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Terrorismo

La tragedia pasa, el trauma queda

Naomi Conrad
24 de mayo de 2017

En el atentado de la Breitscheidplatz de Berlín murieron 12 personas en diciembre de 2016. A pesar de que a sus familias están siendo indemnizadas, el trauma sigue presente.

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Imagen: picture-alliance/dpa/R. Jensen

Las noticias del atentado de Manchester reviven en Alemania la tragedia del pasado diciembre, cuando el tunecino Anis Amri arrolló con un camión a varias personas en un mercado navideño de Berlín. 

Kurt Beck sabe qué recuerdos pueden desencadenar las noticias de que ha tenido lugar un nuevo atentado: "A veces, en medio de una conversación, las víctimas de atentados anteriores son presa del miedo y el horror; comienzan a temblar y a sudar", cuenta Beck, encargado de las Víctimas de Terrorismo del Gobierno alemán. Una noticia regresa a las víctimas al lugar de los acontecimientos, como la tristemente célebre plaza Breitscheid, de Berlín.

 

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Siempre hay historias que conmueven. Como la de David, de apenas 5 años de edad, cuya madre, "una hermosa e inteligente mujer a la que le fascinaba tejer”, murió en el ataque, como cuenta su marido, Petr Čižmár.

Él cuenta la larga odisea de tres días por Berlín, en donde todo el mundo parecía abrumado y mal preparado para un caso tan extremo. Tras innumerables llamadas a las líneas telefónicas de emergencia, visitas a estaciones de policía y hospitales, recibió la noticia de que su esposa se encontraba entre los doce muertos del atentado, dice Čižmár con su acento checo. Y cuenta que "desde entonces, mi hijo viene, a menudo, a cualquiera hora del día o de la noche, a cerciorarse de que yo vivo".

Una compensación en dinero

Friedensgebet im Gedenken an die Opfer vom Breitscheidplatz
Imagen: picture-alliance/dpa/K. Nietfeld

Beck ha visitado, a lo largo y ancho del país, a unas 120 personas, familiares, amigos de las víctimas, así como sobrevivientes del atentado de Breitscheidplatz. Tragedias que tampoco él puede olvidar: "Pensando en el dolor que sufren me acuesto, y con los mismos pensamientos me despierto", revela.

Pero Beck no sólo escucha, sino que ayuda con cosas concretas, como diligenciar los aportes de los fondos de indemnización, así como de la consecución de cursos de preparación para aquellos que ya no pueden volver a ejercer sus profesiones u oficios. Beck asiste también a las 12 víctimas que quedaron lisiadas para toda la vida y no pueden volver a trabajar. Él se preocupa, igualmente, de que todos los que necesiten una terapia la puedan obtener en hospitales especializados. En dinero, el Estado ha pagado ya cerca de un millón de euros en compensaciones.

Pero, a menudo, las víctimas se sienten abrumadas por la burocracia. "Son tantos los formularios que tengo que rellenar que me generan estrés", dice Petr Čižmár. Beck le ha prometido que le ayudará en la búsqueda de un Kindergarten para su hijo. Pero la tristeza es también superada por la ira. Entonces Čižmár se pregunta lo que muchos: ¿Por qué si las actividades del terrorista Anis Amri eran conocidas por la Policía, no lo pararon?

Pero al final de día priman los pensamientos sobre el futuro propio y el de su hijo. Pronto viajarán ambos a Berlín, prenderán una vela para recordar a su madre y esposa, y se prometerán juntos realizar algunos de los muchos sueños que tenía la difunta para el futuro.

Naomi Conrad (JOV/DZC)