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Los desafíos de la oposición en las elecciones venezolanas

7 de mayo de 2024

Pese a una clara pérdida de apoyo popular, Nicolás Maduro sigue manteniendo un amplio control sobre el aparato estatal, y esto coloca a la oposición ante graves desafios, advierte Ramón Cardozo.

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Una persona coloca una boleta electoral dentro de una urna, en una simulación electoral en Caracas, Venezuela.
Imagen: Javier Campos/NurPhoto/picture alliance

La gran mayoría de los sondeos de opinión en Venezuela reflejan claramente el amplio rechazo que Nicolás Maduro enfrenta dentro de la población venezolana. Esta pérdida de respaldo popular también quedó patente en las pasadas elecciones internas de la oposición, en las que, a pesar de todas las restricciones impuestas por el régimen, votaron más de 3 millones de venezolanos.

A pesar de esta pérdida de apoyo, Maduro sigue manteniendo un amplio control sobre el aparato estatal. Más aún, existen numerosas señales que indican su renuencia a abandonar el poder. De ahí, los múltiples y graves desafíos que la oposición democrática deberá superar durante esta campaña electoral, para lograr materializar la voluntad de cambio político de los venezolanos.

Dar a conocer en todo el país al candidato de la oposición democrática

La elección del candidato unitario de la oposición democrática venezolana ha sido un desafío, marcado por numerosos obstáculos y presiones ejercidas por el régimen de Nicolás Maduro. Estas acciones han buscado impedir la elección de un candidato opositor que unifique a la oposición y recoja el amplio rechazo popular hacia Maduro.

Después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por el chavismo, ratificara la inconstitucional inhabilitación política de María Corina Machado, y tras el bloqueo arbitrario por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) de la inscripción de Corina Yoris, Machado, junto a las fuerzas políticas de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), seleccionaron -por consenso y de forma sobrevenida- al diplomático Edmundo González como su candidato.

A pesar de su dilatada experiencia como diplomático y su contribución en la coordinación de la política internacional de la oposición democrática, González no era reconocido más allá de los círculos políticos del país.

Por ello, para el politólogo Guillermo Tell Aveledo, quien formó parte de la Comisión de Primarias, uno de los desafíos más significativos que enfrenta la oposición es lograr que González sea reconocido en toda Venezuela como el candidato que representa a Machado y al resto de las fuerzas políticas de la PUD, en el corto tiempo que queda de esta campaña electoral y dentro de las limitaciones impuestas por el contexto autoritario que vive el país.

Sortear el clima de violencia política del régimen 

A medida que se acerca la fecha electoral, el clima de persecución y hostigamiento contra la oposición se ha intensificado. Las giras de los líderes opositores al interior del país, especialmente las de Machado, son obstaculizadas por las fuerzas armadas o atacadas por colectivos paramilitares.

Después de cada concentración popular, las fuerzas de seguridad del Estado detienen y encarcelan a los activistas políticos de la región donde se llevaron a cabo los eventos. En las últimas giras de Machado, los hoteles donde se hospedó han sido clausurados y multados.

La gravedad de estos hechos se ha recogido en recientes reportes de organizaciones internacionales. El último informe del Panel de Expertos Internacionales Independientes de la OEA sobre Venezuela denuncia que, en el país, existe "una perpetración continua de crímenes contra candidatos de la oposición y sus familias, en el período previo a las elecciones de 2024".

Por su parte, el séptimo informe ante la OEA del Instituto CASLA de estudios latinoamericanos en la República Checa, publicado en marzo de 2024, da cuenta de la política de encarcelamiento y persecución sistemática del Estado contra miembros y simpatizantes de la oposición venezolana.

Igualmente, el informe detalla el funcionamiento de la estructura represiva y de espionaje del Gobierno de Nicolás Maduro, que mantiene a la población bajo vigilancia y a la oposición política completamente infiltrada.

Venezuela | Retrato de Edmundo González Urrutia.
Uno de los desafíos que enfrenta la oposición democrática en Venezuela: lograr que Edmundo González sea reconocido como candidato que la representa.Imagen: Ronald Pena/AFP

Desafiar y eludir a la hegemonía comunicacional chavista

Otro difícil obstáculo que debe sortear la oposición democrática es la hegemonía comunicacional estatal que existe en Venezuela. 

El régimen de Maduro ha consolidado un amplio control sobre la narrativa y el flujo de información que le llega a los venezolanos, a través del cierre y la adquisición de medios privados, el uso exclusivo de los medios públicos como herramientas de propaganda, la aprobación de leyes restrictivas de la libertad de expresión y la implementación de un extenso sistema de manipulación y desinformación en las redes sociales.

Frente a este contexto de hegemonía comunicacional, Aveledo resalta la importancia del uso de las redes sociales y del contacto directo con el elector, realizado por las estructuras partidistas y la sociedad civil organizada.

Asimismo, considera fundamental que las fuerzas opositoras manejen su discurso público defendiendo los valores democráticos, la vía electoral y el respeto a la Constitución, para evitar que el régimen pueda manipular el discurso de la oposición y utilizarlo para justificar la violencia y la persecución en su contra.

Defender el voto opositor

Junto a la hegemonía comunicacional, el difunto expresidente Hugo Chávez y luego Maduro desarrollaron un sistema electoral plagado de irregularidades y completamente sesgado a favor del régimen, para permitirle mantenerse en el poder.

Estas irregularidades incluyen la ausencia de neutralidad de las autoridades electorales; la manipulación interesada del cronograma y del registro, los circuitos y los centros electorales; así como la coerción al elector, la sustitución de electores y la manipulación de los resultados, entre otras.

Un ejemplo evidente de los efectos de este pernicioso sistema, en esta elección presidencial, es el reciente cercenamiento de los derechos electorales de más de cinco millones de migrantes venezolanos, a quienes el CNE les impidió realizar el cambio de domicilio electoral a sus nuevos países de residencia.

Aveledo señala que la forma más eficaz que ha encontrado la oposición para contrarrestar este abusivo sistema es desarrollar una amplia estructura electoral, que articule a las fuerzas políticas opositoras con la sociedad civil y el entusiasmo popular. La meta es establecer la "red 600 K", compuesta por 600 mil personas capacitadas para estimular, movilizar y defender el voto opositor.

Evitar la dispersión del voto opositor

Otro desafío que enfrenta la Plataforma Unitaria en esta campaña es evitar la dispersión del voto opositor. Desde hace muchos años, con el fin de dividir y debilitar el respaldo de la población venezolana a las genuinas fuerzas opositoras, el chavismo ha favorecido y promovido la formación de un bloque opositor alternativo a la oposición tradicional representada en estos momentos por la PUD.

Sin embargo, como señala Aveledo, "la idoneidad y calidad de este bloque alternativo como verdadera oposición está bastante cuestionada en el país, y muchos consideran que estas fuerzas están cooptadas por el gobierno”. Para Aveledo, lo característico de este bloque es que "dirigen sus críticas principalmente hacia la oposición tradicional en lugar de enfocarse en el gobierno de Nicolás Maduro. Además, carecen de una política clara orientada a alcanzar la presidencia de la República”.

Dentro de este bloque alternativo, resaltan las candidaturas de Antonio Ecarri, nominado por la Alianza del Lápiz, y la de Luis Eduardo Martínez, respaldado por dos de los antiguos partidos tradicionales, AD y COPEI, los cuales están actualmente bajo la dirección de juntas ad hoc designadas por el TSJ. Para Aveledo, "estas candidaturas alternativas tienen, al menos en teoría, cierta relevancia y podrían influir en los resultados de la elección".

Lograr una transición pacífica del poder

Finalmente, de alcanzarse la victoria electoral, la coalición democrática tendrá que enfrentar el peligroso desafío de transitar el campo minado que representan los seis largos meses que separan la elección, en julio de 2023, y la entrega del poder, en enero de 2024.

Este prolongado periodo representa un riesgo significativo, especialmente ante un régimen que ejerce un amplio control sobre el aparato estatal. Al respecto, Aveledo señala que "es muy importante para el liderazgo opositor estar preparado de antemano para enfrentar esta situación y lograr así que se dé una transición ordenada y pacífica. Durante este lapso, sería imperativo que la oposición se mantenga unida para consolidar su victoria, respetando las instituciones y buscando fortalecer su reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional".

(rml)