Los desafíos de la OTAN

El danés Anders Fogh Rasmussen asume el sábado (01.08.09) el cargo de secretario general de la OTAN. El ex-primer ministro sucede al holandés Jaap de Hoop Scheffer en el cargo. El nombre de Rasmussen saltó a los titulares de la prensa europea a raíz del escándalo en torno a las caricaturas de Mahoma realizadas por los dibujantes de un diario danés. El diario Jyllandsposten publicó, entre otros dibujos, una imagen de Mahoma luciendo una bomba sobre el turbante en la cabeza. Rasmussen no se disculpó y dijo que el diario estaba en libertad de publicar lo que quisiera.

Las famosas caricaturas, publicadas en el 2006, provocaron en el mundo musulmán una tormenta de protestas. La actitud de Rasmussen despertó aprobación, pero también críticas, lo que le dificultó el acceso al cargo al frente de la OTAN. Su candidatura debía ser aprobada por consenso de los 28 países miembros de la Alianza, consenso que no fue alcanzado por la oposición de Turquía.

"No puede uno permanecer neutral"

Para el llamado Tony Blair de Dinamarca, que asumió el liderazgo del partido liberal Venstre en 1998 y fue primer ministro de su país durante ocho años, ante el fundamentalismo no puede uno mantenerse neutral.

"No se trata de una confrontación de valores culturales y religiosos, es un enfrentamiento entre la ilustración y el fundamentalismo, entre democracia y dictadura, entre libertad y tiranía, en esta lucha no puede uno permanecer neutral", llegó a decir Rasmussen mismo sobre el espinoso asunto.

El político de 56 años asumirá por fin el cargo gracias al apoyo de Estados Unidos. Fue el presidente Barack Obama durante las celebraciones del 60 aniversario de la OTAN el pasado mes de abril, el que zanjó las diferencias y logró persuadir a Turquía.

Rasmussen tiene el reconocimiento de EEUU debido a que su país envió en el 2003 un contingente de tropas a Irak y Afganistán. Pero el flamante secretario general tendrá que enfrentar serios desafíos: la misión en Afganistán, la nueva orientación estratégica de la Alianza Atlántica y su expansión, así como la relación de la organización con la Unión Europea.

Afganistán, el peor escollo

Afganistán seguirá siendo su mayor desafío, tanto como lo fue para su antecesor. Durante la gestión de Jaap de Hoop Scheffer, la Alianza Atlántica creció hasta tener los actuales 28 miembros. Los nuevos aspirantes a ingresar son Georgia y Ucrania, un proyecto que despierta un rechazo total por parte de Rusia. Una dura prueba para la OTAN fue la ofensiva de Rusia en Georgia el verano pasado, lo que provocó un congelamiento en las relaciones entre la OTAN y Moscú.

También con la Unión Europea hay fricciones. Hay conflictos de atribuciones, por ejemplo, en el combate a la piratería en las costas de Somalia, donde tiene lugar la operación Atalanta dirigida por la UE. Adicionalmente para muchos europeos, la OTAN muy a menudo toma el partido de los Estados Unidos.

El portavoz de la OTAN, James Appathurai, afirma que De Hoop Scheffer lamenta mucho que las relaciones entre la OTAN y la UE sean tan difíciles. "Se habla mucho, pero las posiciones se mantienen acartonadas, lo que se traduce en una pérdida de recursos de los contribuyentes, ineficiencia y frustración, lo que afecta negativamente a ambas partes", afirma.

De Hoop Scheffer dio un consejo a la institución después de cinco años en el cargo: "La OTAN no puede seguir existiendo sin el apoyo de los parlamentos y la opinión pública. Sin eso no se tendrá ya el financiamiento necesario, de manera que a los militares se les acabarán los recursos.

Autoras: Anja Günther/ Sylvie Ahrens/ Eva Usi

Edición: Pablo Kummetz