Cualquiera en Turquía y en el resto del mundo que esperaba que pudiera haber un nuevo presidente en Ankara después de más de 20 años se sintió amargamente decepcionado la noche de la segunda vuelta presidencial. Porque el viejo presidente es también el nuevo: Recep Tayyip Erdogan. Y esta victoria no es un accidente. Como líder de la nación, Erdogan tuvo todas las oportunidades para realizar su campaña electoral con una gran estrategia mediática. Publicidad electoral en la televisión estatal, apariciones a gran escala en todo el país y todo pagado con dinero del Estado.
¿Y su oponente Kemal Kilicdaroglu? Fondos limitados de la tesorería del partido y sin tiempo de transmisión en los medios. Uno puede imaginarse la siguiente imagen: Erdogan compitió con un equipo de Fórmula Uno completo contra un Kilicdaroglu que iba en una carrucha.
La verdadera razón de la victoria de Erdogan
Tres puntos esenciales influyeron enormemente en la campaña electoral y su resultado en Turquía. Primero, Turquía experimentó un desastre sísmico de proporciones históricas en febrero que dejó más de 51.000 muertos en el país.
En segundo lugar, la nación se encuentra en una mala situación económica: la inflación está en su nivel más alto en 20 años y el desempleo, que también es alto, afecta en particular a la población más joven. Y la fuga de cerebros de los últimos años también está debilitando la economía.
En tercer lugar, ha habido muchos refugiados en el país desde 2015, principalmente de Siria, Irak, Irán y Afganistán. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), en la actualidad hay alrededor de cuatro millones de personas en esa situación. Tanto Erdogan como Kilicdaroglu dijeron repetidamente en la campaña electoral que resolverían el "problema de los refugiados". ¿Cómo? Muy fácil: "Los enviarán a todos de vuelta a casa".
Cuando se trata de los tres problemas (refugiados, terremoto y economía), la mayoría de los votantes cree que es más probable que el experimentado líder Erdogan encuentre soluciones que Kilicdaroglu, que nunca ha ocupado cargos gubernamentales. Erdogan ha gobernado Turquía por más de 20 años, primero como primer ministro y desde 2014 como presidente.
¿Qué pasará después?
La noche de las elecciones, en su primer discurso de victoria, Erdogan volvió a atacar a la oposición y a la comunidad LGBTI del país, una señal de que las cosas seguirán siendo difíciles para ellos. Desde el techo de su autobús turístico, dijo a sus votantes en Estambul: "La victoria de hoy es solo el comienzo. El próximo año volveremos a ganar las elecciones locales en Estambul y Ankara". Un desafío para los alcaldes del Partido Republicano del Pueblo (CHP) de Estambul, Ekrem Imamoglu, y Ankara, Mansur Yavas.
Pero también está claro que Erdogan necesita hacer algo con urgencia para impulsar la economía en Turquía después de su victoria electoral. En este sentido, no fue de extrañar que en su autobús en Estambul hiciera hincapié en las felicitaciones de los Estados del Golfo Pérsico. "Haré un viaje de agradecimiento a la región", dijo. Una señal de que conseguirá más dinero fresco, según los expertos.
¿Qué hace el líder de la oposición?
En muchos países del mundo, después de perder unas elecciones, los candidatos renunciarían para comenzar de nuevo. Pero no hay anuncios de dimisión en Turquía. Y así, Kilicdaroglu anunció que quería continuar y no defraudar a quienes lo apoyaban. Queda por ver si esta es la señal correcta para la volátil oposición.
El hecho es que Erdogan rara vez tendrá algo que ver en el futuro con Kilicdaroglu, que es presidente del CHP. Porque el fracasado candidato presidencial ni se encontrará en el Parlamento ni caminará sobre la misma alfombra, porque no tiene mandato.
Erdogan, en cambio, ya se aseguró un lugar en los libros de historia como el presidente que marcó el comienzo del segundo siglo de Turquía y como el que tendrá una influencia decisiva en la república por al menos un cuarto de siglo. (rr/dzc)