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“La prohibición del trabajo infantil no es la solución”

Marcus Lütticke (VC)25 de junio de 2014

Para asegurar el sustento del hogar, en muchos países hasta los más pequeños tienen que ganar dinero. El trabajo infantil no se debería prohibir de forma general, sino que depende de las condiciones, dicen expertos.

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Imagen: imago/GranAngular

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), una institución de las Naciones Unidas, unos 168 millones de niños trabajan de forma regular en el mundo. De estos, 85 millones incluso son explotados, es decir que trabajan en lugares peligrosos como canteras o plantaciones comerciales. También trabajan de noche, demasiado tiempo y hasta son tratados como esclavos.

¿Trabajo infantil bueno y malo?

El trabajo infantil está muy extendido en Asia, África y América Latina, sobre todo, allí donde existe una marcada pobreza. Organizaciones de derechos humanos como Terres des Hommes, que aboga por estos niños y sus familias, curiosamente rechazan una prohibición general del trabajo infantil. Más bien, argumentan, es necesario diferenciar claramente entre el trabajo explotativo y el que no lo es.

“Apoyamos a aquellos niños que no trabajan en condiciones de explotación, para que aumenten sus ventas y puedan ganar más dinero en menos tiempo y así tener más tiempo para la escuela o para descansar”, explica Barbara Küppers, directora del departamento de derechos infantiles de Terres des Hommes. La experta asegura que también existen lugares en el mundo, sobre todo regiones campesinas, en donde los niños no sufren, pese a tener que aportar dinero para el sustento del hogar.

Barbara Küppers
Barbara KüppersImagen: terre des hommes/C. Kovermann

“En estos casos trabajar significa aprender poco a poco a participar en la vida comunitaria, aprender cómo crecen las cosas, cómo funciona la cosecha y cómo se puede alcanzar algo en conjunto. Estos son aspectos muy positivos del trabajo”. Lo importante es que, aparte de la vida laboral, los niños también puedan acceder a la educación escolar, añade.

Niños ayudan en la cosecha

Manfred Liebel, politólogo de la Universidad Técnica de Berlín y asesor de la “Unión de Niños, Niñas y Adolecentes Trabajadores de Bolivia” comparte esta opinión: “En Bolivia las tradiciones indígenas juegan un papel importante. Desde temprana edad, los niños contribuyen al trabajo. La cosecha y la pesca, por ejemplo, son muy importantes en ese sentido”.

Hasta hace pocas décadas, también en Alemania, en el campo, los niños todavía ayudaban en la cosecha. En muchos lugares, las vacaciones de otoño solían llamarse “vacaciones de las papas”, porque, en el campo, los alumnos tenían que ayudar a cosechar la papa.

No obstante, Barabara Küppers advierte que no se debe romantizar el trabajo infantil: “Esto no quiere decir que el trabajo explotativo es bueno, porque está arraigado en una cultura. Uno debe hablar con los niños mismos para saber cómo ayudarles”.

Esclavitud moderna

La explotación y la esclavitud moderna no solo afectan a los niños, sino que se dan en todos los lugares donde la pobreza obliga a las personas a aceptar cualquier tipo de trabajo, sin importar qué tan malo sea. Por ello, el trabajo infantil explotativo solo puede ser combatido efectivamente, si se le declara la guerra a la explotación en general, opina Küppers.

En India el trabajo infantil está arraigado en la cultura.
En India el trabajo infantil está arraigado en la cultura.Imagen: imago/imagebroker

“Muchas de las cosas que compramos fueron producidas a base de explotación”, dice la experta. Los clientes tenemos la responsabilidad de que esto no pase: “Como consumidores podemos comprar productos de comercio justo”, agrega.

Sin embargo, también hay señales alentadoras: desde el año 2000, el trabajo infantil se ha reducido en un tercio, según la OIT. El director general de esta organización indica que no es un secreto qué es lo que se debe hacer para combatir la explotación de los menores de edad: “Seguridad social y educación universal obligatoria, por lo menos hasta la edad mínima, trabajo humano para los adultos y adolecentes, leyes efectivas y un fuerte diálogo social son las respuestas correctas al trabajo infantil”.