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Legalización de inmigrantes en España

8 de febrero de 2005

El proceso iniciado en España para regularizar la situación de inmigrantes que trabajan ilegalmente es objeto de comentarios en la prensa europea, que analiza también el problema a nivel continental.

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Cola ante el consulado marroquí de Valencia para obtener documentos.Imagen: AP

El Handelsblatt, diario económico de Düsseldorf, apunta: “Durante años, España no detuvo la inmigración ilegal de Latinoamérica, del norte de África y el este de Europa. Tras su triunfo electoral de marzo del año pasado, el presidente del gobierno cumplió su palabra, presentando una nueva ley dirigida a otorgar permiso de residencia a extranjeros que ya viven y trabajan en el país, incrementando a la vez los controles en el ámbito económico y en las fronteras. (...) Zapatero se dio cuenta de que este tipo de mano de obra barata e ilegal -que por años prestó muy buenos servicios en la construcción y la agricultura, deparando cuantiosas ganancias a la primera-, representa una bomba de tiempo para España: el racismo y el dumping salarial crecen tanto como la delincuencia.”

Política del avestruz

El rotativo holandés De Volkskrant comenta: “Los españoles merecen elogio por hacer frente a un problema que se propaga en todas partes de Europa y en Estados Unidos. El empleo ilegal masivo es un indicio de que no hay equilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado laboral. Sectores como los de la construcción, el aseo, la agricultura, los textiles, los servicios domésticos, la distribución de periódicos y la gastronomía se apoyan en gran medida en el empleo ilegal. (...) Entretanto, los indocumentados realizan un aporte sustancial a nuestra economía. (...) Negar este problema o tolerar prácticas delictivas es una peligrosa política del avestruz.”

Desafío europeo

Le Figaro, de París, opina: “La inmigración ilegal es el origen de tensiones que por doquier amenazan con minar la cohesión nacional. Todavía no se ha encontrado un medio satisfactorio contra eso. En cambio, la inmigración legal les parece a muchos necesaria en una Europa que envejece. (...) La Constitución de la Unión Europea prevé una política conjunta para manejar eficazmente las corrientes de inmigración. Pero dicho texto, que aún debe ser ratificado, no se aplicará a corto plazo. Sobre todo, no se vislumbra por qué los gobiernos habrían de aceptar una cooperación más estrecha. Cada uno actúa por su cuenta. Es una lástima, porque la inmigración es uno de los grandes temas en Europa. Mal controlada y temida, sigue siendo una excusa para que cada uno se repliegue en sí mismo. O, dicho de otro modo, un freno para un esfuerzo mancomunado. La falta de unidad da la impresión de que Europa no sabe a dónde va, ni lo que quiere ser.”