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Maíz transgénico: no para humanos, sí para animales

14 de febrero de 2023

El país latinoamericano es autosuficiente respecto del maíz blanco, destinado al consumo humano, pero sigue siendo el principal importador de maíz transgénico estadounidense.

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Mazorcas de maíz nativo.
México es centro del origen y de la diversificación del maíz nativo. Imagen: Gerardo Vieyra/NurPhoto/picture alliance

En diciembre de 2020, el Gobierno mexicano emitió un decreto en el que ordenaba eliminar el uso del maíz transgénico hacia enero de 2024. Sin embargo, este lunes (13.02.2023), publicó un decreto modificado que prohíbe el uso del grano transgénico en alimentos a base de masa, como las tortillas, pero permite su utilización para el forraje y productos comestibles industrializados, mientras se buscan opciones para sustituirlo. Aún no se ha dado a conocer una fecha límite para ello. Además, el decreto ordena la eliminación gradual del herbicida glifosato hasta marzo de 2024.

Combinado con glifosato, "se potencializan daños"

"El maíz transgénico ha afectado la diversidad de esta planta en México", donde se conocen 59 razas de maíces nativos y miles de variantes que están en constante diversificación, sostiene Viridiana Lázaro, de Greenpeace México. En entrevista con DW, explica que el maíz se reproduce mediante polinización abierta. El polen de la planta genéticamente modificada viaja a través del viento para fecundar a otras plantas, y puede llegar a contaminar las semillas nativas y criollas.

Además, Lázaro, campañista de Agricultura y Cambio Climático en Consumo Responsable, destaca que los cultivos transgénicos representan un riesgo para la salud. "Al combinarse con el glifosato, se potencializan los daños que pueden causar el uso del maíz transgénico y del herbicida", dice.

"Un gran desafío"

Si bien Greenpeace México saluda la iniciativa del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Viridiana Lázaro critica que el maíz genéticamente modificado que se usa en la industria y en el forraje también llega a la alimentación de los mexicanos.

"Es un gran desafío que no solo debe quedarse en el papel; se requiere de políticas públicas encaminadas a la transición agroecológica. Esta es sumamente necesaria para proteger la salud de los productores y consumidores, así como para preservar la biodiversidad y enfrentar el cambio climático", insiste.

Una pila de tortillas de maíz.
Las tortillas de maíz blanco conforman la base de la dieta de los mexicanos.Imagen: Jiri Hera/Zoonar/picture alliance

Tensiones con Estados Unidos

Florian Huber, representante de la Fundación Heinrich Böll en Ciudad de México, aclara que, a través del nuevo decreto, el Gobierno pretende "precisar el objetivo y alcance de las políticas públicas, así como eliminar cualquier posible imprecisión del decreto anterior de 2020, que se prestó a interpretaciones diversas". En efecto, el anuncio de la eliminación del maíz transgénico había tensado las relaciones con Estados Unidos, el principal socio comercial de México.

Huber explica a DW que, en el caso del maíz blanco, destinado al consumo humano, México es autosuficiente: "En este sentido, con el decreto, el Gobierno busca consolidar la soberanía y seguridad alimentaria mediante el maíz blanco como insumo central en la cultura de las y los mexicanos".

Sin embargo, precisa, el país depende de las importaciones de maíz amarillo transgénico para el forraje de animales: "México es el principal importador de maíz estadounidense. En 2021, compró a EE. UU. 16,8 millones de toneladas, por un valor de 4.700 millones de dólares. Por esto, los gobiernos de ambos países han respaldado el acuerdo de libre comercio TMEC, dado que en México la producción nacional de maíz no ha crecido".

Al respecto, Alejandro Espinosa Calderón, secretario Ejecutivo de la Comisión Intersectarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), cuenta a DW que en el año 2000 se detectó contaminación transgénica en maíces de México: "¿Cómo llegaron estas semillas a los campos de Oaxaca (sur del país)? Una posible vía de entrada son los volúmenes de importación de maíz de Estados Unidos, que se han dado sin control alguno. En Estados Unidos no separan el maíz transgénico del que no lo es. Se sabe que más del 90 por ciento del maíz en Estados Unidos es transgénico”.  

No afecta a otros cultivos

La regulación gubernamental es válida solo para el maíz y no aplica a otros cultivos como la soja, el algodón o la canola. "Para nosotros no es aceptable la liberación de transgénicos al medio ambiente. Desde Greenpeace México vemos necesario que estas prohibiciones se extiendan a otros cultivos porque están afectando al medio ambiente", dice Viridiana Lázaro.

Por su parte, Espinosa Calderón subraya la importancia de la protección del maíz: “Los maíces nativos son la respuesta ante el cambio climático y pueden garantizar la soberanía alimentaria en nuestro país. Otros países tienen derecho a producir el tipo de cultivos que así lo consideren. La administración actual considera que México tiene derecho también de producir sin semillas transgénicas y consumir en la alimentación de los mexicanos grano que no sea transgénico”.

(cp)