Los nuevos propietarios de casas en Alemania
22 de junio de 2012Roman Grabolle, un arqueólogo de 36 años, gafas y sandalias, es miembro de la Cooperativa de Vivienda Central LS W33. Roman compra viviendasen subastas en nombre de la LS W33, que ya ha invertido unos 70.000 euros en el barrio Lindenau. Sus miembros están entre los 20 y los 50 años. “Y ninguno de nosotros gana realmente bien”, dice Monika Rohde. “El dinero para comprar inmuebles viene de microcréditos de amigos y familiares”, apunta Rohde. El singular grupo quiere revivir el barrio comprando las casas abandonadas para evitar el ascenso de los alquileres.
Todo comenzó cuando, en 2009, un par de jóvenes creó la asociación “Kunzstoffe” y arrendaron una casa por 99 años a un precio irrisorio. Allí se instalaron talleres de artistas que ahora pueden trabajar sin tener la presión mensual de pagar altos arriendos. Gracias a los artistas instalados allí, el barrio ha ido recuperando la vida cultural y ahora hay hasta un festival al aire libre.
Efectiva ayuda entre los más necesitados
Lindenau es un barrio deprimido de Leipzig, una tercera parte de sus habitantes vive de las ayudas del Estado. Mientras el típico proceso de “gentrificación” o aburguesamiento de un sector urbano sucede cuando los propietarios elevan los alquileres y los más pobres se ven obligados, por ello, a abandonar poco a poco el barrio, aquí ha sucedido todo lo contrario: “La organización Kunzstoffe ha atraído a moradores a casas que estaban abandonadas”, cuenta Daniela Nuß. Es más, agrega Roman, “nosotros trabajamos con asistentes sociales que se ocupan de los alcohólicos que también son parte del barrio”.
"Hasta ahora la recuperación de sectores urbanos se ha relacionado con modernismo y saneamientos de lujo”, dice Daniela Nuß, “pero ese no es nuestro caso”.
Se busca solución duradera…
“El dinero del alquiler no se recibe para acostarse a dormir sino para pagar los créditos y el mantenimiento de las casas”, apunta Roman. La cooperativa LS W33 cobra hasta unos 3 euros por metro cuadrado con calefacción. Nada mal. El promedio en Leipizig está por los 5 euros. Y para garantizar la política de alquileres bajos, las viviendas son propiedad del colectivo, como cooperativa, y no de particulares.
El caso de la cooperativa de Roman no es único en Leipizig. En la ciudad ya hay más 20 proyectos, aunque los modelos son diversos. En lo que más se parecen es en el idealismo juvenil.
Autor: Jan Schilling / JOV
Editora: Emilia Rojas