La verdad sobre los dinosaurios
26 de octubre de 2006Hasta ahora se creía que la desaparición súbita de los dinosaurios fue causada por un meteorito que hace 650.000 siglos abrió en la península de Yucatán el cráter Chicxulub, de unos diez kilómetros de diámetro.
El Chicxulub puede haber sido uno de los primeros y menores de una serie de impactos de meteoritos, pero no la causa inmediata de la muerte de los gigantes: los dinosaurios desaparecieron en un proceso de más de 500 mil años.
Asi lo afirman Gerta Keller, paleontóloga de la Universidad de Princeton y los paleontólogos Thierry Adatte, de la Universidad de Neuchâtel (Suiza), Zsolt Berner y Doris Stueben, de la Universidad de Karlsruhe (Alemania).
“Podemos probar que el meteorito que abrió el cráter de Chixculub no fue el “asesino” de los dinosaurios. Ese cráter es 300.000 años más antiguo. Nuestras pruebas se basan en un análisis de perforaciones directamente en Chixculub y a orillas del río Brazos, en Texas”, dice Keller.
En las muestras sacadas de las perforaciones se hallaron testimonios del impacto, por ejemplo una capa de bolitas de vidrio. Pero sobre esa capa se encontraron los mismos sedimentos que debajo. Aparentemente nada cambió.
Frío, caliente, frío...
Los organismos evidentemente sobrevivieron al meteorito. Junto al río Brazos, los sedimentos de la era posterior están llenos de pequeños túneles. En el fango del mar vivían por lo tanto numerosos animales. De una catástrofe y la extinción de la vida por lo tanto no hay evidencia alguna.
¿Cuál fue entonces la consecuencia del impacto? Si bien el cráter de Chixculub tiene un tamaño de unos 150 kilómetros cuadrados, el meteorito que lo abrió no causó extinción mayor de animales, salvo en el lugar mismo de la colisión.
Los hechos fatales para los dinosaurios ocurrieron 300 siglos años después y tienen otras causas. Se trata de un trágico encadenamiento de acontecimientos, dice Thierry Adatte, de la Universidad de Neuchâtel.
”Durante el Cretáceo reinaron altas temperaturas durante millones de años. Al final del periodo cambió el clima, comenzándose a enfriar. En medio de esa tendencia comenzó en la India una inmensa actividad volcánica, durante la cual desapareció una superficie tan grande como la de Francia bajo capas de basalto de kilómetros de espesor. La actividad volcánica liberó enormes cantidades de gases de efecto invernadero, los que a su vez hicieron subir nuevamente las temperaturas”, explica Adatte.
Un segundo meteorito
Las temperaturas aumentaron muy rápidamente: en los mares unos cuatro grados y en tierra, hasta siete. El súbito calentamiento afectó enormemente a dos tercios de las especies, que desaparecieron luego en la transición del Cretáceo al Terciario.
Gerta Keller estima que después de 100.000 años del efecto de invernadero provocado por el vulcanismo, éste llegó a su fin. Pero entonces cayó sobre el planeta un segundo enorme meteorito, que dejó en todo el mundo una huella de iridio, un metal muy raro en la Tierra, pero muy abundante en los meteoritos.
El golpe de gracia
Y ese segundo meteorito fue el que hizo colapsar el sistema. Pero no el de Chixculub.
”No fue un sólo impacto. Para provocar una extinción de esas dimensiones se necesita algo más: un cambio climático, vulcanismo masivo y varios impactos. Eso fue demasiado para la vida sobre la Tierra”, agrega la paleontóloga.
En el caso de los animales marinos, esa historia puede ser seguida bastante detalladamente. En lo que se refiere a los más famosos representantes de la extinción masiva, los dinosaurios, es más difícil, debido a la falta de fósiles.
Además, en Francia y China se han hallado aparentemente restos de huevos y huesos de dinosaurios provenientes del Terciario. Si es cierto, algunos de los más robustos representantes de la especie sobrevivieron incluso algunos cientos de miles de años.
Si la historia es así y no como se creía hasta ahora, ¿dónde está el cráter de ese último meteorito fatal? “Eso es lo que me gustaría saber”, dice Keller.