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Merkel en Mali: misión contra la migración

10 de octubre de 2016

La presión de la inmigración ilegal a través del Mediterráneo pone a África de nuevo en el centro de atención de la canciller alemana Angela Merkel, la primera jefa de un gobierno alemán en visitar Mali.

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La canciller alemana y el presidente de Mali en Bamako.
La canciller alemana y el presidente de Mali en Bamako. Imagen: picture-alliance/dpa/M. Kappeler

Mali es un país bajo influencia francesa, lo que se refleja en su sistema escolar, en la administración y en el hecho de que al menos el 20% de los malienses habla francés. Pero Francia no puede sola con la gran carga que significan las operaciones militares en el norte de Mali, después de haber forzado el repliegue de los islamistas hace cuatro años. Por eso París es respaldado por Alemania que mantiene allí estacionados 540 soldados en Gao, en el marco de la misión  MINUSMA, diseñada para ayudar a mantener la frágil paz. Desde hace tres años los europeos entrenan a los soldados malienses.

A mediados de julio  de 2016, islamistas terroristas fuertemente armados se tomaron la guarnición de Nampala, sin que el Ejército pudiera ofrecer una resistencia significativa. "El reto ahora es hacer de la formación del Ejército maliense un proyecto sostenible y contribuir a que sus soldados también se vean como el Ejército de su país", dijo Angela Merkel en Bamako este fin de semana.

Trabajo y educación en lugar de emigración

La Unión Europea busca un "cambio fundamental de la cooperación al desarrollo”, con lo que se espera una mayor responsabilidad de los países afectados. Por primera vez se habla de que la falta de cooperación tendrá consecuencias negativas.

Sin el respaldo de las fuerzas internacionales, Mali estaría en peor situación. Se trata de uno de los países más pobres del mundo, aunque el número de malienses que buscan entrar a Europa es relativamente bajo: 6.500 hubo en todo 2015. A través de Malí se mueven mafias del contrabando, de drogas y de personas.

Presión migratoria 

Ibrahim Boucabar Keïta, presidente de Mali, aseguró que su país ayudará a reducir el elevado número de personas que intentan emigrar a Europa. "Queremos que nuestros jóvenes se queden con nosotros y no se ahoguen en el Mediterráneo", dijo tras su reunión con Merkel.

Pero esto sólo funcionará si el país se estabiliza, y eso es exactamente a lo que el apoyo civil alemán apunta a mediano y largo plazo: expansión de la agricultura sostenible y reconstrucción de la red de carreteras. Un proyecto que no sólo mejorará la infraestructura sino que dará trabajo a miles de malienses.

También la expansión y mejoramiento del sector educativo  busca asegurar que los jóvenes permanezcan. "Es muy importante que los países africanos no pierdan a sus  mejores talentos", advirtió, por último, la canciller alemana, en Bamako.

Autora: Dagmar Engel