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La vacunación, una cuestión "altamente política" en Alemania

13 de enero de 2021

Un repaso por la historia alemana revela que la controversia en torno a las vacunas, como la del coronavirus, no es nueva y que los antivacunas no eran solo unos pocos.

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Símbolo de vacuna contra el coronavirus.
Imagen: Allan Carvalho/NurPhoto/picture-alliance

Se dice que la vacuna contra el coronavirus enferma a la gente, que es perjudicial para la salud, que solo sirve al Estado, a su manía de recopilar datos, o a Bill Gates. En los últimos meses, los antivacunas se han movilizado agitadamente, a pesar de que actualmente no hay ninguna vacuna obligatoria contra el COVID-19 en Alemania. El debate sobre la vacunación siempre ha sido "altamente político", dice a DW el historiador médico Malte Thießen. La vacunación, agrega Thießen, "nunca fue solo tematizada por el pinchazo, sino siempre incluía visiones distintas del mundo".

La vacunación es una cuestión política, porque tiene que ver con el propio cuerpo, el entorno social y el Estado. Pero los acalorados debates no son nuevos. "Incluso hace 200 años, hubo discusiones e intensos debates políticos sobre las vacunas", explica el profesor Thießen, que ha investigado intensamente la historia de la vacunación.

Vacunación obligatoria para la lucha contra la viruela

El hecho de que los alemanes tiendan a ser más críticos con las vacunas en comparación internacional también tiene que ver con la historia de la inmunización desde el siglo XIX. Muchos de los argumentos y estereotipos de entonces todavía se pueden encontrar hoy en día.

En 1874, se aprobó la llamada Ley de Vacunación del Reich porque cada vez más personas se enfermaban de viruela en toda Europa, y solo en Prusia murieron decenas de miles. Así, la vacuna contra la viruela se hizo obligatoria. Algo que no estuvo exento de controversia. Fue en esa época cuando el movimiento llamado "Reforma de la vida” se puso de moda. Este movimiento abogaba por la mejora del cuerpo a través de medios naturales, como el sol o dietas especiales. Las primeras organizaciones antivacunación, se fundaron en Leipzig y Stuttgart ya en 1869, cinco años antes de la Ley de Vacunación del Reich. La Asociación del Reich para Combatir la Vacunación Obligatoria pronto tuvo 300.000 miembros.

Las vacunas eran "cosa del diablo" para el movimiento, "algo artificial, químico que se inyecta en el cuerpo", dice Malte Thießen. "Y eso también explica el hecho de que la crítica masiva a la vacunación continúa hasta hoy en la escena alternativa de la República Federal de Alemania".

Incluso al principio de las primeras campañas antivacunación, los clichés antisemitas y las teorías de conspiración jugaron un papel importante. Por ejemplo, se difundió tempranamente la idea de que la vacunación era "parte de una conspiración mundial judía; que querían dañar deliberadamente el cuerpo del pueblo alemán", explica el experto Thießen. Clichés que, modificados, aparecen una y otra vez en tuits racistas y antisemitas contra las vacunas, y en otras publicaciones en las redes sociales.

Los alemanes, escépticos ante las vacunas

La idea del Estado todopoderoso forzando a los ciudadanos a vacunarse es de larga tradición. Esta puede ser también una razón por la que los alemanes son bastante reacios a vacunarse. En una encuesta representativa realizada por el Foro Económico Mundial a finales de diciembre, Alemania se ubicó solo en el medio en una comparación internacional.

La comparación internacional sobre la vacunación contra la gripe (a partir de 2019) para mayores de 65 años también muestra que muchos alemanes temen más a la vacuna que al virus. Solo el 35% de los alemanes mayores se vacunan contra la gripe, a diferencia del 85% de los coreanos y el 72% de los británicos mayores.

Sin embargo, la disposición a ser vacunado es mayor en el este de Alemania que en el oeste, como también lo demostró un estudio reciente del Instituto Robert Koch. Este resultado también tiene razones históricas.

En la República Democrática Alemana (RDA) se aplicaba sistemáticamente la vacunación contra la difteria, la tuberculosis y la viruela. El que se negara a la vacunación obligatoria era amenazado con una multa de hasta 500 marcos orientales. En la República Federal Alemana, sin embargo, la vacunación obligatoria se había suprimido en gran medida. Se trabajó en una mejor aclaración y en la vacunación voluntaria.

La guerra fría en el frente de vacunación

Un ejemplo es la vacunación contra la polio a principios de los años 60. La RDA había combatido la enfermedad con programas de vacunación sistemática mucho antes que la República Federal. El número de casos disminuyó rápidamente, mientras que las epidemias de poliomielitis estallaron una y otra vez en Occidente. En la carrera por la "salud pública", la RDA estaba a la cabeza e incluso hizo generosas ofertas al enemigo de clase.

El profesor Thießen relata una oferta de ayuda de este a oeste en 1961, cuando los dirigentes de la RDA ofrecieron a Occidente tres millones de dosis de vacuna contra la polio porque estaban libres de enfermedades. "Eso, por supuesto, habría sido un golpe de propaganda para el Este", dice Thießen. En ese momento, sin embargo, el canciller de la República Federal, Konrad Adenauer, declinó con agradecimiento.

La vacuna obligatoria es solo un "último recurso", según la historia

A principios de esta semana, el primer ministro bávaro Markus Söder (CSU) causó furor con una propuesta. Debido a que muchos enfermeros aparentemente no querían vacunarse contra el coronavirus, Söder dijo que se debería pensar en una vacunación obligatoria para esas personas.

Pero el historiador Malte Thießen aconseja no hacerlo. La vacunación obligatoria para ciertos grupos de profesionales es solo un "último recurso". Sería mejor confiar en las apelaciones y la ética profesional de enfermeras y médicos."Si alguien no quiere ser vacunado, ninguna sanción ayudará", según Thießen, pues otro problema ampliamente documentado en la historia de la vacunación asomaría: las tarjetas de vacunación falsificadas. "El personal supuestamente inmunizado sería entonces potencialmente contagioso, pero no identificable como tal", advierte Thießen.

(ct/cp)