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La paz y el futuro de España están en Europa

José Ospina Valencia15 de marzo de 2004

El cambio de poder en España se ha dado en medio de un trágico escenario y un sentimiento de protesta. La búsqueda de nuevos rumbos no es ni será fácil.

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El próximo jefe de Estado español, José Rodriguez Zapatero, celebra el triunfo del Partido Socialista Obrero (PSOE).Imagen: AP

España busca la reconciliación consigo misma. Todo parece que los socialistas españoles (PSOE), con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, cumplirán con la promesa electoral de traer a casa a los 1.300 soldados españoles estacionados en el sur de Irak. Una promesa empero, con la que el PSOE no hubiera ganado las elecciones parlamentarias de este domingo si no hubiera sucedido lo que sucedió: el mayor acto de barbarie terrorista en suelo español, en suelo europeo.

Zapatero, como se le llama por su segundo apellido al próximo jefe del Gobierno español, había prometido retirar las tropas españolas si no se concedía un mandato a Naciones Unidas. Tanto Zapatero como el 74% de los españoles - según encuestas de Sigma Dos del 31 de enero de 2003 - se oponían en 2002 a la participación de España en la llamada "Alianza de los voluntarios" que invadió a Irak.

Los éxitos del PP

¿Por qué entonces, hasta antes de los atentados del 11 de marzo, todo apuntaba a una arrolladora victoria del Partido Popular (PP), el partido de José María Aznar?, ¿Se había olvidado acaso también la catástrofe ecológica del tanque petrolero Prestige que aún sigue derramando su carga tóxica en aguas internacionales? La razón puede ser una más existencial y menos política: a los españoles les está yendo económicamente bien. En los últimos años, en España bajó el desempleo del 15 al 10%. Y, según Mariano Rajoy, el ahora derrotado candidato del PP, se crearon cuatro millones y medio de nuevas plazas de trabajo.

España, a diferencia de Alemania, Francia y otros, ha hecho las tareas presupuestarias y ha cumplido con las normas de Maastricht que penalizan un déficit fiscal mayor al 3%. En comercio exterior además, España es hoy uno de los más fuertes y confiables inversionistas en América Latina y Asia. A esto se suman los loables éxitos de la justicia en la persecución del grupo terrorista ETA.

Las mentiras no ayudan

Y fue, precisamente, el terrorismo, sumado a las presuntas manipulaciones de la información en torno a la autoría de los hechos del 11-M por parte de la cúpula del PP, los que dieron al traste con los planes de Aznar y Rajoy de seguir figurando en el escenario de la política nacional e internacional. La ministra de Exteriores, Ana Palacio, habría incluso ordenado a las embajadas españolas en todo el mundo, insistir en que ETA era la autora de la última matanza. Dicho sea también que con 800 asesinatos a cuestas, la banda terrorista ETA no podría ser tenida por inocente. "La guerra no se puede organizar con mentiras", dijo hoy Zapatero subrayando su crítica a "los Señores Bush y Tony Blair". Tampoco la paz puede ganarse con manipulaciones, como lo demostraron millones de españoles este fin de semana.

La impresión de muchos es que el Partido Popular quiso engañar al pueblo español y al mundo entero logrando sólo dos cosas: perder aparatosamente el poder y desacreditar la misma lucha contra el terrorismo de la que se considera abanderada mundial. Los españoles aún indecisos, pero hastiados de las mentiras de los gobernantes, se volcaron a las calles para protestar y ejercer su derecho democrático de votar por los que le parecían más aptos y sinceros o, sencillamente, menos malos. ¿Acaso una lección de integridad civil para estadounidenses y británicos? El diario turco Hurriyet, cree que tras Aznar (así no hubiera sido el candidato), los próximos en caer podrían ser Bush y Blair, mientras el británico The Daily Telegraph presume que, sea quienes fueren los autores de la masacre de Madrid, deben estar satisfechos con haber cambiado el curso de las cosas.

España de regreso a Europa

España necesita a Europa y Europa necesita a España. José Luis Rodríguez Zapatero espera "restaurar las magníficas relaciones con Francia y Alemania y volver a España a la vanguardia de la integración europea". El camino para la estancada Constitución Europea parece pues más llano.
Por otra parte, el inmenso proyecto de ampliación de la Unión Europea requiere de cooperación y consenso para seguir construyendo las bases del futuro europeo que es, al fin y al cabo, también el futuro de los españoles.