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Argentina, cohesión social en extrema debilidad

José Ospina-Valencia
13 de diciembre de 2019

La prensa en alemán analiza las condiciones en que el nuevo presidente de Argentina recibió la economía de su país, las ventajas y límites del T-MEC para fabricantes alemanes y los problemas internos del MAS en Bolivia.

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El presidente de Argentina, Alberto Fernández, y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, y la vicepresidenta, Cristina Fernández de KirchnerImagen: Reuters/A. Marcarian

Die Tageszeitung, de Berlín, reseña la toma del poder de Alberto Fernández, como nuevo presidente de la Argentina, en "¡Estamos de vuelta!"

"El 10 de diciembre, el político de centro izquierda Alberto Fernández prestó juramento ante el Congreso en Buenos Aires. Fernández, de 60 años, sucedió al conservador Mauricio Macri. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner es ahora su vicepresidenta. Los mayores desafíos son la golpeada economía y la pobreza. 

En su primer discurso ante el Congreso, Fernández describió un panorama sombrío: ‘La economía argentina no ha parado de contraerse, con la tasa de inflación argentina por encima del 50%, por primera vez desde 1991. La tasa de desempleo es la más alta desde 2006. El valor de un dólar ha aumentado de 9,60 a 63 pesos'. La economía y la cohesión social se encuentran en un estado de extrema debilidad.

El balance de la política social de Mauricio Macri es, en efecto, devastador. Y eso, a pesar de haber llegado a la presidencia con la promesa de reducir la pobreza como criterio clave del éxito de su política. Según el más reciente informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica de Argentina (UCA), la proporción de personas por debajo del umbral de pobreza ha aumentado del 29%, en 2015 al 40.8% en la actualidad.

Solo con el FMI, el monto de la deuda será de 21 mil millones de dólares en 2020, y de 44 mil millones de dólares en los próximos dos años. "Para pagar la deuda, primero se debe crecer", dijo el presidente Alberto Fernández y anunció una renegociación".

Firma del T-MEC en Ciudad de México. (10.12.2019).
Firma del T-MEC en Ciudad de México. (10.12.2019).Imagen: Imago Images/El Universal

T-MEC: pacto de superlativos

El diario económico Handelsblatt, de Düsseldorf, pone la lupa sobre el T-MEC, cuyo texto fue firmado esta semana por México, Estados Unidos y Canadá:

"El Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) no es solo un pacto de superlativos: el T-MEC incluye a casi 500 millones de personas, y la producción económica de los tres países es de alrededor de 23 mil millones de dólares.

El acuerdo también es de alta relevancia para la economía alemana, sobre todo para la industria automotriz, que mantiene instalaciones de producción, especialmente en México, pero también en Estados Unidos, y depende de la exportación libre de impuestos.

Para la industria automotriz las nuevas disposiciones serán especialmente complejas. El nuevo contrato establece, entre otros, nuevos límites en cuanto al porcentaje de un automóvil que debe ser fabricado en uno de los países miembros para ser exportado libre de impuestos. Otra parte apunta a que un 40 a un 45 por ciento de los componentes de un automóvil deben ser fabricados por trabajadores que ganan al menos 16 dólares por hora.

Los cambios no son fáciles para la industria automotriz alemana. Norteamérica ya es la región de ventas más importante del mundo para la industria automotriz alemana, junto con China y Europa. Los fabricantes nacionales de esos tres países venden anualmente más de 1,3 millones de automóviles, solo en Estados Unidos.

Casi 120.000 personas trabajan en más de 330 fábricas alemanas de automóviles en Estados Unidos. La regla de que, a partir de 2023, un vehículo de marca extranjera deber tener tres cuartas partes del valor agregado generado en alguno de los tres países para que no sea gravado con aranceles adicionales, pone bajo presión a fabricantes alemanes y japoneses por igual, porque aún no cumplen con la nueva norma.

Aún así, para Ferdinand Dudenhöffer, jefe del Centro de Investigación Automotriz (CAR), ‘El T-MEC es en realidad algo bueno, porque le da seguridad a las fábricas de las empresas alemanas en México'".

Evo Morales.
Evo Morales.Imagen: picture-alliance/dpa/M. Ugarte

Bolivia: castillo de naipes

La edición alemana del parisini Le Monde diplomatique, le dedica su columna al "Fin de la era Morales” y a los conflictos internos dentro del movimiento MAS:

"Tras el fin de las protestas en Bolivia, se celebrarán nuevas elecciones en marzo de 2020. Los jefes del partido MAS están en prisión o han huido. Los opositores a la Constitución plurinacional ya han anunciado sus candidaturas.

Desde su independencia en 1825 hasta la toma del poder por Evo Morales en 2006, Bolivia ha sufrido 188 golpes de Estado, más de uno por año. Pero nadie hubiera pensado que la primera presidencia de un indígena terminaría tan abruptamente y bajo tales condiciones.

Morales no parecía preocupado, toda vez que era elogiado por los éxitos de su política económica, mientras en otros países de América Latina la recesión campea: era alabado por la izquierda por la disminución del analfabetismo, la expansión de la infraestructura y la reducción de la tasa de pobreza del 63,9 al 35,5 por ciento (de 2004 a 2017), y por el FMI, por la política conciliatoria hacia los empleadores y la impresionante tasa de crecimiento. Entonces, ¿qué estaba saliendo mal en las bases?

El desgaste político causado por el poder, los conflictos con las organizaciones indígenas, los escándalos, en parte justificados, y en parte, sin fundamento, y el trauma del referéndum de 2016 habían debilitado su posición a largo plazo.

Con el estallido de la crisis, el autoproclamado ‘gobierno de los movimientos sociales' se quedó de repente sin ningún movimiento social. Cuando la lealtad al MAS se desmoronó, algunos afiliados ya no sentían que su futuro estaba ligado al de Morales. Cuando el sindicato Central Obrera Boliviana (COB) le propuso al presidente el 10 de noviembre renunciar para ‘pacificar el país', el MAS, que durante mucho tiempo parecía una fortaleza, colapsó como un castillo de naipes".

(cp)

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