Memoria y Holocausto
27 de enero de 2005
The Independent de Londres: “El 60 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz tiene hoy un significado especial. Como sucediera durante el aniversario del Día del desembarco de Normandía, el año pasado, se va reduciendo el número de quienes vivieron personalmente aquel horror. La liga que une a la generación anterior con la venidera es cada vez más débil. Este es el motivo, posiblemente, por el que en este aniversario impera un sentimiento especial al recordar y meditar sobre el mal que los hombres pueden infligirse.
Sólo los que sobrevivieron, los que estuvieron en los campos de concentración o que tuvieron a familiares que murieron en ellos pueden entender el verdadero alcance del pesar relacionado con el Holocausto. Pero en su dimensión y su locura es un crimen que debe seguir ocupando las mentes de toda la humanidad.”
Tarea de la humanidad
Liberation de París: “La lección que se aprende de la persecución de los judíos empieza por la lección de la historia en su totalidad, de la que el Holocausto es sólo un capítulo. Una no existe sin la otra. A medida que los testigos mueren, los libros y las películas cobran mayor importancia para combatir el olvido. Pero Auschwitz es el momento que más ha golpeado a la conciencia de la historia, pues las dimensiones del Holocausto sobrepasan con creces la capacidad de imaginación y explicación. Este horroroso acto de inhumanidad es una exhortación a todos a recordar lo sucedido.”
Un luto infinito
Der Tagesspeigel de Berlín: “Lo inimaginable, que tomó forma en la palabra Auschwitz, ese exceso de violencia y esclavitud, deportaciones y genocidio. (…) No se puede callar el tema, pues ésta era exactamente la meta del nazismo que quería exterminar a los judíos. No se les puede olvidar, lo mismo que no se puede olvidar el hecho abominable del que se convirtieron en víctimas. Estos crímenes son irreparables y el luto por lo acontecido jamás terminará.”
Memoria y Holocausto
El País de Madrid: “Cuando los más importantes líderes europeos se reúnan hoy en Oswiecim para conmemorar el 60º aniversario de la liberación del campo de exterminio allí erigido por los nazis para aniquilar a judíos y a otros "pueblos inferiores", Europa y Occidente en general celebrarán un año más su acto de atrición. Pero hay que tratar de evitar que el mundo se considere en paz simplemente por el hecho de recordar el asesinato de más de seis millones de seres humanos, en lugar de combatir hasta la extenuación las causas que hicieron posible aquella y otras insanias colectivas.
Porque a la postre, y en contra de la aurora prometida tras la Segunda Guerra Mundial, los genocidios masivos se han seguido sucediendo ante la parálisis o lentitud de la comunidad internacional. Están cercanos los ejemplos lacerantes de Camboya, Ruanda, la antigua Yugoslavia o, ahora mismo, Sudán. Todo este horror acumulado nos recuerda que el fogonazo histórico de aquel exterminio masivo mantiene sus epígonos en un mundo que también se dice civilizado y que se considera a sí mismo en buena medida liberado del estigma de barbarie de los autores del Holocausto. (…)
Un país popular entre los judíos
Le Soir de Bruselas: “Gracias a una regulación aprobada por la Conferencia de Ministros del Interior alemán en 1991, se registra nuevamente inmigración judía a Alemania. Desde entonces han inmigrado a Alemania 200.000 judíos de las extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Se trata de la tercera comunidad judía más grande de Europa. A Tel Aviv le resulta difícil comprender cómo los judíos rusos prefieren Alemania, “el país del crimen”, a Israel. En el transcurso de los últimos 15 años el volumen de inmigración hacia Alemania fue mayor que el hacia Israel.”