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“Los desafíos son muchos en Paraguay”

Eva Usi28 de agosto de 2014

Ha transcurrido un año desde que el presidente Horacio Cartes asumiera el cargo en Paraguay, lapso que no es suficiente para revertir los problemas estructurales que sufre el país, sostiene el académico Detlef Nolte.

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La situación de la población indígena es uno de los retos a superar.Imagen: AFP/GettyImages

El empresario Horacio Cartes obtuvo una cómoda victoria en abril de 2013, con la que volvió al poder el Partido Colorado. Su perfil pragmático despertó grandes expectativas entre los votantes, muchos de ellos de sectores de bajos ingresos, que pusieron sus esperanzas en su promesa de campaña de que su prioridad sería la creación de empleos, algo que no ha cumplido aún.

“Hay que tomar una fotografía más amplia de la situación en Paraguay. La falta de industrias y de empleos en Paraguay es un problema de viejo cuño. El presidente está enfrentando obstáculos estructurales y desafíos políticos que arrastra el país desde hace muchos años, como la distribución desigual de la tierra, el problema de la violencia, de los grupos guerrilleros, de un sector informal muy grande de la economía, y al igual que sus antecesores, de un déficit fiscal del sector público, y ése es el entorno en el que él tiene que actuar”, advierte el Profesor Detlef Nolte, presidente del Instituto GIGA, un think tank con sede en Hamburgo.

Nolte recuerda que en Paraguay el Congreso es muy poderoso, capaz de neutralizar las iniciativas del Poder Ejecutivo. “No es un sistema presidencial en donde los poderes estén bien equilibrados. El presidente puede actuar sólo cuando tiene una mayoría en el Parlamento. Además, los partidos están muy fraccionados; Cartes no tiene mayoría ni en su propio partido. A eso hay que añadir que es un recién llegado a la política, no es un político tradicional del Partido Colorado y por eso ha sido tan difícil para él gobernar en una situación con tantos desafíos”.

Reforma agraria, fuera de debate

Críticos advierten que el avance de la frontera de los agronegocios va conquistando nueva tierra y desplazando a campesinos de sus tierras, que abandonan la producción agrícola y por ende el país tiene que importar cada vez más alimentos. “Aunque Cartes propusiera una política de redistribución de la tierra, no obtendría mayoría en el Parlamento, se enfrentaría al mismo problema que tuvo en su momento el presidente Fernando Lugo, que no encontró respaldo para llevar a cabo una reforma agraria”.

Otro blanco de la crítica ha sido la aprobación de una ley de alianza público-privada para alentar la inversión en obras de infraestructura, lo que según opositores podría dar pie a una ola de privatizaciones. Nolte destaca dos cuestiones que seguramente están detrás de esta iniciativa: por un lado el grave déficit de infraestructura en el Paraguay, y por el otro un fuerte grupo de empresas paraestatales, que juegan un papel en el clientelismo y a la hora de distribuir puestos.

Detlef Nolte preside el instituto GIGA en Hamburgo.
Detlef Nolte preside el instituto GIGA en Hamburgo.Imagen: DW/E. Romero-Castillo

“No hay mayoría en el Congreso para esas privatizaciones, por lo que se entiende que busque alguna forma de cooperación entre el sector estatal y el sector privado. Quienes la defienden creen que es la única opción de atraer inversiones del sector privado hacia objetivos importantes para el país”.

Reinserción en el contexto internacional

Uno de los logros declarados de la gestión de Cartes es haber logrado reestablecer relaciones con sus vecinos latinoamericanos, con el Mercosur y Unasur, que suspendieron a Paraguay como reacción a la destitución de Fernando Lugo en junio de 2012 mediante un juicio político en el Congreso. “Asunción también ha restituido algunas tierras a pueblos indígenas, como respuesta a los veredictos emitidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lo que no hicieron gobiernos anteriores”, destaca Nolte, que concluye diciendo que en la política siempre hay que hacer un equilibrio entre lo ideal y lo posible, en medio de los desafíos y los obstáculos. “Siempre es muy difícil hacer el balance de un gobierno después de un año, para eso tal vez hay que esperar a la mitad del tiempo de un presidente”, concluye.