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Las largas sombras de la Guerra de Irak

Christina Bergmann/ Cristina Papaleo8 de abril de 2013

Cuando soldados iraquíes y estadounidenses derrumbaron, hace ya diez años, la estatua de Saddam Hussein en Bagdad, nadie se hubiera imaginado cuánto iba a durar la guerra ni cuán vastas serían sus consecuencias.

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Imagen: AFP/Getty Images

A diez años de la caída del dictador iraquí Saddam Hussein, la situación en Irak como las relaciones de ese país con EE. UU. es tal como se la imaginaron los que idearon la Guerra de Irak en 2003: instituciones debilitadas, violencia, violaciones a los derechos humanos, junto con el fortalecimiento de la organización terrorista Al Qaeda son características del Irak actual. Las críticas se dirigen, sobre todo, al gobierno estadounidense, tanto al de entonces como al de hoy. “Muchos iraquíes pueden, por primera vez en su vida, expresar su opinión libremente y organizarse políticamente sin problemas”, explicó el ministro estadounidense de Exteriores, John Kerry, durante su reciente visita a Irak. “Sin embargo”, agregó, “no se puede negar que aún queda mucho por hacer”.

Según Erin Evers, de Human Rights Watch, EE. UU. dio un mal ejemplo en cuanto a política de derechos humanos. El tratamiento humillante a los prisioneros iraquíes en la cárcel de Abu-Ghraib es solo una muestra de ello. “La situación no mejoró tampoco durante el gobierno de Barack Obama”, dijo Evers a DW. “En 2009, Obama decidió que los responsables de Abu Ghraib no debían rendir cuentas por sus delitos, lo cual fue un grave error”, añadió.

Situación en Irak, “menos predecible”

En cuanto a seguridad, la situación en Irak es sumamente endeble. De acuerdo con lo pactado entre ambos gobiernos, a fines de 2013 solo deberían quedar unos 5.100 estadounidenses en Irak, entre personal diplomático y empleados de empresas privadas de seguridad y administración.

Ya no queda ningún soldados de EE. UU. en misión militar desde fines de 2011, debido al fracaso de un acuerdo sobre la permanencia de las tropas. Peter Fever, de la Duke University, dijo en conversación con DW que “el primer ministro iraquí, Nuri Al Maliki, estaba dispuesto a garantizar la inmunidad de los soldados estadounidenses, pero EE. UU. insistió en que esa medida fuera aprobada por el Parlamento”. Finalmente, Maliki no pudo garantizarla, por lo cual las negociaciones fracasaron.

La situación en Irak sigue siendo peligrosa.
La situación en Irak sigue siendo peligrosa.Imagen: picture-alliance/Fotoreport

En Irak siguen produciéndose ataques terroristas que cobran víctimas civiles. El panorama actual es especialmente tenso debido a que 18 de las 20 provincias se hallan en fase preelectoral, de cara a los comicios del 20 de abril. El solo hecho de que Saddam Hussein fuera derrocado no mejoró la situación de la gente, opina Erin Evers. “La gente dice que vivir bajo el régimen de Saddam era espantoso, pero que, al menos, el enemigo de entonces era uno solo, y si uno no se metía en política, podía vivir una vida medianamente normal”. Ahora, por el contrario, muchos iraquíes piensan que el peligro es mayor y mucho menos predecible, y eso influye en todas las áreas de la vida.

Opiniones encontradas

Jim Phillips, de la conservadora Heritage Foundation, sin embargo, dijo a DW que “si EE. UU. no hubiese invadido hace diez años a Irak, Saddam Hussein seguiría en el poder, y sería muy probable que se hubiera producido otra guerra en la que hubieran muerto aún más iraquíes”. Pero tanto la opinión de los ciudadanos de EE. UU. como la de los expertos sigue estando muy polarizada en cuanto a la invasión a Irak.

Opiniones en EE. UU., muy polarizadas en cuanto a la Guerra de Irak.
Opiniones en EE. UU., muy polarizadas en cuanto a la Guerra de Irak.Imagen: picture-alliance/dpa

Los resultados de una encuesta del Pew Institut revelan que un 44 por ciento de la población estadounidense creen que la guerra de Irak fue un error, mientras que un 41 por ciento piensa que fue la decisión correcta. Además, y en otro orden de cosas, un 46 por ciento opina que EE. UU. logró a grandes rasgos sus objetivos. Otro 43 por ciento, por el otro lado, cree que EE. UU. fracasó.

Los estadounidenses también pagaron un alto precio por invadir Irak. Por un lado, la guerra produjo enormes costos que, según un estudio reciente de la Brown University, superan los 2.200 millones de dólares. “A eso se suma el daño sufrido por la imagen de EE. UU. en el mundo árabe”, dice Jim Phillips, “y la relación con los aliados en Europa también se vio perjudicada”.

EE. UU. se ha vuelto más cuidadoso en cuanto a intervenciones militares, como se puede ver a las claras en su actitud más bien reticente en lo que respecta a Siria. Sin embargo, subraya el politólogo Peter Feaver, todavía no es posible hacer un balance final de la Guerra de Irak, ya que eso depende de cómo evolucionen las cosas en el país. Pero Jim Phillips remarca que algo sí se ha aprendido: “Puede ser mucho más difícil lograr la paz que ganar la guerra”.

Autora: Christina Bergmann/ Cristina Papaleo

Editor: José Ospina-Valencia