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Los cinco puntos clave de las presidenciales en Colombia

José Ospina-Valencia
28 de mayo de 2018

Tras la primera vuelta, el panorama electoral en Colombia deja hechos consumados, pero otros más por esclarecerse. En resumen, según los analistas consultados por DW, los candidatos tendrán que moderar sus posturas.

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Vía a la Casa de Nariño, sede del Gobierno en Colombia.
Vía a la Casa de Nariño, sede del Gobierno en Colombia.

1. Sin la amenaza de las armas

"La ilusión, a veces, nubla la visión”, dice el internacionalista colombiano Walter Arévalo a DW, desde La Haya, cuando cita el "estado de shock” en que millones de colombianos entraron tras conocer los resultados, en parte, ya "previsibles”: aunque millones soñaban con el profesor de matemáticas Sergio Fajardo (centro) como el presidente de una nueva Colombia, fueron los candidatos más vociferantes y polarizadores los que pasaron, Iván Duque, del Centro Democrático (derecha) con 39,14% de los votos y Gustavo Petro, de Colombia (izquierda) 25.09%. Ambos disputarán el 17 de junio la presidencia de Colombia.

Pero hay novedades destacables: estas han sido las primeras elecciones presidenciales en Colombia, en más de medio siglo, celebradas sin la presión armada de las FARC. Además, desde 1999 la votación no había sido tan alta en primera vuelta: 53,36 %. "La crónica abstención electoral es uno de los puntos débiles de la democracia de Colombia”, apunta en entrevista con DW la politóloga Sabine Kurtenbach, del GIGA, con sede en Hamburgo, y especialista en participación política en América Latina.

2Más pluralidad

Por otra parte, según Walter Arévalo, "la fortaleza y diversidad de los candidatos supera un poco la idea histórica de que el modelo colombiano es, en la práctica, aún bipartidista”, lo que a su juicio es "una falacia histórica”. A su juicio, una gran ventaja manifiesta en estas elecciones es "la pluralidad de las ideas políticas”.

"Si bien la primera vuelta la ganaron los extremos, ninguno tiene la victoria asegurada y el discurso de ambos tendrá que moderarse hacia el centro”, apunta el jurista Arévalo, porque ahora serán los seguidores del moderado Sergio Fajardo quienes decidirán. "Duque y Petro tendrán ahora que buscar el voto de 7.000.200 de electores para poder ganar”, concluye el jurista.

Pero no todo es positivo. La opacidad de las propuestas de ambos candidatos, las incertidumbres sobre su carácter personal y su capacidad, han generado desconfianza en muchos electores, sostienen ambos analistas. Kurtenbach resalta que "no ayuda cultivar la leyenda del "castrochavismo” que supuestamente Petro quiere trasplantar de Venezuela a Colombia. Mientras, en las filas petristas también se atiza el miedo al supuesto regreso de la persecución a críticos, jueces y periodistas como sucedió bajo los gobiernos de Álvaro Uribe, padrino de Iván Duque. 

3. Modelo político: el país de ayer vs futuro

En estas elecciones se enfrentan un candidato de la derecha (apoyado por socios de ultraderecha e iglesias evangélicas), y un candidato de la izquierda (exguerrillero del M19), con dos visiones divergentes del Estado.

La Candelaria, casco colonial de Bogotá.
La Candelaria, casco colonial de Bogotá.Imagen: DW/J. Ospina-Valencia

Mientras Duque representa el Estado tradicional conservador, Petro se presenta como uno de los padres de la Constitución de 1991, "uno de los momentos estelares de Colombia en América Latina”, apunta Sabine Kurtenbach. Las intenciones de ambos de introducir reformas a la Constitución hacen prender las alarmas por la falta de confianza en las intenciones de ambos.

Duque es puesto como un "defensor de la Constitución de 1886”, "símbolo del país de ayer”, mientras Petro mismo se presenta como "defensor de la Constitución de 1991”, otrora la Carta Magna más moderna de América Latina, resultado de protestas populares y convocada  tras la desaparición del M19, la exguerrilla de Petro.

En definitiva, tanto Kurtenbach como Arévalo coinciden en que lo del "castrochavismo” no es otra cosa que una "leyenda”, por lo demás "impracticable en Colombia, gracias a sus instituciones fuertes fuertes y reacias al cambio”.

4. ¿Paz herida, guerra segura?

Ni lo uno ni lo otro. "La paz está jurídicamente asegurada, porque hace parte del sistema legal colombiano”, recuerda el profesor de la Universidad del Rosario Walter Arévalo, por lo que "a Duque no le puede interesar  violarla”. Y, en efecto, Duque ahora solo quiere "introducir cambios, pero respetar el modelo”. En su discurso tras la victoria de este 27 de mayo, aseguró querer "proteger a los exguerrilleros rasos, pero condenar a los cabecillas que cometieron crímenes de lesa humanidad”.

En caso de una victoria de Petro, Sabine Kurtenbach advierte que la paz en Colombia puede correr el riesgo del proceso en Guatemala: "Allí el Congreso ha asfixiado la paz no aprobando los recursos financieros necesarios”.

Por otra parte, es inadmisible que más de 100 líderes sociales hayan sido asesinados tras la firma del Acuerdo de Paz. "Con ellos se matan las oportunidades de construir paz”, dice Sabine Kurtenbach, del Instituto de Estudios Latinoamericanos, GIGA, con sede en Hamburgo.

5. Modelo económico: neoliberalismo vs agrarismo

"Rebajar los impuestos a las empresas, que luego generarán más empleo”, esta una de las propuestas de Iván Duque. "Un automatismo que pocas veces funciona”, como reconocen los expertos consultados por DW. Petro, por su parte, quiere que Colombia abandone el extraccionismo minero, y aproveche sus campos para la agricultura. "Cultivar aguacates genera pocos empleos", apunta Kurtenbach y recomienda que "Colombia debería pensar más en el aprovechamiento científico y comercial de su mayor riqueza: la biodiversidad”.

José Ospina-Valencia (er)