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La quimera germana del Consejo de Seguridad

Emilia Rojas19 de agosto de 2004

Un equipo de asesores de la ONU prepara en Palo Alto, California, una propuesta para la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU. Y ésta podría echar por tierra el sueño alemán de contar con un asiento permanente.

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Joschka Fischer en el Consejo de Seguridad, en enero del 2003.Imagen: AP

Atrás quedaron los tiempos en que parecía de buen tono no mostrar demasiado interés en el poder. Ahora Alemania se empeña abiertamente por conseguir un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El ministro de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, intentó recabar apoyo para tales propósitos en la gira que realizó recientemente por Asia, mientras el canciller federal, Gerhard Schröder, plantea ese objetivo como uno de los puntos importantes en su agenda de política internacional para la segunda mitad de su período de gobierno.

Apoyo parcial

Hasta el momento, los resultados de la campaña germana no han sido muy claros. Si bien Schröder obtuvo bastante respaldo latinoamericano en la cumbre de la Unión Europea con América Latina, celebrada hace unos meses en Guadalajara, Fischer no tuvo mayor suerte y sólo logró el ansiado espaldarazo en India. Pero no hay que olvidar que ese país persigue objetivos similares a los de Alemania y, por consiguiente, su apoyo probablemente no sea desinteresado.

Berlusconi als Pirat
Joschka Fischer en el Consejo de Seguridad, en enero del 2003.Imagen: AP

A esto se suma la declarada oposición de otros, como Italia. Roma no aceptará ningún tipo de desventaja en el marco de la proyectada reforma de la ONU, según dijo el ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Berlusconi al periódico Corriere della Sera. Franco Frattini mencionó explícitamente a los alemanes, advirtiendo que si ellos provocan "molestias, también nosotros podemos causarles algunas".

Planes de reforma

En suma, resulta evidente que no será fácil ingresar al círculo de los integrantes permanentes del Consejo de Seguridad y adquirir el consiguiente derecho a veto. Ni siquiera está claro si ese exclusivo club será ampliado efectivamente. De acuerdo con informaciones del periódico alemán Süddeutsche Zeitung, una propuesta de reforma que está preparando un equipo de consejeros no contemplaría la ampliación. Según el matutino muniqués, los expertos reunidos en California se inclinarían por un esquema de tres niveles. El primero lo ocuparían los actuales poseedores del derecho a veto; en el segundo nivel se contarían países como Alemania, Japón y China, que podrían ser elegidos por un período de 5 años; y en el tercero estaría el restos de los 191 países de la ONU, que habrían de conformarse con ser elegidos por dos años para ocupar un sitio en el organismo encargado de resguardar la seguridad mundial.

Si ello se materializara, no habría pues grandes cambios y continuaría vigente el patrón de hace más de medio siglo: Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China seguirían siendo intocables. Berlín desearía en cambio que el Consejo de Seguridad incorporara a otros cinco miembros permanentes y cuatro temporales. Entre los primeros estaría la propia Alemania, Japón, Brasil, India y un país africano por determinar. Pero, de momento, esa es sólo una quimera germana.