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Los rusos están hartos de la tensión militar con Ucrania

Emily Sherwin
12 de diciembre de 2021

La concentración de tropas en la frontera no es solo un mensaje para Kiev y la OTAN. La demostración de fuerza está también dirigida al público nacional. Pero en casa, el mensaje podría estar cayendo en saco roto.

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Se estima que unos 70.000 soldados rusos están desplegados en la frontera con Ucrania.
Se estima que unos 70.000 soldados rusos están desplegados en la frontera con Ucrania.Imagen: AP /picture alliance

La estación moscovita de metro Kyivsky está decorada con un mural que muestra cómo los ucranianos se unieron a la Unión Soviética. Se trata de una obra que conmemora la unidad. Eran otros tiempos. Hoy, Moscú y Kiev están más alejados que nunca.

Recientemente, funcionarios de inteligencia occidentales advirtieron que Rusia tiene cerca de 70.000 soldados estacionados cerca de la frontera con Ucrania, lo que lleva a sospechar que el presidente Vladimir Putin podría estar planeando una invasión a comienzos de 2022.

Fuera de la estación Kyivsky, viajeros y paseantes toman una pausa para tomar aire o fumar un cigarro. Para la mayoría, las crecientes tensiones fronterizas son un asunto muy lejano. "Los rusos no queremos la guerra, nadie la quiere. Los ucranianos son como nosotros, eslavos, son nuestros amigos", dice a DW una joven. "Pero todas esas decisiones las toman los políticos sin preguntarnos", agrega.

En 2014, Rusia anexó la península de Crimea, arrebatándola de manos ucranianas. Moscú también ha apoyado a los separatistas prorrusos que combaten en el este de Ucrania, aunque las autoridades moscovitas niegan cualquier implicación. Más de 14.000 personas han muerto en el conflicto.

Una historia complicada

La idea de que ucranianos y rusos son "naciones hermanas" se oye a menudo en Rusia. Eso hace que el conflicto en curso en el este de Ucrania tenga una sustancia emocional para muchos y sea diferente a otros enfrentamientos que han tenido lugar en el espacio postsoviético, como por ejemplo el de Nagorno Karabaj.

Vladimir Putin.
Vladimir Putin.Imagen: Mikhail Metzel/AFP/Getty Images

Al menos dos millones de ucranianos viven en Rusia y hay estrechos lazos familiares a ambos lados de la frontera. Muchos rusos ven a Kiev como el lugar de origen de la nación rusa. Después de todo, la capital ucraniana fue el centro de Kyivan Rus, una federación medieval de pueblos eslavos.

En un ensayo publicado en julio, Putin llegó a afirmar que rusos y ucranianos son "un solo pueblo" y que es Occidente el responsable de las brechas entre ambos países.

Las líneas rojas de Moscú

Ahora, Putin está usando a las Fuerzas Armadas para mostrar su renovada fijación con Ucrania. La reciente acumulación de tropas es la segunda de este año. Más que entroncarse con una nostalgia difusa por la unidad pasada, muchos analistas estiman que el ruido de sables sobre Ucrania es una estrategia de Putin.

"El Kremlin cree que Occidente ignora los intereses de Rusia cuando Rusia usa el lenguaje de la diplomacia", dice a DW el director del Centro Carnegie Moscú, Dmitri Trenin. "Parece que ahora Rusia está usando instrumentos militares para que le presten atención a nivel diplomático", añade. De hecho, tanto esta concentración de tropas como otra que tuvo lugar antes en 2021 derivaron en conversaciones de Putin con su contraparte estadounidense Joe Biden. Luego del encuentro bilateral de junio, esta semana el líder ruso dialogó con su colega a través de videoconferencia.

Representantes de Ucrania y Georgia en un encuentro de la OTAN en Letonia.
Representantes de Ucrania y Georgia en un encuentro de la OTAN en Letonia.Imagen: NATO

Putin ha reiterado que si Ucrania se une a la OTAN, se cruzará una "línea roja" para Rusia y exige garantías de que la alianza militar occidental no seguirá expandiendo sus fronteras hacia el este. Tanto Trenin como el analista político Konstantin Kalachev sostienen que el mandatario ruso ve a la OTAN como una amenaza real, especialmente con los recientes ejercicios militares que realizó la alianza en el mar Negro, cerca de la península de Crimea, que los rusos consideran su territorio. "Putin quiere dos cosas: estabilidad y soberanía", dijo Kalachev a DW, quien agregó que para Putin la OTAN amenaza ambos frentes.

¿Una nueva Crimea?

Pero los movimientos militares cerca de la frontera ucraniana también tienen como objetivo llegar a una audiencia interna, según Abbas Gallyamov, analista y exredactor de discursos de Putin. Después de todo, la anexión de Crimea en 2014 llevó la popularidad del líder ruso a niveles altísimos (un 88 por ciento). Gallyamov estima que la actual situación evidencia que Putin no quiere que sus seguidores piensen que "ya no es quien solía ser" o que se muestra feble ante Ucrania.

Pero el analista no cree que una invasión a gran escala del país vecino sea un movimiento popular: "Los rusos ya saben que las victorias internacionales no solo generan un sentimiento de orgullo patrio, sino que van seguidas por reacciones y pérdida de calidad de vida". La toma de Crimea aisló a Rusia y provocó sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea, además de tensar las relaciones con Occidente.

Stepan Goncharov, sociólogo de la encuestadora independiente Centro Levada, afirma que para la mayoría de los rusos, los últimos años han sido como vivir en un permanente "estado de guerra". "Esta sensación de constante tensión ya empieza a pesar. Antes, el tema (la guerra) era algo nuevo, devolvía el sentido de pertenencia a un imperio, a ser parte de una nación grande y poderosa", estima. Goncharov dice que el conflicto en Ucrania y la participación en la guerra de Siria ha llevado a que la gente "ahora prefiera vivir en un país menos ambicioso a nivel internacional y que sea, a la vez, más generoso a nivel interno, un país más estable, predecible y próspero". (dzc/rr)