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Los Hermanos Musulmanes, maltrechos pero no vencidos

Nils Naumann / ERC17 de agosto de 2013

Cientos de seguidores de los Hermanos Musulmanes murieron durante la destrucción de sus campamentos, pero conocedores del acontecer egipcio dudan que los militares puedan acabar fácilmente con la organización islamista.

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Imagen: Reuters/Amr Abdallah Dalsh

Los sucesos que se registran en Egipto son cada vez más opacos. El 3 de julio, las Fuerzas Armadas derrocaron al presidente Mohamed Mursi y convocaron a la ciudadanía a apoyar el golpe de Estado, haciéndole frente a los Hermanos Musulmanes y a sus seguidores. Los últimos no han dejado de protestar desde entonces, a pesar de la violencia que la policía y grupos de civiles armados han implementado para dispersar sus concentraciones. Eso está claro. Pero paralelamente se han cometido desafueros cuyos autores son difíciles de precisar.

Y la información provista por los medios ya no basta para determinar quién tiene la razón; lo único que los periodistas pueden hacer en este momento es recoger testimonios y procurar no morir en el intento. ¿Qué dice el Gobierno? “Las cosas llegaron a un punto que ningún Estado que se respete debería aceptar”, sostuvo el primer ministro, Hazem el Beblaui, en una alocución televisada. ¿Y los Hermanos Musulmanes? “¡Continuaremos la lucha pacíficamente!”, señaló su vocero, Gehad el Haddad.

Varios Estados occidentales insistieron en que el Gobierno de facto de Egipto y las Fuerzas Armadas debían dialogar con los Hermanos Musulmanes para no incurrir en el mismo error que la administración Mursi había cometido: la exclusión política de la oposición. Pero, con Mursi removido del poder y secuestrado en un lugar desconocido, sus partidarios no aceptaron el llamado. Y la fatamorgana de una reconciliación nacional se disipó este miércoles (14.08.2013) cuando los campamentos de protesta pro-Mursi fueron desbaratados a la fuerza.



Temible estado de excepción

Entonces se impuso un estado de excepción –nocturno toque de queda incluido–, cosa que no se había hecho desde la caída del dictador Hosni Mubarak (1981-2011) y que dotó a las Fuerzas Armadas de atribuciones especiales; temibles en circunstancias como las actuales. Nagwan el Ashwal, presidenta del Centro para la Solución de Conflictos y la Democratización, con sede en El Cairo, no cree que los militares hubieran tenido nunca la intención de dialogar con los Hermanos Musulmanes.

"La institución castrense decidió deshacerse de los Hermanos Musulmanes. Pero, aunque ella tiene el respaldo de una gran parte de la población, no lo va a lograr fácilmente; ni siquiera apelando a la violencia", señala la experta, asegurando que la Hermandad Musulmana está muy bien organizada y cuenta con numerosos acólitos que, además, ya estaban acostumbrados ser perseguidos por el régimen de Mubarak. Otra arma blandida contra la organización islamista es la prensa estatal; los medios públicos la presentan como un grupo terrorista.

La televisión egipcia ha mostrado a islamistas agresivos en las manifestaciones y rastros de armas y municiones en los campamentos. Pero, ¿qué tan fiables son esas imágenes? ¿Acaso son montajes para refutar el carácter supuestamente pacífico de las protestas de los Hermanos Musulmanes? Hoy, en Egipto, todo es posible. Pero Nagwan el Ashwal duda que esta organización quiera alcanzar sus fines mediante la violencia y subraya que "sería muy tonto de su parte" atacar las iglesias coptas como se dice que lo han hecho en varias ciudades.



¿Cómo propiciar el diálogo?

"Los Hermanos Musulmanes quieren atraer solidaridad y eso es más fácil si se muestran protestando pacíficamente y siendo masacrados por la policía a pesar de ello. Además, ellos saben de antemano que se les va a señalar en cuanto una iglesia copta sea atacada. Desde luego, siempre puede haber manifestantes que se arman, pero, hasta ahora, esos han sido casos aislados", explica el Ashwal. Civiles armados también los hay entre los opositores de Mursi. En el Egipto polarizado de hoy, los extremistas no escasean.

El portavoz del grupo islamista, Gehad el Haddad, atribuye la violencia con que actúan algunos de sus seguidores a los embates sufridos por las instancias coordinadoras de los Hermanos Musulmanes; la ira de la gente está “fuera de control”, alega el Haddad. Haytham Abu Khalil, otrora líder de la organización juvenil de la Hermandad Musulmana, dice que los acólitos más jóvenes están llenos de rabia, confundidos e inseguros. "Yo no puedo asegurar que no terminarán creando grupos armados o uniéndose a bandas salafistas", comenta Haytham Abu Khalil.

Volviendo al tópico de los ataques contra la comunidad cristiana, el Ashwal no titubea al decir que los servicios secretos egipcios pueden estar detrás de los atentados contra sus templos para justificar la dureza de las represalias contra la Hermandad Musulmana. De hecho, en el pasado se ha confirmado que los organismos de seguridad del Estado encargaron varios ataques a iglesias coptas.

Entonces, ¿cómo encaminar esta situación tan complicada hacia otra en la que el diálogo sea posible? "Liberando a los líderes de la Hermandad Musulmana que ahora están presos", contesta el Ashwal, aunque en este instante no cree que el Ejército, la policía ni el Gobierno de facto estén dispuestos a hacer esa concesión.

Autores: Nils Naumann / ERC
Editor: Diego Zúñiga

Nagwan el Ashwal: “La institución castrense decidió deshacerse de los Hermanos Musulmanes. Pero no lo va a lograr fácilmente”.
Nagwan el Ashwal: “La institución castrense decidió deshacerse de los Hermanos Musulmanes. Pero no lo va a lograr fácilmente”.Imagen: picture-alliance/dpa
En la imagen, los rastros de un campamento pro-Mursi, desmantelado violentamente por la policía el 14 de agosto de 2013.
En la imagen, los rastros de un campamento pro-Mursi, desmantelado violentamente por la policía el 14 de agosto de 2013.Imagen: picture-alliance/AP Photo