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Los drones de la OTAN

Christoph Hasselbach /Emilia Rojas24 de mayo de 2013

El programa de esclarecimiento de la OTAN “Global Hawk” sigue su curso, pese a que Alemania desistió de su proyecto “Euro Hawk”. Críticos indican que habría sido mejor desarrollar drones conjuntamente a nivel europeo.

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Un Global Hawk de la Fuerza Aérea estadounidense.Imagen: picture-alliance/dpa

El fracaso del proyecto alemán “Euro Hawk” no tendrá a todas luces repercusiones en un proyecto similar de la Alianza Atlántica. La OTAN planea un sistema de vigilancia terrestre (Allied Ground Surveillance) con cinco drones del tipo “Global Hawk 40”. De acuerdo con informaciones de la alianza, el plan no se verá afectado por la decisión alemana de detener el proyecto de compra de naves no tripuladas Euro Hawk. El modelo encargado originalmente por Alemania era una variante modificada del “Global Hawk 20”, una versión previa del “40” que ahora se propone comprar la OTAN.

Imágenes nítidas desde gran altura

En la cumbre de Chicago, en mayo de 2012, miembros de la alianza occidental resolvieron adquirir drones de reconocimiento y observación desprovistos de armas. Se prevé que estén operativos a partir de 2017 y serán estacionados en la base aérea de Sigonella, en Sicilia. Se estima que el costo de los cinco drones ascenderá a mil millones de euros. En el proyecto participan 14 países de la OTAN: Alemania, Bulgaria, Dinamarca, Estados Unidos, Estonia, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia y la República Checa.

Los “Global Hawk” pueden volar a una altura de hasta 20 kilómetros y enviar desde esa distancia imágenes tan nítidas que permiten seguir a personas individuales.

Críticas a Berlín

Este proyecto sigue pues su curso normal, pese a lo ocurrido en Berlín. Pero el proceder alemán despierta de todos modos críticas en Bruselas. Michael Gahler, portavoz de política de seguridad de la bancada conservadora del Parlamento Europeo, reprochó en conversación con DW que Alemania haya actuado por su cuenta, en lugar de impulsar el desarrollo de drones en el marco europeo. Al fin y al cabo, las amenazas son las mismas para todos, y ningún país dispone de suficiente dinero. “Tales proyectos son para mí buenos ejemplos de que, cuando se quiere hacer adquisiciones de este tipo, hay que hacerlo conjuntamente; espero que se aprenda de los errores”, comentó.

Michael Gahler.
Michael Gahler.Imagen: picture-alliance/dpa

Gahler considera que el desarrollo europeo de drones también sería acertado desde el punto de vista de la política industrial. En este contexto, opina que “no se puede reducir el asunto a lo militar, ya que los drones no son en primera línea instrumentos de combate”. Y hace notar que “en un 90 por ciento se les da un uso de observación civil”, por ejemplo para detectar focos de incendios o de contaminación ambiental.

El fabricante se defiende

Northrop- Grumman, la empresa estadounidense fabricante de los drones, refuta las quejas germanas sobre las deficiencias de la nave no tripulada que despachó. Los alemanes reclaman sobre todo por la presunta ausencia de sistemas anticolisiones y por la falta de documentos que hubieran sido necesarios para la autorización de los aparatos en Europa.

Un portavoz de Northrop- Grumman señaló al semanario Die Zeit que Alemania nunca indicó con claridad qué papeles se requerían para la aprobación de la nave. Agregó además que se trataba de un modelo de prueba del dron, sin un mecanismo para evitar colisiones. Según dijo, tal mecanismo de protección estaba planeado como parte integral del sistema de los otros drones originalmente encargados.

Autor: Christoph Hasselbach /Emilia Rojas

Editora: Claudia Herrera Pahl