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ONU: reformable pero insustituible

27 de septiembre de 2010

Los discursos se suceden ante la Asamblea General de Naciones Unidas desde el pasado jueves (23.09.2010), entre el alto grado de escepticismo que genera el organismo. Christina Bergmann rompe una lanza a favor de la ONU.

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Las Naciones Unidas empiezan a tener sus añitos, salta a la vista nada más pisar su sede a orillas del Hudson River. Transcurrirá algún tiempo hasta que los lúgubres pasillos y las rancias oficinas hayan sido renovados y la anticuada técnica puesta al día. Mientras tanto, el trabajo sigue, y una vez más demuestra que la ONU es imprescindible.

En esto, el debate en la Asamblea General juega un papel destacado. Por un lado, porque da a los países miembros la oportunidad de presentar ante la opinión pública los temas que les atañen. Así, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pudo anunciar que la existencia de una Palestina independiente será pronto una realidad, y que ésta se convertirá en el socio número 193 del organismo.

Las recién retomadas negociaciones de paz bajo mediación estadounidense están al borde del fracaso, ya que Israel se niega a alargar la moratoria a la construcción de asentamientos en Cisjordania. Sin embargo, si a corto plazo se llegara a un compromiso entre israelíes y palestinos, ello significaría que los decisivos contactos en Nueva York han dado buenos resultados. En la ONU no sólo se reúnen ministros de Exteriores y jefes de Estado: representantes de todas las delegaciones practican aquí lo que el delegado para Oriente Próximo de EE.UU., Jeffrey Feldman, calificó de "speed-dating diplomático", cosa que, a este nivel, sólo sucede en la ONU.

Por otro lado, el debate en la Asamblea General tiene importancia porque a su alrededor se organizan muchos otros encuentros de alto rango. La organización internacional acordó la semana pasada, por ejemplo, mantener los objetivos del milenio y seguir combatiendo la pobreza y las enfermedades, tomar en serio la protección de las especies y acelerar el desarme mundial. Tras una reunión de emergencia con representantes de varios Estados para tratar la situación en Sudán, Ban Ki Moon advirtió de la amenaza de guerra civil que se vivía en el mayor país de África. Naciones Unidas, dijo a este respecto el secretario general, no consentirá el estallido de un nuevo conflicto.

Con todo, en los diferentes ámbitos se avanza a un ritmo menor al deseado. Sin lugar a dudas existe demasiada pobreza, enfermedades y violencia en el mundo. Y es que no sólo el edificio de la ONU, sino la organización misma necesita cambios urgentemente. Las decisiones se toman con demasiada lentitud y a éstas se llega por caminos excesivamente faltos de transparencia. Y el hecho de que ni africanos ni latinoamericanos ostenten un asiento permanente en el Consejo de Seguridad es un anacronismo.

Sin embargo, si la ONU no existiera, habría que inventarla. Lo que hoy por hoy, teniendo en cuenta la divergencia de intereses entre sus 192 Estados socios, ya no sería posible.

Autor: Christina Bergmann

Editor: José Ospina Valencia