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Lev Gudkov: La mayoría de los electores rusos piensa en categorías soviéticas

Sergej Morosow (CHP)27 de noviembre de 2007

DW-WORLD habló con Lev Gudkov, director del Centro Demoscópico independiente “Levada”, sobre la situación imperante en Rusia a pocos días de las elecciones presidenciales y parlamentarias.

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Rusia se prepara para elegir.Imagen: AP

DW-WORLD.DE: ¿Cómo describiría el ambiente preelectoral imperante entre la población rusa?

Lev Gudkov: Se registra una creciente satisfacción con las condiciones de vida, especialmente en el último medio año. Por primera vez se comprueba que el ánimo general mejora: las personas se muestran más satisfechas que insatisfechas. Hace 15 años el ánimo no era tan positivo. Las personas pensaban que el país no avanzaba por el camino correcto, que sus opiniones e intereses no eran tomados en cuenta, y que sus salarios iban en picada.

Sin embargo las opiniones varían dependiendo del estrato social. Sólo del 15 al 20 por ciento se ha beneficiado de los cambios registrados en los últimos años. Para la mayor parte no ha cambiado gran cosa.

Pero la población ha logrado recuperarse de la crisis financiera de 1998 y no se prevé que en el corto plazo se registren percances mayores. Esto no genera precisamente confianza y optimismo pero por lo menos pone fin a los malos vaticinios. Se puede resumir así, no es que la gente diga “vean lo bien que nos va” sino “gracias a Dios que no nos va peor”.

¿Se debe a ello la popularidad de Vladimir Putin y del partido “Rusia Unida”?

En parte. Una gran parte de la población tiene todavía una forma de pensar soviética. Es decir, esperan apoyo del Estado, prestaciones sociales, etc. Desde esta óptica parte de la población depende de los gobernantes en el poder. Si el gobierno no cumple con estos esperanzas o si las rechaza se registra descontento.

La mayor parte de los rusos, especialmente los que viven en pueblos pequeños, pero también en las ciudades, opinan que sin ayuda del Estado, sin servicios de salud gratuitos y asistencia social no pueden sobrevivir. Por lo mismo e independientemente del abuso de los llamados “recursos administrativos”, de la presión que se ejerce sobre el electorado, de la represión de la oposición, del control de los medios y otros “tesoros” de la democracia dirigida, la población cuenta con el partido en el poder y con Putin. Confían en que los gobernantes se ocupen de todas sus necesidades.

¿Cómo se puede definir el actual ambiente electoral en Rusia?

Visto de forma estricta las tendencias más importantes se han decantado. Son evidentes y no cambiarán mucho hasta las elecciones. Aunque no se puede descartar que se registren algunas variaciones y sorpresas. El 53 por ciento de la población planea participar en las elecciones. El 47 por ciento restante no acudirá a las urnas por motivos políticos.

¿Qué motivos son?

No creen que su voto sea decisivo. Muchos piensan que los resultados electorales están manipulados, muchos están cansados de la política y desconfían de los políticos. Entre los abstencionistas también hay quienes no encuentran un partido que represente sus intereses.

El rechazo está en realidad fundamentado. Sólo un 5 por ciento de los electores no acudirá a las urnas por desconocimiento. El restante 53 por ciento ya ha decidido.

¿Cuá es su pronóstico de las elecciones?

El reparto de los votos en la Duma podría verse así: 59 por ciento quedará en manos de “Rusia Unida”, 18 por ciento va para los comunistas, el 9 por ciento para “una Rusia justa”, 7 por ciento para el partido de Shirinovski, es decir que apenas logrará superar la barrera del 7 por ciento.

¿Significa esto que no habrá presencia de partidos de oposición en el Parlamento?

No, desgraciadamente no. El Partido Yabloko, de Gregori Yavlinski, logrará algunos votos más que los acumulados el año pasado, pero no más del 3 por ciento. La “Unión de Fuerzas de Derecha” logrará máximo un dos por ciento.

Esto significa que aún cuando todos los partidos de oposición democrática se unieran, de todas maneras no lograrían superar la barrera del 7 por ciento.

No, no lograrán superarla.

¿Prevé algún tipo de sorpresa en las elecciones parlamentarias?

No espero ningún tipo de sorpresa. ¿Qué puede pasar cuando se registran controles severos en el campo de la información?

Sin embargo no puede descartarse que el partido de Shirinovski registre un fuerte incremento de popularidad en los días previos a las elecciones, como ha sucedido en el pasado. Pero esto sólo es posible si no se presiona al partido. En principio Shirinovski, en la actual situación de democracia dirigida, no tiene ningún valor para el Kremlin. En cierta forma incluso desacredita al Kremlin.

¿Significa esto que la Duma es manipulable nuevamente?

En la próxima Duma la mayoría absoluta pertenecerá a partidos afines al Kremlin, por lo mismo será dirigible y dependerá del ejecutivo, subordinada e incapaz de gestionar.

¿Cuál es la opinión imperante sobre la evolución del sistema político?

La población no tiene una idea muy desarrollada de lo que es una democracia, nunca han vivido una. Es más, la demagogia populista y conservadora de la década de 1990, primero por parte de los comunistas y después por parte del partido de Putin, ha desacreditado los principios y modelos democráticos.

Dependiendo del nivel de formación e información muchos rusos creen o comprenden bajo derecho democrático el derecho a criticar, la libertad de movimiento o incluso caos, decadencia, promesas vacías, demagogia. No comprenden que la democracia es un orden de derecho que exige la separación de poderes y se basa en la competencia de partidos políticos. Sólo entre un 10 y un 12 por ciento de la población se encuentran familiarizada con la bases de la democracia.

¿Existe en Rusia necesidad por desarrollar la sociedad civil?

No. La sociedad rusa es muy conservadora. En parte se puede comparar la forma de pensar de la población con la que imperaba entre los campesinos en tiempos de la servidumbre. Ven de abajo para arriba a los gobernantes, están acostumbrados a las arbitrariedades del poder, esperan apoyo por parte del gobierno y dejan a los gobernantes imponer su voluntad.