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“Lo bueno es que Alemania invierte en ciencia”

Luis García-Casas9 de noviembre de 2013

Las especialidades del chileno Nicolás González son la interrelación entre agujeros negros a punto de fusionarse y entre estrellas masivas que, como su grupo de investigación ha demostrado, aparecen en parejas.

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Nicolás González explica las fórmulas mediante las que se calcula la masa y la densidad de una estrella.
Nicolás González explica las fórmulas mediante las que se calcula la masa y la densidad de una estrella.Imagen: N. González

En Chile están algunos de los mejores observatorios astronómicos, pero considera Alemania el mejor lugar para estudiar la Física de las Estrellas. Nicolás González es uno de los tres chilenos que trabajan en el grupo de Astrofísica Estelar de la Universidad de Bonn. Pasó por el Instituto Max Planck de Astrofísica en Múnich y decidió seguir en Alemania: “En Chile está muy desarrollada la astronomía observacional; pero la astrofísica teórica, menos”. González confía en que su país se va a convertir en la mayor potencia mundial en ese campo. Sin embargo, a medio plazo no piensa en volver.

Además, afirma, “en ciencia uno no puede ser grande en todo, nos necesitamos unos a otros”. En astrofísica se tiene que trabajar conjuntamente con ingenieros, matemáticos e investigadores de otras disciplinas. “Mi trabajo, por ejemplo, se resume en resolver ecuaciones y en interpretarlas, pero necesito poder contrastarlas con lo que los astrónomos están viendo en el telescopio”. Es una de las grandes dificultades de estudiar objetos que están a años luz de distancia: “Claro, nunca vamos a poder llegar a una estrella para tomar muestras, pero podemos saber muchas cosas solo observando su movimiento y su espectro de luz; la astrofísica supone un desafío para los científicos, para los ingenieros, para los electrónicos...”.

Especialista en astros raros

Frente al edificio que el Instituto Argelander de Astronomía de la Universidad de Bonn comparte con el Instituto Max Planck
Frente al edificio que el Instituto Argelander de Astronomía de la Universidad de Bonn comparte con el Instituto Max PlanckImagen: N. González

Su especialidad son “algunos de esos objetos exóticos que hay en el Universo”. Primero estudió las estrellas de neutrones. “Son estrellas extremadamente densas, tan densas que, si uno pudiera sacar una cucharada de ellas, pesaría como el monte Everest”. Luego, en el Max Planck de Múnich, estudió la interrelación entre agujeros negros a punto de fusionarse. Y ahora, en el Argelander-Institut für Astronomie (que así se llama el centro), prepara su tesis doctoral sobre el comportamiento de las estrellas masivas, muy grandes y pesadas.

“De hecho, uno de los últimos grandes descubrimientos sobre ellas fue hecho acá, por nuestro grupo de investigación, que demostró que las estrellas masivas vienen de dos en dos, son binarias”. Uno pensaría, dice, que el universo está lleno de estrellas solitarias como el Sol. Pero no es así. Las estrellas masivas van como cogidas de la mano: “Interaccionan entre sí y se intercambian material”. Esa es la línea principal de su investigación.

Nuestro origen está en las estrellas

Acostumbrado, como buen científico, a hacerse preguntas, continúa: “¿Por qué es importante eso? Porque se sabe que cuando estas estrellas explotan, enriquecen el medio en el que están y, después, se forman planetas. En el núcleo de una estrella se generan los elementos de la naturaleza, desde el helio, el hidrógeno... hasta el hierro, incluso más. Cada elemento que encontramos en la Tierra, el hierro o el carbono que tienes en tu cuerpo fue creado en el interior de una estrella. ¿Y quiénes son las que producen más material de esos? Son las estrellas masivas cuando explotan. Si no fuera por ellas, ni siquiera existiríamos: si no generaran lo que generan, no podríamos estar acá nosotros. Por eso estas estrellas son importantes”.

“Pero puedes decir -continúa interrogándose él mismo- ¿la astronomía y la astrofísica pueden traer mejoras a la gente en su día a día? No creo que tenga una respuesta definitiva, pero sí que estas ciencias dan una ayuda indirecta”. Pone como ejemplo las cámaras de fotos digitales, que se desarrollaron “gracias a que la Astronomía en ese momento necesitó mejores dispositivos para poder observar afuera”. Así se inventó el CCD, que es el chip con que funcionan. También la ecografía 3D o el GPS, que “partió del proyecto absurdo de un científico de crear un reloj atómico que se desfase solo un segundo en mil millones de años”. ¿Para qué iba a servir? Pues no se sabía, pero gracias a que tenemos un reloj tan preciso, se puede utilizar la geolocalización por GPS.

Los presupuestos de la Ciencia

“En cualquier país es difícil conseguir fondos, porque no estamos hablando de cosas pequeñas. Eso es lo bueno de Alemania, que sí que invierte en ciencia. Es una de las razones también por las que vine aquí”. Su jefe, Norbert Langer, obtuvo fondos para montar el “grupo estelar”, los 21 investigadores del Grupo de Astrofísica Estelar de la Universidad de Bonn, para lo que trajo estudiantes de todo el mundo. Es un mundo muy competitivo, reconoce. “Nadie lo hace por dinero, pero tampoco nadie puede vivir solo del amor a la ciencia”. Y eso es algo que el gobierno alemán sí entiende: que hay que invertir en ciencia".

“Debería ser uno de los gastos principales de un gobierno invertir en ciencia”. Y no solo porque, como él mismo resume, “el empujar a la tecnología para obtener aparatos más precisos, al final, puede generar ventajas que no se esperaban en un primer momento” (es lo que ellos llaman ‘transferencia de tecnología'). Sino por el propio afán de conocimiento. “Yo suelo dejar de lado los motivos filosóficos”. Preguntas como por qué estamos aquí o de dónde venimos, en un grado u otro, le interesan a toda la Humanidad. “Puede haber gente a la que no le interese; pero hay otra que va a seguir buscando hasta que podamos encontrar las respuestas, si es que alguna vez lo hacemos. Es la motivación más profunda de los científicos, entender cómo es el universo, cómo son las cosas”.

¿Y alguna vez llegaremos a conseguirlo? “Yo creo que sí vamos a acabar conociendo todo el universo, aunque no en nuestro tiempo de vida”. No obstante, reconoce que “es muy optimista, no sé si decir ‘arrogante', pensar que vamos a llegar a conocer todo, porque cada vez que uno resuelve un problema aparecen otros nuevos: tú contestas una pregunta, y de la respuesta surgen nuevos interrogantes”.