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Las difíciles relaciones entre Erdogan y la UE

Matthias von Hein (CT/FEW)22 de mayo de 2016

Cuando el partido del Gobierno de Turquía, AKP, realiza su congreso nacional, el presidente Erdogan celebra. El Estado y el partido giran cada vez más en torno a este hombre, dice Kristian Brakel en entrevista con DW.

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Merkel und Erdogan
Imagen: picture-alliance/dpa

DW: Un aspecto importante del congreso nacional del AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo) es el personalismo. Una decisión muy importante se dio el jueves: el exministro de Transporte, Binali Yildirim fue nominado para la presidencia del partido. Con ello, fue designado también primer ministro y sucesor de Ahmet Davutoglu, quien renunció a principios de mayo. ¿Cuál es el significado de estos personalismos en el partido?

Kristian Brakel: Principalmente está relacionado con el uso de poder del presidente. El hasta hace poco presidente del partido y primer ministro se vio obligado a renunciar, a pesar de que fue originalmente muy cercano al presidente Erdogan. Con Binali Yildirim, el mandatario turco se asegura ahora a alguien con aún menos opinión y posición propia. Es similar a Davutoglu: también él era completamente dependiente del presidente. Davutoglu se atrevió solo a una oposición mínima. Pero eso fue para el presidente, al parecer, demasiado.

Kristian Brakel Leiter der Heinrich Böll-Stiftung Istanbul
Kristian Brakel, de la Fundación Heinrich Böll en Estambul.Imagen: Heinrich-Böll-Stiftung/S. Röhl

¿Qué más planea Erdogan para lograr sus objetivos? ¿Crear un sistema presidencial?

Así es, ¡ya tenemos un sistema presidencial! Así lo ha repetido también el presidente en muchas ocasiones. Todavía falta el AKP, pero la mayoría parlamentaria, de dos tercios, se puede lograr para poder hacer cumplir esta modificación constitucional. Tal vez el AKP pueda reunir una mayoría para hacer cumplir un cambio constitucional por referéndum. Pero para una modificación a la constitución sin referéndum y solo en el parlamento: solo harían falta los votos del AKP.

De regreso a Yildirim: Después de su designación, él señaló que el enfoque en su nuevo cargo será la lucha contra el prohibido PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán). Turquía se había inclinado en las últimas décadas por la opción militar, sin que les traiga paz. ¿Ve usted alguna posibilidad de regresar otra vez a un proceso de paz?

Por el momento no veo ninguna posibilidad, por desgracia. El año pasado mi evaluación era más optimista, también porque el entonces Primer Ministro Davutoglu tenía en repetidas ocasiones un tono conciliador. Él intentó incluir, cuidadosamente, un proceso de paz en la agenda. Estos esfuerzos fueron frustados cada vez más por el presidente. En la situación actual, una reactivación del proceso de negociación es poco probable. También, debido a que el PKK y el Gobierno turco tienen intereses completamente opuestos en Siria. Y también, porque el presidente lo ha convertido en un tema personal, destruir militarmente al PKK –o por lo menos debilitarlo hasta tal punto que ya no se le tema como negociador fuerte.

¿Qué podemos deducir de las relaciones europeas con Turquía? En áreas políticas centrales, Turquía es un socio importante, como en la crisis de refugiados y el conflicto en Siria.

Türkei Minister Binali Yildirim
El nuevo primer ministro de Turquía Binali Yildirim.Imagen: Reuters/U. Bektas

La relación con Europa seguirá siendo difícil. Esto es, en parte, debido a la historia que los europeos tienen con el AKP y con el presidente. Es decir, el rechazo a un proceso de adhesión a la UE sincero. ¡Esto fue un insulto personal para Erdogan! Además: el sistema está ahora fuertemente personalizado en la política exterior y depende mayormente del presidente, y por lo tanto también de sus estados de ánimo o intenciones. Sin embargo, se mantendrá una relación en la que ambas partes se necesiten mutuamente. Erdogan necesita también de los europeos, al menos como gran mercado económico. Pero esta relación no estará caracterizada por la amistad o la confianza mutua.

Usted ha descrito al AKP como el club de Erdogan. Otros como el profesor Bassam Tibi señala al AKP como un partido islamista. ¿Comparte usted esta opinión?

No soy gran admirador de los análisis del profesor Tibi que en todos lados ve la islamización de Occidente. Sin embargo, el AKP es un partido islamista sin lugar a dudas. Y ellos tampoco nunca lo han ocultado. La pregunta es: ¿qué significa ser islamista?. Hay islamismo en muchas formas. El AKP fue elogiado cuando entró al poder como un partido que reducía el islamismo a una forma de islamismo cultural, que determinaba valores políticos básicos, pero no muy diferente de lo que hace el cristianismo en la gran C de la CDU de Alemania. Creo que este análisis es erróneo. Cada vez hay más esfuerzos en el Gobierno, tales como reconstruir el sistema de educación y para aumentar la influencia de la religión. La religión está concebida principalmente como una herramienta de propaganda, como instrumento con el que se puede mover a las masas. Pero hay pocos elementos para temer de que todo el Estado va a ser reconstruido. Lo que queda claro es que con el AKP la religión se ha vuelto más importante en la vida pública en Turquía. Y hay el deseo de ayudar a los musulmanes a que se ganen más respeto y a tener más influencia en la sociedad. Ese es el objetivo.

Kristian Brakel dirige la oficina de la Fundación Heinrich Böll en Estambul.