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La peligrosa vida de las aves migratorias

Jeannette Cwienk
10 de mayo de 2022

La primavera y el otoño son las épocas de migración de las aves. El cambio climático dificulta su viaje, pero el mayor peligro para las aves migratorias el ser humano. Esto, sin embargo, no tiene por qué ser así.

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Una bandada de gansos comunes (Anser anser).
Los gansos pueden volar a casi 100 kilómetros por hora.Imagen: Michael Schöne/Star Media/Zoonar/picture alliance

Se conocen aproximadamente 10.000 especies de aves en la Tierra. Algo menos de la mitad son migratorias. Un total de unas 4.000 especies de aves migran de un lado a otro entre sus zonas de cría y de invernada. Alrededor de dos tercios de ellas recorren largas distancias, volando hasta 20.000 kilómetros al año.

Un cuco de bronce de Horsfield sentado en una rama.
Viajero frecuente: el cuco.Imagen: A. Audevard/blickwinkel/AGAMI/picture alliance

Y hay cifras aún más impresionantes. El cuco, por ejemplo, se desplaza durante unos ocho meses al año. Las golondrinas vuelan hasta 1.000 kilómetros al día, y las cigüeñas ahorran hasta el 90 por ciento de su energía en el vuelo de planeo.

Cada vez más aves migratorias en peligro de extinción

Muchos peligros acechan el vuelo de las aves migratorias sobre el mar y el desierto. Pero su peor enemigo es el ser humano, por su forma de vida, por las consecuencias del cambio climático o por su actividad como cazador. Según la Lista Roja, el 43 por ciento de las especies de aves que se reproducen solo en Alemania están en peligro de extinción, incluidas muchas aves migratorias.

Huella de un pájaro tras golpear contra un cristal.
Millones y millones de aves mueren cada año en colisiones con cristales.Imagen: Freitag/Fotostand/picture alliance

Después de la pérdida de su hábitat, la colisión contra cristales es la principal causa de muerte de aves. Se calcula que mil millones de aves mueren de esa maneara cada año solo en Estados Unidos. Los pájaros no reconocen los reflejos de los árboles o del cielo en los cristales, vuelan hacia ellos y se estrellan. Así como las aves migratorias más débiles pueden morir en el viaje a causa del esfuerzo, el vidrio también mata a los animales fuertes con mejores posibilidades de tener descendencia.

Dos cisnes salvajes pasan volando por delante de los rascacielos.
Los cisnes también son aves migratorias atraídas por las luces de las ciudades.Imagen: Kalizhan Ospanov/XinHua/dpa/picture alliance

La buena noticia es que este tipo de accidentes puede prevenirse fácilmente, por ejemplo, aplicando una lámina especial para reducir el reflejo. En cambio, las siluetas de aves de presa han demostrado en los estudios su total ineficacia como elemento disuasorio.

Una bandada de estorninos comunes (Sturnus vulgaris) sobrevuela un campo con turbinas eólicas.
Aunque las turbinas eólicas pueden ser peligrosas para las aves, hay formas de reducir el riesgo.Imagen: Patrick Pleul/dpa/picture alliance

Un reciente estudio británico muestra cómo las aves migratorias son especialmente propensas a morir a causa de las turbinas eólicas situadas a lo largo de sus rutas, como la costa báltica alemana, la costa mediterránea occidental de Francia y la costa sur de España. Sin embargo, el estudio también muestra que hay muchas ubicaciones para nuevos aerogeneradores en las que el riesgo para los animales es significativamente menor.

Las líneas eléctricas son más peligrosas que los aerogeneradores 

También hay formas directas de evitar las colisiones de las aves con los aerogeneradores, como los sensores que apagan automáticamente las turbinas cuando se acerca algún pájaro. Investigadores noruegos descubrieron en una muestra aleatoria que si se pintan de negro las palas del rotor, las aves reconocen mejor los aerogeneradores y pueden evitarlos.

Un águila pescadora (Pandion haliaetus) gira en el cielo sobre un tendido eléctrico.
Mueren más aves en los tendidos eléctricos que en los aerogeneradores.Imagen: picture alliance/dpa

Según el estudio, mueren muchas más aves por colisión con los tendidos eléctricos que con los aerogeneradores. Especialmente para los animales que vuelan bajo, suponen un gran peligro. En este caso, también podría ser útil marcar los cables de alimentación de forma más visible. 

Tres aves cuelgan en una red en la costa de la Franja de Gaza.
Los pájaros cantores quedan atrapados en las redes de muchas playas del Mediterráneo.Imagen: Ali Ali/dpa/EPA/picture alliance

Pero la gente a veces mata a las aves migratorias intencionadamente. Solo en el Mediterráneo se cazan ilegalmente unos 20 millones de aves silvestres cada año, disparándoles ilegalmente.

Caza ilegal de aves silvestres

Ya sea en Egipto, Italia, Chipre, Francia, Malta o Líbano, las aves silvestres se consideran un manjar en muchos países del Mediterráneo. La mayoría se venden en el mercado negro a restaurantes o a particulares.

Dos pájaros cantores pegados a varillas con pegamento.
La captura de aves con técnica de pegamento está prohibida en toda la UE.Imagen: David Guttenfelde/AP/picture alliance

Atrapados en redes, con diversas trampas o con varillas untadas de pegamento, los pájaros suelen morir con terrible agonía. La caza de aves con pegamento está prohibida en toda la Unión Europea. En 2021, Francia, el último país que permitía esta práctica, también declaró ilegal esta técnica.

Cómo afecta el cambio climático a las aves migratorias 

El cambio climático también influye en el comportamiento de las aves migratorias. Debido a los inviernos más templados, cada vez son más las aves que deciden renunciar a su viaje y permanecer en sus lugares de cría durante todo el año. La mayoría son migrantes parciales, es decir, especies de aves como el petirrojo, en las que algunos individuos suelen migrar y otros no.

Una cría de estornino pinto (Sturnus vulgaris) está siendo alimentada por uno de sus progenitores en la valla del jardín.
Las aves que se ahorran el viaje pueden asegurarse los mejores lugares de cría en primavera.Imagen: Steve Young/FLPA/imageBROKER/picture alliance

Pero los voladores de corta o media distancia, como los estorninos, permanecen cada vez más en sus dormideros de verano durante todo el año. La ventaja es que los que se quedan en la zona de cría durante el invierno son los primeros en llegar al lugar de anidación en primavera y pueden encontrar los mejores hábitats y reproducirse mejor. Una desventaja para aquellas aves que se alejan durante el invierno.

Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos) en un seto de hayas.
El ruiseñor se enfrentará a más viajes en el futuro.Imagen: Christian Naumann/Naturphotos/picture alliance

En el caso de las aves migratorias de larga distancia, el cambio climático está causando grandes problemas. Según la Real Sociedad para la Protección de las Aves, más del 80 por ciento de los pájaros migratorios de larga distancia de Europa ya tienen que volar más tiempo y más lejos para encontrar zonas de invernada con suficiente comida. Según los investigadores, es probable que el ruiseñor tenga que recorrer en 2070 unos 800 kilómetros más que ahora.

Un macho de curruca capirotada (Sylvia atricapilla) canta sobre ramas de espino en flor.
La curruca negra se beneficia de los inviernos más templados.Imagen: M. Woike/blickwinkel/picture alliance

En lugar de desplazarse a España y al norte de África, como sucedía hasta hace unos años, una gran parte de las currucas capirotadas migra ahora desde Europa Central a Gran Bretaña en invierno. El clima, cada vez más templado, hace posible la hibernación. Otra clara ventaja: la distancia de vuelo es mucho más corta y no hay peligrosas barras de pegamento ni redes trampa al acecho.

(ar/cp)