Humor y política en Alemania
12 de enero de 2011El periodista y autor alemán Kurt Tucholsky una vez dijo que en la sátira todo estaba permitido. Pero a lo largo de su vida tuvo que experimentar que la clase política en Alemania no siempre opina lo mismo. En 1933 el régimen nazi le retiró la nacionalidad y quemó sus libros en una ceremonia oficial junto con las obras “prohibidas” de muchos otros autores.
La exposición “Spaß beiseite. Humor und Politik in Deutschland” (“¡Nada de bromas! Humor y política en Alemania”) invita al público a opinar si en el humor y en la sátira todo está permitido. Ya en la entrada el visitante tiene la posibilidad de ingresar por un lado que afirma esta cuestión o por otro en donde se la niega. Después de haber elegido una postura inicial, el visitante comienza un recorrido por la historia del humor político en Alemania desde la fundación de la República Federal hasta la actualidad.
En 1945 Alemania empezaba a recuperarse de los daños causados por el régimen nazi y la derrota en la Segunda Guerra Mundial. Había una gran necesidad de entretenimiento en la vida cotidiana de posguerra, por lo que en todas las zonas de ocupación se fundaron cabarés políticos y se permitió la difusión de caricaturas en revistas de sátira y en periódicos. El humor sirvió de desquite con los nazis y la política de ocupación. Pero las potencias vencedoras siguieron controlando la producción artística y la crítica contra los regímenes de ocupación tenía límites. El caricaturista Karl Holtz, por ejemplo, fue sentenciado a 25 años de cárcel por una caricatura de Stalin en la zona soviética.
Dictadura o democracia
En la Alemania dividida la libertad de expresión humorística ejemplifica el grado de democracia en las dos repúblicas. En 1966 el jefe de Estado de la República Democrática Alemana (RDA), Walter Ulbricht, definió la tarea central de la sátira socialista como la revelación precisa de los enemigos de la nación y en las escuelas las caricaturas servían para inculcar una imagen estereotipada del enemigo en los alumnos.
Durante los años 50 y 60 el cabaré político alcanzó una enorme popularidad. En la Alemania Occidental los cabarés “Ko(m)mödchen” y “Münchner Lach- und Schießgesellschaft” se transmitían a millones de personas por radio y televisión. Después de la sublevación de 1953 también los ciudadanos de la Alemania oriental obtuvieron el permiso para fundar cabarés: “Die Distel”, “Leipziger Pfeffermühle” y “Die Herkuleskeule” se cuentan entre los más conocidos. La crítica al régimen socialista se hacía a escondidas, mientras que los temas oficiales eran generalmente problemas en los servicios o el abastecimiento.
El artista de cabaré Wolfgang Neuss se hizo famoso en los años 50 en la Alemania Occidental por sus presentaciones en el cabaré “Die Stachelschweine” en las que acompañaba sus actuaciones con un timbal. Fue uno de los críticos más duros de la política entre las dos repúblicas alemanas. En la RDA el artista de cabaré Heinz Draehn llegó a ser conocido sobre todo por su personaje “Kuddeldaddeldu” en actuaciones en televisión.
Un carnaval crítico
La sátira política es un elemento tradicional del carnaval alemán. Cada año la Asociación de Carnaval de Aquisgrán otorga la orden “contra la seriedad” a una persona importante de la vida pública y ésta da un discurso humorístico (Büttenrede). Muchos políticos alemanes han recibido esta condecoración, como Hans-Dietrich Genscher o Guido Westerwelle.
El programa de carnaval más conocido en televisión es el de Maguncia: en el evento “Mainz bleibt Mainz, wie es singt und lacht” una persona vestida de bufón pronuncia una “Bütt”, una sátira en rimas de temas políticos. También en el gran desfile de lunes de Carnaval en la ciudad de Colonia los carros alegóricos muestran caricaturas de temas y personajes políticos de interés actual.
La rebeldía creativa
A partir de los años 60 la crítica política se vuelve más radical con las manifestaciones de estudiantes, los movimientos de protección del medio ambiente y de emancipación. Pero el humor sigue vigente como instrumento de crítica. En las manifestaciones contra la visita del shah iraní a Alemania en 1967, los manifestantes llevaban bolsas de papel en la cabeza con el perfil del shah y de su esposa. Actualmente la “armada de payasos” es un movimiento antiglobalización que usa el humor como su arma crítica y pacífica más poderosa, como en la cumbre del G8 en Alemania en el 2007.
Después de la reunificación alemana predominaron los chistes de “Ossis” y “Wessis”, sobre los clichés de los alemanes del este y del occidente. La revista satírica “Titanic” muestra la imagen de una joven alemana con atributos típicos de la gente de Alemania del Este sosteniendo un pepino en la mano, la imagen lleva el título: “Mi primer plátano. Gaby de la zona del este está muy contenta en la República Federal de Alemania.” Este tipo de humor da cuenta del acercamiento entre las dos diferentes sociedades alemanas.
El humor “pop”
En los años 90 los medios de masas descubrieron el mercado del humor y de esto resultó el fenómeno conocido como ‘sociedad de diversión'. Mientras que el cabaré y la sátira política pasaban a segundo plano, el humor ligero de los programas de entretenimiento en la televisión alcanzaron un estatus de cultura pop. Comediantes como Mario Barth llenan estadios enteros en sus actuaciones en vivo, como en el 2008 cuando el artista rompió el récord mundial como comediante en vivo con más espectadores al llenar el Estadio Olímpico de Berlín con 70 000 espectadores.
El comediante alemán de origen turco Kaya Yanar es uno de los fundadores del humor étnico en Alemania. Este humor captura clichés y problemas de los diferentes grupos extranjeros que residen en el país. Al ser pronunciada por gente de trasfondo foráneo sobre el grupo cultural que representa, la crítica no se percibe como racista.
Al final de la exposición resurge la pregunta inicial: ¿En la sátira y el humor todo está permitido? Para los alemanes las parodias de Hitler siguen siendo un tema muy controvertido y los atentados en reacción a las caricaturas de Mahoma en el 2006 demuestran el poder crítico del humor y señalan los problemas relativos a sus límites. Más de 800 objetos, instalaciones interactivas y documentos de sonido y video hacen reír y pensar. La exposición se exhibe en el museo Casa de la Historia (Haus der Geschichte) en Bonn hasta el 13 de junio del 2011.
Autora: Violeta Campos
Editora: Emilia Rojas