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La OTAN a las puertas de Rusia

29 de marzo de 2004

Con un encuentro con el presidente estadounidense, George Bush, en la Casa Blanca, 7 países del antiguo bloque del Este sellan su incorporación a la OTAN, en cuya sede central ondearán sus banderas a partir del viernes.

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La sede central de la OTAN, en Bruselas, se apresta a recibir a los nuevos socios.Imagen: NATO

Estados Unidos ha logrado sacar adelante la ampliación de la OTAN hacia el Este. Tras los atentados del 11 de septiembre del 2001, la consigna es "cuantos más aliados, mayor seguridad". Pero lo fundamental es la voluntad política de los nuevos miembros y no tanto su capacidad militar, considerando que Rumania -el mayor de los nuevos socios- aportará unos 93. 000 soldados. Los restantes - Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia y Lituania- cuentan, en conjunto, con menos de 100.000 soldados.

Fin del sistema bipolar

En lo político la ampliación representa la superación definitiva del orden bipolar instaurado al término de la II Guerra Mundial. Gran parte de los países que otrora pertenecieron al Pacto de Varsovia se suman ahora al sistema defensivo occidental, incluyendo a los estados del Báltico, que incluso pertenecieron a la Unión Soviética.

Sin embargo, aunque los mapas políticos cambien, persisten desgraciadamente algunas antiguas categorías de pensamiento. Cerca de 5 minutos dura un vuelo de Tallin, capital de Estonia, a Moscú, en cualquier avión, incluidos los de la OTAN. No sorprende pues que los rusos se sientan incómodos viendo que el ámbito de la Alianza Atlántica se extiende ahora prácticamente hasta las puertas de su casa.

Temores infundados

El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergej Lawrow, considera amenazada la seguridad de su país, lo cual no tiene ningún asidero, considerando la potencia militar de los Estados bálticos y la estrategia de cooperación de la OTAN. En el marco del Consejo de Cooperación de la OTAN y Rusia, Moscú tiene derecho a voz en todos los temas, excepto en casos de que uno de los miembros de la alianza se vea amenazado. No obstante, los diplomáticos occidentales suelen lamentar que los representantes rusos no hagan mucho uso de dicho instrumento y prefieran el papel de víctima.

La Alianza Atlántica no sustenta una doctrina ofensiva como indicara recientemente el ministro de Defensa ruso, Sergej Iwanow. Más bien se encuentra en pie de reestructurar a sus fuerzas, para convertirlas en tropas que puedan actuar rápidamente en cualquier lugar, ante la amenaza del terrorismo o crisis regionales.

Demandas rusas

Estados Unidos, por su parte, aprovecha la ocasión para desplazar sus posiciones más hacia el Este. Desde Bulgaria y Rumania resulta más fácil alcanzar amplios segmentos de una zona en crisis, comprendida por el arco que se extiende desde el Cáucaso hasta el Asia central. A su vez, desde el Báltico se puede extender la vigilancia aérea hacia el interior del territorio ruso.

Para aliviar las tensiones que Moscú reavivó ante la incorporación de los siete nuevos miembros de la OTAN, ésta debería acceder a las demandas de volver a conversar sobre el tratado de armamento convencional. Rusia quiere que los tres Estados bálticos y Eslovenia se sumen a dicho tratado, que establecería un tope máximo a la presencia de tropas propias o extranjeras en sus respectivos territorios. Un paso que podría contribuir a mejorar los ánimos y sería de provecho para todos, teniendo en cuenta que se trata de ganar amigos, también en Moscú.