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Los junkies del joystick: adictos al ordenador

Luna Bolívar Manaut20 de marzo de 2007

Alcohol, cocaína, marihuana, trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia. A la lista de adicciones se suma una nueva enfermedad largamente ignorada pero igualmente peligrosa: los juegos de ordenador.

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12, 15, 20 horas jugando: sin comer, sin dormir, sin hablar con nadie.Imagen: DW-TV

El reto es avanzar, nivel a nivel. Cada éxito produce una inyección de adrenalina. La vida que transcurre en la pantalla va sustituyendo a la que se desarrolla más allá del ordenador, hasta que la anula: anula las competencias sociales y destruye el contacto humano.

Durante muchos años, la adicción a los juegos virtuales era considerada una excentricidad más de los tiempos que corren. Hoy, médicos de todo el mundo comienzan a preocuparse por un nuevo tipo de paciente: el junkie del joystick, y en Ámsterdam abre sus puertas la primera clínica europea para tratar esta enfermedad.

El perfil de un adicto

Jóvenes, inteligentes, retraídos, extremadamente delgados porque pierden el interés por la comida u obesos a consecuencia del abuso de la comida rápida: así describen en la clínica Smith & Jones de Ámsterdam al adicto a los juegos virtuales. Puede sonar algo romántico, pero el halo de hacker de película desaparece al contacto con las consecuencias de esta adicción.

Killen am Computer - Ein harmloser Kinderspaß Conter-Strike
El problema no es el juego en sí, sino lo que el juego sustituye.Imagen: picture-alliance / dpa

Como el alcohólico reacciona a una botella de cerveza, así responde el adicto al ordenador a la consola de juegos. Sentado ante la pantalla, las horas pasan: 12, 15, 20… sin parar de jugar, sin comer, sin dormir. El aislamiento crece. El contacto con la realidad se rompe. Y al dejar de jugar aparece el síndrome de abstinencia: sudores, desgaste físico y psicológico.

En 2006, un estudio de la clínica Charité de Berlín en el que participaron 7000 personas demostró que la adicción al mundo virtual tiene una vertiente psicológica medible en parámetros científicos. Un 22% de los encuestados confesó que el ordenador fue la causa de alguna que otra falta al trabajo o a la escuela. Un 15% llegó a perder su empleo o a destrozar una relación personal. Un 7% dijo sentir abstinencia cuando no juega.

Volver a vivir

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Vivir para jugar.Imagen: picture-alliance/dpa

La mayoría de los adictos al juego por ordenador tienen entre 15 y 30 años. Los niños, sin embargo, son los que menos preocupan a los médicos de Ámsterdam. Por lo general, los menores cuentan con un entorno familiar que los protege. Miles de madres escriben a la clínica preocupadas por sus hijos, dice el director del centro al diario alemán Die Welt. Pero los adultos, cada vez más alejados del resto del mundo, no tienen a nadie que pida ayuda por ellos.

El problema no reside en el juego en sí. No es la violencia que acompaña a este entretenimiento, como muchas veces se ha discutido, el peligro sino el hecho de que las sensaciones que se viven por mediación de la pantalla acaban con la capacidad de sentir realmente, hasta no poder prescindir del juego.

En Smith & Jones, los adictos al ordenador aprenden a vivir de nuevo. Con terapias de grupo y tratamientos en solitario, excursiones a la naturaleza y la práctica de deportes de riesgo, se les trata de devolver el gusto por las experiencias que un ordenador no puede transmitir.