La presa Endhó: ¿hay esperanza para la cloaca de México?
La región alrededor de la represa Endhó, en el estado de Hidalgo, México, está contaminada por aguas servidas y residuos tóxicos. Los habitantes protestan y ahora el gobierno quiere tomar medidas.
Una cloaca gigante y catastrófica
La presa de Endhó, un embalse en el río Tula, en Hidalgo (centro de México), recoge las aguas cloacales de 22 millones de personas de la Ciudad de México, a unos 100 kilómetros de distancia, así como las aguas residuales tóxicas de las industrias circundantes. Aquí también se desvía el agua de lluvia de la capital. El embalse también se conoce como el "inodoro" de México.
Construcciones cerca de agua contaminada
El río Tula, altamente contaminado, atraviesa el centro de la ciudad de Tula de Allende antes de desembocar en el embalse. El lago del embalse contamina los pozos de agua potable de la región y los residentes lo culpan de los casos de cáncer y otras enfermedades. Las muestras de agua tomadas cerca de la presa mostraron altos niveles de arsénico y mercurio.
Un idilio ilusorio
Desde lejos, el lago ofrece un panorama aparentemente idílico con las colinas a su alrededor. Pero en sus aguas turbias se juntan, además de los residuos cloacales, también basura, e incluso se han encontrado cadáveres. Culpable de la contaminación es también la industria adyacente, que descarga sus aguas tóxicas en el río Tula y otros ríos aledaños que desembocan en la represa.
Incansable labor por el medioambiente
Pero aún hay esperanza: la activista Yury Uribe, que vive cerca de la presa de Endhó, inició hace ya veinte años una campaña junto a otros residentes de Tepetitlán, para que se limpie la represa. Luego de ocupar repetidamente las oficinas del Ministerio de Medio Ambiente y de la Comisión Nacional del Agua, el gobierno de México dijo en junio estar dispuesto a encargar un estudio medioambiental.
Recuperar la calidad de vida
Ahora se tomarán medidas: el gobierno mexicano está preparando un decreto que garantizará una reducción de los vertidos de aguas residuales y un mejor tratamiento del agua. Se espera que el decreto se apruebe el próximo mes, y sería el primer paso de un largo camino hacia la recuperación del embalse. Ya se reparan daños en la ribera del río en Tula de Allende.
Habitantes enfermos de cáncer
Un vecino trata de reconfortar a una mujer cuyo esposo sufre de un tumor cerebral. "Muchos de nosotros ya tenemos cáncer", dice Blanca Santos, otra paciente, a la agencia AFP. "Eso es por lo que comemos y lo que respiramos, por el medioambiente", reclama. Las autoridades ya prometieron investigar una posible correlación de los casos de cáncer y otras enfermedades con la contaminación.
Barriles letales
¿Petróleo o sustancias químicas? Sea lo que fuere, lo que se depositó en estos barriles alguna vez, ya fluye en las aguas del río Tula. El oncólogo Eduardo Amieva confirma a AFP que los metales pesados pueden almacenarse en órganos como los riñones, el hígados, la piel o la vejiga. Eso podría causar mutaciones en los cromosomas y, a raíz de eso, provocar cáncer.
Testigo mudo de la inundación
La presa de Endhó se construyó en 1952 y la iglesia sobresale del agua como último testigo de un pueblo inundado. Hoy en día, unas 25.000 hectáreas están afectadas por la toxicidad del agua. En 2019, el gobierno calificó la zona de "infierno ambiental". La activista Uribe se queja de que la región está siendo "sacrificada para que la Ciudad de México pueda funcionar bien".
Verde veneno
Dos campesinos conducen a sus ovejas a la orilla de la presa de Endhó. El peligro del agua envenenada no solo afecta a los habitantes. El embalse está rodeado de campos y los agricultores del Valle del Mezquital utilizan el agua de la presa para regar sus campos. Y las frutas y verduras cultivadas en la región se exportan a todo el país.