Manipulación en la Bundesliga: descrédito para el fútbol alemán
25 de enero de 2005El fútbol alemán se encuentra ante un gran escándalo. Ahora se habla de manipulación no sólo en el partido Paderborn vs. Hamburgo, en agosto de 2004 -arbitrado y supuestamente manipulado por el berlinés Hoyzer- , sino de otros cinco más: Rot-Weiss Essen/Colonia; Ahlen/Wacker Burghausen; SC Paderborn/Chemnitzer FC; Eintracht Braunschweig/St Pauli y Wuppertaler SV/Werder Bremen Amateurs. Todos serán investigados, así lo aseguran los directivos de la Liga Alemana de Fútbol (DFL).
Acusaciones van, dementis vienen, el escándalo se hace más grande, como una bola de nieve. Y lo que más alimenta la avalancha es tanto el recuerdo de la gran estafa al fútbol alemán de 1971 y como la inminencia del Mundial 2006 en suelo germano.
Confianza resquebrajada
Más allá de la posible demanda judicial contra Hoyzer y de la interrogante sobre el número de manipulados, el mayor perjuicio que puede causar un dolo de esta índole se mide en el escepticismo del público. "Del lado sicológico veo el gran daño. Pues cada vez que haya una decisión polémica se pensará en manipulación", declara el presidente de la Asociación Alemana de Fútbol (DFB), Gerhard Mayer-Vorfelder.
¿La historia se repite?
Y Mayer-Vorfelder sabe de lo que habla, pues vivió siendo un joven e insigne funcionario de la DFB el escándalo de similar tenor pero de mayor calibre que conmovió al fútbol alemán en 1971. Coimas millonarias fueron pagadas a los jugadores para manipular el resultado de ciertos juegos de la Bundesliga.
A la postre hubo 53 jugadores, dos entrenadores, seis árbitros y dos clubes -Arminia Bielefeld y Kickers Offenbach- sancionados. Y lo peor de todo: una pérdida de 800.000 espectadores de la Bundesliga para la temporada 1971/1972 y de un más de un millón para la siguiente.
Tomar todas las medidas posibles
De la reunión de anoche con la cúpula del fútbol alemán y de las múltiples declaraciones a diversos medios queda claro que tanto DFB como de DFL harán todo lo que esté en su mano por parar la avalancha y hacer transparente el sistema, subsanando los posibles daños que este escándalo pueda causar en el aficionado.
Prohibir que tanto árbitros como jugadores no participen en las apuestas -si bien forma parte de un código de honor-, no es una medida demasiado efectiva, pues siempre se podrá manipular a través de un testaferro. Más bien se hace imperativa la colaboración intensa con las casas de apuestas -cuyas ganancias benefician al deporte- más aún teniendo en cuenta lo poco transparentes que pueden llegar a ser tales negocios en tiempos de la www y de Mundial de fútbol.