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La Unión Europea y el “bingo de los refugiados”

18 de julio de 2019

En el "bingo de refugiados" de la UE, el ultraderechista italiano Matteo Salvini solo puede ganar. ¿Por qué habría de cambiar de rumbo?, se pregunta Bernd Riegert.

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Carola Rackete en una pantalla al fondo y Matteo Salvini, ministro del Interior de Italia.
Carola Rackete en una pantalla al fondo y Matteo Salvini, ministro del Interior de Italia.Imagen: picture-alliance/ZUMA Press/LaPresse/C. Cozzoli

El ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, calificó de "patética” la actual situación del rescate de migrantes que naufragan al intentar cruzar el Mediterráneo de Libia hacia Europa. Se refiere al "bingo de refugiados", como se le llama en la cínica jerga de Bruselas al juego que los Estados de la UE juegan cada vez que un barco privado de socorro, con 40 o 50 rescatados a bordo, busca dónde anclar en los puertos italianos. La directora de la Oficina de Migración de la Comisión de la UE trata entonces de convencer a los Ministerios del Interior en los Estados miembros de que reciban a un puñado de personas, a través de una conferencia telefónica. Este es un vergonzante y despiadado regateo.

Esta situación ha sido provocada por el ministro del Interior de extrema derecha de Italia, Matteo Salvini, que utiliza a los refugiados para ganar elección tras elección, presentándose como el incondicional defensor de los intereses de los italianos.

Cerrar los puertos y disuadir a los migrantes: problema resuelto. Esta es la receta populista de Salvini. Un pequeño número de Estados miembros de la UE, liderados por Francia y Alemania, ya no quieren jugar a ese bingo. Estos países buscan un acuerdo definitivo sobre quién debe hacerse cargo de cuántas vidas salvadas.

El hecho de que el ministro alemán del Interior busque ahora una solución se debe probablemente a la valiente acción de la capitana Carola Rackete, que llevó la situación a los titulares de los diarios, gracias a su intrépida llegada al puerto de Lampedusa.

Rackete comparecía hoy ante un fiscal en Italia, mientras los ministros del Interior se reunían en Helsinki. Fue acusada porque llevó a tierra a migrantes náufragos agotados, y vituperada por Salvini, que quiere ver en la cárcel a quien calificó falazmente de "pirata”. El caso ha generado en Alemania una ola de solidaridad que ha movido hasta la pesada maquinaria del Gobierno de coalición en Berlín.

Nadie quiere asumir la responsabilidad

Pero en la reunión de Ministros del Interior en Helsinki quedó claro que nada se moverá, por ahora. Se pospuso un acuerdo, por lo menos, hasta septiembre. El miserable juego continuará. Esto se debe principalmente a que ni los Estados que quieren un acuerdo, ni Italia, están dispuestos a ceder.

Los Estados de la UE solo quieren aceptar a las personas que tienen la posibilidad de recibir asilo. Estiman que los demás migrantes deben quedarse en Italia. Se trata de al menos el 70%.

Matteo Salvini, por su parte, quiere distribuir a todos los inmigrantes inmediatamente a otros países y no quedarse con los casos sin perspectiva de asilo. Él sabe que es muy difícil deportarlos a sus países de origen. Se quedarían en Italia. Por su parte, los países receptores como Alemania también saben que ya no podrían deportar a los solicitantes sin chance de asilo.

Por eso insisten en hacer respetar las normas actuales de procedimiento y registrar a dichas personas en Italia. En Italia se decide quién realmente necesita protección y quién no. Eso puede llevar meses. Y también pueden pasar meses antes de que los otros Estados cumplan sus compromisos y recojan a los solicitantes de asilo.

Aunque en algún momento se lograra organizar una distribución temporal para las pocas personas que son rescatadas de las aguas del Mediterráneo por socorristas, el problema de fondo quedaría sin ser solucionado.

La UE necesita una reforma del sistema de asilo, en la que se redefinan las responsabilidades y las cuotas de recepción de refugiados. Pero la UE está aún lejos de lograrlo. Los países de Europa del Este, junto con Italia y Austria, bloquean cualquier progreso, desde hace años.

El nuevo comienzo de la nueva presidenta

La nueva presidenta de la Comisión de la UE, Ursula von der Leyen, ha anunciado un nuevo enfoque para romper este nudo gordiano. Pero no tendrá mucha suerte mientras los populistas al estilo de Salvini gobiernen en Italia, Hungría o Polonia. Ellos pueden sacar excelentes réditos electorales con el permanente tema de la supuesta amenaza de la migración, pese a que la realidad demuestre que el número absoluto de personas que aún llegan a Europa sigue disminuyendo drásticamente.

¿Por qué cambiar el curso? Se trata de intereses propios, no de tener misericordia con los refugiados o migrantes.

(jov/er)

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