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Los últimos días de Adolf Hitler, como títere

Gabriel González4 de febrero de 2005

De gira por Alemania se encuentra de nuevo un personaje siniestro de la historia alemana. La sátira de títeres “Schicklgruber alias Hitler” fue premiada en varios países.

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Neville Tranter con Hitler y Goebbels.Imagen: dpa Zentralbild

Berlin, 20 de Abril 1945. Un pequeño grupo de personas se encuentra atrapado en un búnker sucio y oscuro. Los soldados del Ejército Rojo ya se acercan al centro de la ciudad. Los atrapados en el búnker del Führer intentan crear una atmósfera festiva para celebrar el 56 cumpleaños de Adolf Hitler. Todos saben que el fin se acerca, sólo es una cuestión de tiempo.

Éste es el entorno de la obra “Schicklgruber alias Adolf Hitler” de Neville Tranter. No se trata de una película de cine o una obra de teatro con actores reales. Tranter es un titiritero que trabaja en solitario con sus muñecos.

No sólo para niños

Hitler und Göbbels als Handpuppen Schicklgruber alias Adolf Hitler
Hitler y Göring. En el fondo Neville Tranter.Imagen: dpa Zentralbild

¿Quién dijo que los títeres sirven sólo para deleitar a los niños? El australiano Tranter demuestra con su obra “Schicklgruber alias Adolf Hitler” todo lo contrario. El título de la obra se explica fácilmente. El apellido original del padre de Hitler era Schicklgruber.

Tranter, un titiritero australiano que vive desde 1978 en Amsterdam, Holanda, es fundador, director y único interprete de la compañía Stuffed Puppet Theatre. Desde sus primeros trabajos, "Studies in Fantasy" 1982, "Los Siete Pecados Capitales" 1984, "Manipulator" y "Underdog" 1985, sorprendió y convulsionó el mundo del teatro de marionetas europeo. Sus montajes consiguen producir un fuerte impacto al público, gracias a una técnica interpretativa, vocal y de manipulación realmente única. El escenario del búnker en “Schickgruber alias Adolf Hitler” se convierte en un Late Night Show lleno de sarcasmo y humor negro.

Hitler odia el tabaco

Eva Braun, la amante de Hitler, anda bastante emborrachada por el escenario, con ansias de que su “Wolfi” le diga algo cariñoso. Goebbels rodea a su Führer, lleno de esperanza de que todo ya saldrá bien sí Hitler sólo una vez más se dirige a su pueblo. Pero el Führer calla. A Eva Braun y Goebbels les une su adicción por el tabaco, cosa que provoca protestas por parte del no fumador Hitler. Un monstruo malhumorado que se queja de que su enorme pastel de cumpleaños sólo tenga una vela. Un apático miserable que después de un último diálogo con la muerte personificada se retira para suicidarse.

La obra de Neville Tranter recibió muchos elogios por parte de la prensa. “Schicklgruber es una obra maestra del mago del teatro Tranter. El resultado de un fino acto de equilibrio. Logró poner en escena al capitulo más oscuro de la historia alemana y a su demonio: un mísero dueño de perro que mastica zanahorias”, escribió el prestigioso Süddeutsche Zeitung en su reseña.