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Martin Schulz, el optimista

Nina Werkhäuser
1 de septiembre de 2017

“Seré canciller”, afirma Martin Schulz, el candidato socialdemócrata a la jefatura del Gobierno alemán. Pero en las encuestas va a la zaga. ¿Quién es el retador de Merkel?

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"Bericht aus Berlin" mit Martin Schulz
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Carstensen

Este año electoral 2017 comenzó con Martin Schulz por las nubes. Su nominación como candidato a canciller proporcionó al partido socialdemócrata (SPD) un notable golpe de adrenalina. Su popularidad subió como la espuma y el empolvado SPD pareció estar de nuevo en boga. Miles de personas se afiliaron al partido. El "efecto Schulz” llegó a inquietar a la CDU de Merkel.

Carrera europea

Martin Schulz, de 61 años de edad, no hizo carrera en Alemania, sino en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo. En 2012 se convirtió en su presidente, un cargo que le agradaba en grado sumo y que lamentó no poder prolongar. En Berlín, la cúpula del  SPD se reorganizaba a comienzos de año, debido a que el hasta entonces ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, se presentaba a la elección presidencial.

Schulz no se convirtió en ministro de Relaciones Exteriores, sino en candidato a canciller y nuevo jefe del SPD. Las bases se entusiasmaron. Un congreso extraordinario del partido, realizado en marzo, lo confirmó en la jefatura prácticamente por unanimidad.  En corto tiempo, se convirtió en depositario de las esperanzas socialdemócratas. Si se hubiesen realizado elecciones generales en ese momento, Schulz habría tenido buenas posibilidades de ganar: en las encuestas de febrero y marzo, llegó a superar a Merkel como la figura política más popular de Alemania.

Deutschland Martin Schulz zum neuen SPD-Chef gewählt
Schulz, aclamado en el congreso extraordinario del SPD.Imagen: Reuters/F. Bensch

Altibajos de la vida

La política no estaba inicialmente en los planes de Martin Schulz. Con 17 años, quería a toda costa ser futbolista profesional. Una lesión lo obligó sin embargo a abandonar ese sueño. Comenzó a beber y calló en el alcoholismo y la desocupación. Su hermano y algunos correligionarios le ayudaron a recuperarse. "Había caído muy abajo”, dice Schulz sobre esa época. Tras haberse puesto de nuevo de pie, abrió una librería en la pequeña ciudad de Würselen, donde creció. "Leer es mi elixir vital”, afirma Schulz, quien está casado y tiene dos hijos.

Hasta el día de hoy dice echar de menos su librería. La vendió cuando cobró vuelo su carrera política y fue elegido alcalde de Würselen, a la edad de 31 años. Más tarde, en 1994, ganó un escaño en el Parlamento Europeo, cuya presidencia asumió en 2012. En 2015 recibió el renombrado Premio Carlomagno de Aquisgrán.

Sus profundos conocimientos de la política europea solo fueron de relativa utilidad para Schulz tras su traslado a Berlín. El candidato socialdemócrata recalca su comprensión por las preocupaciones de la gente común, pero su perfil político interno se mantuvo vago por largo tiempo. Más adelante presentó un programa que contempla, entre otras cosas, millonarias inversiones en educación.

¿Dónde quedó el efecto Schulz?

El SPD puso a prueba el arrastre de la figura de su nuevo jefe en varias elecciones regionales; y sufrió múltiples decepciones: en el Sarre, en Schleswig-Holstein y en Renania del Norte-Westfalia. La esperanza de Schulz de avanzar hacia la jefatura del gobierno alemán impulsado por éxitos electorales regionales se desvaneció.

Entretanto, el SPD ha caído de nuevo en las encuestas al nivel que tenía antes de la aparición de Schulz en el escenario alemán: poco más del 20 por ciento. Para Martin Schulz, sin embargo, es un acicate. Ha pasado al ataque e incluso ha puesto en la mira a la propia canciller. El candidato socialdemócrata indica que muchos electores están aún indecisos y asegura que luchará por sus votos hasta el final.