la relación entre Maduro y Trump o el hecho de que el mandatario venezolano haya invertido tanta energía en el acercamiento? Después de todo, medio millón de dólares no es una bagatela para una empresa al borde de la bancarrota como PDVSA. "Cuando leí lo de la donación de Citgo no lo podía creer; pero ya antes de eso me había extrañado que Maduro felicitara a Trump cuando asumió el poder, diciendo que ningún presidente estadounidense iba a ser peor que Barack Obama…”, comenta Claudia Zilla, de la Fundación Ciencia y Política (SWP), de Berlín.

¿Guerra de tuits en puertas?

"Maduro parecía creer que su vínculo con la Casa Blanca iba a ser mejor a partir de 2017”, acota la politóloga. A juicio del economista Alejandro Márquez Velázquez, de la Universidad Libre de Berlín, la donación de Citgo puede interpretarse como la forma que el Ejecutivo venezolano halló de congraciarse con el estadounidense y persuadirlo de no inmiscuirse directamente en el conflicto interno venezolano. De ser así, todo apunta a que la estrategia de Caracas fracasó. Trump no tenía ni un mes en la jefatura del Gobierno cuando recurrió a Twitter para pedir la liberación inmediata del dirigente opositor venezolano Leopoldo López (16.2.2017).

El 6 de abril, el jefe del Comando Sur de Estados Unidos aludió a la inevitabilidad de una "respuesta regional” si la crisis venezolana empeoraba y el 18, un comunicado del Departamento de Estado fue interpretado por el establishment chavista como un plan para "generar violencia y caos” en Caracas. ¿Es posible que estas fricciones propicien un intercambio más directo y belicoso entre Maduro y Trump? Más de un antichavista sueña con que la impulsividad achacada a Trump lo lleve a tomar decisiones drásticas para sacar a Venezuela del atolladero, como la invasión militar que tumbó al dictador panameño Manuel Noriega en 1989.

Trump, opaco trasfondo

¿Puede el impasse bilateral llegar a ese punto? "Trump ha dado sorpresas: Estados Unidos está mucho menos ensimismado y mucho más involucrado en la política internacional de lo que prometió su eslogan ‘America first!’,” recuerda Zilla. "Aunque el chavismo ya habla de una intromisión del ‘imperio' en los asuntos internos de Venezuela, desde Caracas no se han escuchado insultos como los que lanzaba Hugo Chávez semanalmente contra George W. Bush ni mensajes hostiles como los dirigidos a Barack Obama. Pero no todo depende de Maduro; Trump es percibido a escala mundial como una fuente de incertidumbre”, coincide Márquez Velázquez.

"El problema es que no sabemos exactamente quiénes asesoran a Trump en lo que respecta a la crisis venezolana porque ese tópico no es precisamente prioritario en su agenda. Es más, a estas alturas no conocemos a ciencia cierta ni los objetivos de su estrategia en política internacional ni los focos de interés de su gestión. Tampoco nos consta que haya coherencia entre las metas que se ha puesto. Eso hace difícil hacer deducciones para identificar las tácticas políticas de Trump. En conclusión: no se puede descartar que Trump llegue a tener una confrontación verbal directa con Maduro”, explica Zilla.

Intervención retorica, no más

"Pero tampoco se puede prever que eso ocurra a corto plazo. Lo que sí luce improbable es una intervención de Estados Unidos en Venezuela que vaya más allá de lo retórico”, dice la experta de la SWP, trayendo a la memoria el reciente reposicionamiento del Pentágono de cara a Siria y Corea del Norte. "Una operación militar le daría base empírica a las teorías conspirativas de Chávez y Maduro, llevaría al resto de los populistas del continente a ufanarse de su ‘profecía cumplida', y evidenciaría la incapacidad de los mecanismos multilaterales y subregionales para la resolución de problemas”,  añade Zilla.

"Además, una intervención militar estadounidense pondría en un serio dilema a los Gobiernos latinoamericanos que hoy ejercen presión sobre el régimen chavista para que retome la senda democrática: una cosa es apoyar un proceso de democratización en un Estado vecino y otra cosa es respaldar una intervención de Estados Unidos, que es un actor político peso pesado”, subraya la especialista de la SWP. Sin embargo, cuesta imaginar que Trump se limite a maldecir en Twitter tras sucesos como el reciente embargo de las instalaciones de General Motors (19.4.2017).

Márquez Velázquez cree que Washington puede reaccionar sopesando medidas similares con activos venezolanos en Estados Unidos, en primer lugar los de Citgo.  "Pero, de nuevo, no se sabe si Trump llegará a ese punto porque una cosa es embargar a una empresa automotriz, por importante que sea, y otra muy distinta es embargar activos de una empresa energética como PDVSA, la segunda más grande de Latinoamérica”, señala el investigador de Berlín, agregando que la misma OEA, criticada por los chavistas como "un órgano del imperialismo”, le pondría un alto a Estados Unidos si éste iniciara acciones inconsultas contra Venezuela como lo hizo contra Siria.

Evan Romero-Castillo