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Merkel, decidida a reflotar la Constitución europea

Emilia Rojas S.11 de octubre de 2006

La agenda de la próxima presidencia alemana de la UE, en el primer semestre de 2007, cobra cuerpo en Berlín, donde el presidente de la Comisión Europea debatió al respecto con Angela Merkel y su gabinete.

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Imagen: AP

Grandes son las esperanzas depositadas en Alemania, que ocupará la presidencia de turno de la Unión Europea en el primer semestre del 2007. Quizá demasiado grandes, como se desprende de las palabras del presidente de la Comisión de Bruselas, que este miércoles discutió con la canciller Angela Merkel y sus ministros sobre las líneas generales del período en que Berlín llevará el timón comunitario. No se debe cargar todo el peso en Alemania, advirtió José Manuel Durao Barroso en Berlín. Y, en realidad, las tareas que habrá que abordar superan las posibilidades de cualquier país individual y dejan una vez más de manifiesto que la famosa política mancomunada no es sólo una aspiración sino también una necesidad imperiosa.

Batalla "ambiciosa"

El gran tema pendiente en la agenda europea es, sin duda, el proyecto constitucional, empantanado desde que Francia y Holanda le negaran su aprobación en sendos referendos. La crisis desencadenada por este estrepitoso "traspié" político aún no se ha superado. La UE permanece sumida en una especie de parálisis, tanto más grave en vista de que la prevista incorporación de Rumania y Bulgaria, a comienzos del año próximo, hará aún más necesario encontrar mecanismos para facilitar la toma de decisiones en un club de 27 miembros.

Angela Merkel ha adelantado que acometerá la tarea con una postura "ambiciosa", es decir, sin dar por perdida la batalla en aquellos terrenos en que el proyecto encuentra resistencia en algunos países. Desde ya, dejó en claro que no comulga con la idea de sacar adelante sólo algunos capítulos de la Constitución europea que no ofrecen dificultades. "Lo que resulte de esto finalmente debe ser algo que merezca el nombre de Constitución y no simplemente una normativa institucional acerca de cómo se habrá de votar en lo sucesivo", puntualizó la canciller alemana. Pero, primero, habrá que esperar a la celebración de las elecciones presidenciales en Francia. Por eso el tema se ha dejado para el término de la presidencia alemana.

Ciertamente, el gobierno de Berlín está consciente de que no logrará resolver el complejo problema en seis meses y, por lo tanto, se ha trazado un objetivo más realista: establecer una ruta y un cronograma. Si eso se logra, ya se habrá avanzado un paso decisivo hacia la meta que, según Merkel, debería alcanzarse hasta el año 2009, fecha en que habrá elecciones para el Parlamento Europeo.

Compleja agenda

Éste no será, ciertamente, el único hueso duro de roer durante la presidencia alemana de la UE. En la agenda figuran también asuntos como la política social y económica, con acento especial en la política energética, a la que se dedicará en buena medida la cumbre de primavera. Un tema especialmente candente, en vista de la alta dependencia europea de las importaciones de combustibles.

En política exterior, el énfasis se pondrá en el Medio Oriente, según adelantó la canciller Merkel. El programa concreto para la presidencia alemana de la UE se presentará en diciembre pero, desde ya, han quedado trazadas las coordenadas. Y, en este marco, destaca también la cumbre extraordinaria que tendrá lugar en Berlín con motivo de cumplirse 25 años de los Tratados de Roma, que dieron vida a la Comunidad Económica Europea. Una ocasión particularmente propicia para realzar las virtudes de la unidad del Viejo Continente, en un lugar de alto contenido simbólico, que vivió en carne propia los rigores de la división.