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La Policía en el banco

Pablo Kummetz22 de octubre de 2008

Una controvertida transferencia de 319 millones de euros del banco alemán KfW tiene consecuencias jurídicas: hoy fueron allanadas sus oficinas, por sospecha de gestión negligente.

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Grupo bancario KfW: de mal en peor.Imagen: AP

Funcionarios de la Fiscalía Federal y la Oficina Federal de Investigaciones Criminales allanaron hoy (22.10.08) oficinas de la sede central del grupo bancario estatal KfW, en Fráncfort del Meno. Los funcionarios fueron a la búsqueda de elementos probatorios de una gestión dolosa.

La actuación de la Fiscalía está destinada a verificar si los responsables del banco "violaron en forma criminal " sus obligaciones de velar por el patrimonio que les había sido confiado.

En otras palabras: si la transferencia de 319 millones de euros el lunes 15 de septiembre pasado al banco de inversión Lehman Brothers, cuando éste ya se había declarado insolvencia fue un "error", como dicen los responsables, o "negligencia criminal", como afirman más de una docena de clientes del banco que presentaron denuncias ante la Fiscalía.

Los funcionarios, dos de la Fiscalía y un pequeño grupo de la Policía de Investigaciones Criminales, entraron en el banco en forma discreta. Tan discreta que muchos empleados ni siquiera se enteraron. Los reservados hombres de negro fueron a verificar si el directorio del banco estatal no hubiera tenido que impedir la calamitosa transferencia.

Las investigaciones no son nuevas. Vienen desarrollándose ya desde hace un par de semanas. No es más que una "visita al lugar de los hechos", como dijo la fiscal encargada del caso, Doris Möller-Scheu.

Algo tarde

No obstante, agregó la fiscal, "no se trata de una sospecha de enriquecimiento personal, sino de mal manejo de los negocios". Menos mal. Por ello, la Policía tampoco va a allanar las viviendas particulares de cinco miembros del directorio involucrados. Otros dos habían sido despedidos inmediatamente después de conocerse los hechos, prácticamente como chivos expiatorios.

El propio director general del KfW, Ulrich Schröder, ahora él mismo en el centro de la tormenta, se manifestó ya en septiembre indignado en relación con el desgraciado giro multimillonario. "Los departamentos respectivos estimaron mal el riesgo de una insolvencia de Lehman Brothers, descuidando la evolución de los hechos durante el fin de semana", dijo entonces.

Efectivamente, en una reunión el viernes por la tarde, el tema había sido tocado, pero sin tomarse medidas concretas, posponiéndose la resolución para el lunes. Sólo que el lunes, el giro fue realizado automáticamente a las 8.30 de la mañana, mientras que la reunión no comenzó sino dos horas más tarde.

Vergonzoso "error"

El vergonzoso "error", que transformó al KfW en el hazmerreír de toda la nación, pone fuertemente en entredicho la credibilidad de la institución financiera. Más teniendo en cuenta que no es el primer caso. El banco de fomento ya había quedado en escora por su participación en el banco IKB. Una filial del IKB en Dublín había especulado con riesgos hipotecarios estadounidenses, pudiendo ser salvada sólo con un plan de ayuda de 10.000 millones de euros. El principal financista de la operación fue entonces el mayor accionista, el KfW.

Luego de meses de negociaciones, el KfW vendió finalmente al IKB por algo más de 100 millones de euros al grupo inversionista norteamericano Lone Star. A todas luces, un mal negocio.

El Tribunal Federal de Cuenta echó en cara ya entonces al KfW violación de reglas, criticando además a los ministerios de Haciendo y de Economía, responsables del banco. La política socialdemócrata Ingrid Matthäus-Maier –la predecesora de Schröder— tuvo entonces que marcharse. Ahora parece tocarle el turno al propio Schröder.