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La UE ante el dilema gitano

6 de septiembre de 2010

Sin poner el tema gitano sobre la mesa de un encuentro informal europeo sobre Inmigración Ilegal y Asilo, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, propone facilitar la expulsión de ilegales y personas sin recursos.

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"No al racismo del Estado", manifestación en París, 4 de septiembre de 2010.Imagen: AP

París convocaba este lunes, 6 de septiembre, a una conferencia informal sobre Inmigración Ilegal y Asilo. Y eso justo ahora, cuando la política francesa está siendo duramente criticada por la expulsión masiva de miembros de la etnia romaní. Según el presidente galo, Nicolás Sarkozy, en el contexto de la reforma de la ley de migración, el camino para la expulsión de extranjeros ilegales debe allanarse, sobre todo si éstos alteran el orden público, carecen de medios de supervivencia suficientes o abusan de la libertad de movilidad. Sin decirlo abiertamente, Sarkozy hablaba de los gitanos.

Llegan del Este

Sinti und Roma in einem Slum nahe Lyon
Gitanos rumanos en un campamento cerca de Lyon, Francia.Imagen: picture-alliance/dpa

La ola de gitanos provenientes del Este europeo en busca de mejores condiciones de vida en Europa central ha puesto a la “minoría más antigua de Europa” otra vez en el foco de atención; más aún desde que Francia ordenara la expulsión de unos 8.000 miembros de esta etnia, gitanos originales de Bulgaria y Rumania, y el desmantelamiento de aproximadamente 200 campamentos en todo el territorio galo. La violencia contra la policía, desatada a raíz de la muerte de un joven romaní en la Bretaña el pasado julio, ha llevado a un endurecimiento de las medidas. Sólo este verano han tenido lugar unas mil repatriaciones.

“No se trata de expulsar a inmigrantes búlgaros o rumanos, son acciones dirigidas directamente contra la población romaní”, dice el portavoz de Voix de Roms, una organización que representa a los entre 300.000 y 400.000 gitanos que viven en Francia con pasaporte francés. Dos tercios de ellos no son nómadas, se dedican al comercio, tienen pequeños negocios o realizan trabajos temporales, según cifras de la organización. Entre diez y doce millones de romaníes residen en todo el ámbito de la Unión Europea y los Balcanes.

Dinero para no volver

Ausweisung von Roma aus Frankreich
300 euros y "au revoir!", París, agosto de 2010.Imagen: AP

“El proceder del Gobierno francés no está dirigido simplemente contra europeos del Este que quieren asentarse en el país sin tener trabajo, sino que tiene como objetivo, basándose en consideraciones étnicas, a los gitanos”, acusa por su parte Volker Beck, portavoz de Los Verdes en el Parlamento alemán.

Organizaciones defensoras de los derechos humanos han puesto el grito en el cielo ante la actitud gala, que defiende a capa y espada el Elíseo y que, con una indemnización de 300 euros por adulto y 100 por niño, se pretende pintar de voluntaria. La condición para recibir el dinero es que no vuelvan.

¿Violación de derechos europeos?

La legalidad de todo este proceder es muy dudosa. Autoridades de la Unión Europea –con la comisaria de Justicia y Derechos Civiles, Viviane Reding, a la cabeza- exigen que se verifique su conformidad con las leyes comunitarias; en caso de no estar de acuerdo con los tratados vigentes en la UE, Francia podría verse expuesta a una querella.

“Todos los ciudadanos europeos tienen los mismos derechos. Nadie puede ser expulsado de un país sólo por pertenecer a la minoría romaní. El Parlamento Europeo debatirá este complejo asunto. Los parlamentarios están muy preocupados por la situación de los gitanos en algunos países miembros de la UE”, declaró Jerzy Buzek, presidente de la eurocámara, al anunciar un debate al respecto en el pleno de Estrasburgo del este 7 de septiembre.

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Campamento gitano en Saint Denis, Francia, Marzo 2010.Imagen: AP

Bulgaria y Rumania en la UE apenas desde 2007

Dado que tanto Bulgaria como Rumania son miembros de la Unión Europea desde 2007, búlgaros y rumanos son ciudadanos comunitarios en igualdad de derechos, incluido el de libre movilidad y el de residencia en cualquier otro país de la Unión. Excepciones a esta directiva pueden ser tomadas después una revisión individual del caso y si la persona presenta un especial peligro o peso social.

Sin embargo, en una directiva del año 2004 –en la que dice basarse el Gobierno francés para sus repatriaciones- se estipula que un ciudadano europeo puede residir más de tres meses en otro país miembro siempre y cuando demuestre que cuenta con medios o ingresos por empleo y con seguridad médica. Además, tanto Bulgaria como Rumania se encuentran todavía en proceso de adhesión y el libre acceso al mercado laboral está aún sujeto a condiciones en 11 países de la UE, Francia, Alemania, Bélgica y Reino Unido entre ellos.

Con todo, las restricciones a la movilidad laboral, en realidad, sólo se aplican a búlgaros y rumanos que quieran ser empleados, no a personas que deseen estudiar o establecerse como independientes. En este complejo entramado legal se sustentan las incansables declaraciones francesas de que no ha obrado ilegalmente.

El problema no sólo está en Francia, ¡siga leyendo!

Tag der Roma
Una familia en un campamento de gitanos en Bosnia-Herzegovina: la integración empieza a fracasar en los países de origen.Imagen: Mirsad Camdzic

El problema no sólo está en Francia

Aunque París es el tema actual y el foco de la crítica, según la Comisión Europea hay otros Estados del continente cuyas prácticas de repatriación serán llamadas a revisión. En realidad, la ola de gitanos del Este con dirección a Europa central ha sido constante en los últimos años: discriminados y segregados en sus países de origen, buscan, simplemente, mejores condiciones de vida. Es decir, que en un principio, son sus propios países los que han fallado en las políticas de integración.

En los países de destino, por otro lado, cada vez hay menos tolerancia hacia los refugiados. Aunque evitando lo escandaloso de las expulsiones en Italia o Francia, Alemania, por ejemplo, también ha repatriado gitanos: no a países de la UE, pero sí a los Balcanes, y ello sin que el respeto de los derechos humanos en estos lugares estuviera garantizado. Desplazada por unos, no acogida por otros, la población romaní sufre de altos grados de analfabetismo y su adaptación social resulta cuesta arriba.

El discurso y la decisión de Bruselas

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Niños gitanos juegan en un campamento de Kosovo.Imagen: picture alliance/dpa

“Los valores europeos incluyen la protección de las minorías, el principio de la libre movilidad y la prohibición de toda forma de discriminación”, recalcaba la comisaria Reding en la II Cumbre Europea sobre la Población Gitana, que tuvo lugar en Córdoba en abril de este año, explicando que los Estados miembros de la UE habían asumido una responsabilidad conjunta para implementar medidas de inclusión de la minoría romaní: en educación, empleo, microfinanciamiento e igualdad de oportunidades para hombres y mujeres se emplearían fondos de desarrollo regional de la UE. Hasta allí los buenos propósitos del ejecutivo comunitario.

Tanto las propuestas del presidente Sarkozy en la actual conferencia de París como los últimos acontecimientos hacen temer, así fuentes de la Comisión, una estigmatización de esta minoría, que es la mayor de Europa. Los análisis y las revisiones del caso aún no han sido culminados. Y dado que Francia no ha querido poner el tema de los gitanos en el menú principal de París, para la cumbre de Bruselas sobre Asilo y Migración se pospone una clara postura de la UE en cuanto a si esta política del Gobierno galo contra la movilidad de los romaníes puede ser catalogada de violación, o si se permitirá que para la población gitana no estén vigentes los mismos derechos, tanto en origen como destino, de los que gozan los restantes ciudadanos europeos.

Autora: Mirra Banchón
Editora: Luna Bolívar Manaut